El 'pinchazo' telefónico a una niña asesinada, ¿la gota que colma el vaso de los tabloides ingleses?
- Reporteros del 'News of the World' pincharon el teléfono de Milly Dowler
- Borraron mensajes de su buzón de voz, dando esperanzas de que estaba viva
- El primer ministro británico califica los hechos de espantosos
- La máxima ejecutiva de News Corporation en Reino Unido, en el punto de mira
- La ira popular puede poner el riesgo la megacompra de la plataforma BskyB
En marzo de 2002 la niña de trece años Milly Dowler desapareció cerca de su casa en el condado de Surrey y estuvo en paradero desconocido hasta que sus restos fueron hallados en un bosque remoto seis meses después, en una historia que quedó marcada en la memoria de los británicos mientras seguían las últimas informaciones al ritmo que marcaban sus queridos tabloides.
La historia de dolor de la familia Dowler pareció haber terminado hace menos de un mes, cuando el pasado 24 de junio finalmente era condenado por su asesinato el portero de discoteca Levi Bellfield, pero las revelaciones realizadas por el diario The Guardian esta semana han puesto en jaque toda una cultura, la de los tabloides británicos en general, y la de un grupo de comunicación, la News Corporation del todopoderoso Rupert Murdoch en particular.
Según el abogado de la familia Mark Lewis, la Policía les ha comunicado que el detective privado Glenn Mulcaire, ya condenado por pinchar el teléfono de destacados miembros de la Familia Real, pinchó durante los seis meses que Dowler estuvo desaparecida su teléfono móvil para que los periodistas del rotativo británico News of The World, propiedad de Murdoch, sacasen todo su 'jugo' en el transcurso de la investigación.
Más aún, para conseguir más material, una vez que el buzón estaba lleno, Mulcaire eliminaba los más antiguos para conseguir más material, en un hecho que pudo marcar la investigación ya que confundió a la Policía y, peor aún, dio más esperanza a la familia de la niña, ya que supuso que la menor seguía con vida porque eliminaba los mensajes antiguos.
Las revelaciones realizadas por The Guardian -que lleva investigando durante años las pinchazos del News of the World- son significativas por dos razones.
Aumenta el escándalo
La primera, porque salpica hasta el fondo al grupo de Murdoch en un momento clave para su futuro.
Al ser un pinchazo de 2002 se amplía de manera considerable el rango temporal de los pinchazos telefónicos del tabloide, que hasta ahora estaban situados sobre mediados de 2005 y salpica directamente al corazón del imperio: su mano derecha y editora de news Corporation, Rebekah Brooks.
El caso de las escuchas ilegales del News of the World salió a la luz pública en 2006, cuando el editor en jefe era el periodista Andy Coulson, que tuvo que dimitir cuando el corresponsal de Casa Real del periódico, Clive Goodman, y el propio Mulcaire fueron condenados por interceptar mensajes de la Casa Real en 2007.
En ese momento, tanto Coulson como el periódico defendieron que se trató de un caso puntual, algo que fue posteriormente confirmado por la investigación policial.
Sin embargo, Coulson posteriormente se convirtió en el jefe de prensa del primer ministro británico, David Cameron, y se vio directamente salpicado cuando el propio Guardian y el New York Times revelaron a comienzos de este año que las escuchas de Mulcaire eran generalizadas y afectaban a diferentes personalidades políticas y de la farándula, desde el viceprimer ministro con Blair John Prescott hasta la actriz Gwyneth Paltrow o la modelo Elle McPherson.
Forzado por las evidencias, Coulson tuvo que dimitir de su cargo en el Gobierno y News of the World anunció otra investigación interna para depurar responsabilidad. Mientras, la Policía metropolitana reabría la investigación sobre esos pinchazos tras negarse repetidamente.
La llamada Operación Weeting ha destapado más casos de pinchazos, que se han resuelto con varios acuerdos extrajudiciales, pero lo que no se esperaban era hallar en los cuadernos de Mulcaire notas sobre el pinchazo de la niña.
En una carta recogida este martes por el Guardian, el detective pide disculpas "a cualquiera que haya resultado dañado por lo que he hecho", pero señala directamente como responsable al periódico y su "presión sin descanso" sobre él para conseguir resultados.
Momento crítico
Ahora, el caso salpica a Brooks, que era la editora del periódico en el momento en el que Dowler estaba desaparecida.
En un correo enviado a su equipo este martes, Brooks ha asegurado que las acusaciones contra su experiódico son "son tan horrososas que son difíciles de creer" y ha subrayado que la compañía "nunca toleraría un comportamiento tan desgraciado".
"Tengo que deciros que me ponen enferma estos hechos que supuestamente ocurrieron, no solo porque en ese momento era la editora de News of the World, sino porque si las acusaciones son ciertas, el efecto devastador en la familia de Milly Dowler son imperdonables", confiesa.
Por eso, Brooks considera que espera que se comprenda que ella ni conocía ni ordenó esos pinchazos.
Sin embargo, la directiva, visitante habitual de la residencia privada del primer ministro británico en Oxfordshire, se encuentra en la misma posición que acabó con la carrera de Coulson.
Si no conocía los pinchazos, era totalmente incapaz de saber lo que ocurría en su propio medio de comunciación. Si lo sabía, pudo ser cómplice y hasta instigadora de los hechos.
Como trasfondo, nada menos que una de las mayores operaciones en la historia de los medios de comunicación: la multimillonaria compra de BSkyB por parte del conglomerado Murdoch a cambio de vender SkyNews.
Indignación popular
El Gobierno de Cameron tiene que darle luz verde esta semana pero de repente se ha encontrado algo difícil de parar: el malestar público.
Ésa es la segunda razón por la cual estas nuevas escuchas pueden ser significativas.
"Es una mancha en el carácter del periodismo británico y una adecuada investigación sobre la cultura que permitió que estas cosas ocurriesen" debe ponerse en marcha, según el líder de la oposición, Ed Miliband.
El speaker de la Cámara de los Comunes, John Bercow, ha permitido una petición urgente para investigar los hechos a petición del diputado laborista Chris Bryant, que ha acusado al rotativo de "jugar a Dios con las emociones de una familia".
En la Cámara de los Lores, el conservador Lord Fowler ha pedido también una investigación por "uno de los escándalos más grandes que afectan a la prensa que hay en nuestra memoria".
El propio Cameron ha tenido que salir al paso de lo ocurrido al calificar desde Afganistán como "espantoso" pese a su cercanía a Murdoch y a Brooks.
Las primeras consecuencias no se han hecho esperar. El gigante automovilístico Ford ha anunciado que retira su publicidad del News of the World a la espera a que responda adecuadamente a las denuncias.
"Ford es una compañía que se preocupa por la calidad del comportamiento de su propia gente y con los que comercia externamente", ha declarado en un comunicado. Otras compañías como NPower o el banco Halifax están considerando también retirar su publicidad.
En unas declaraciones a la emisora BBC4, el actor Hugh Grant, objetivo habitual de los tabloides, resumía lo que pensaba -y esperaba- que ocurriese tras este caso:
"Ha sido difícil hasta ahora que la gente se sintiese visceralmente enferma y enfadada porque la mayoría de las víctimas eran ricas, pero ahora que se ha dado cuenta completamente de cómo de repulsiva es esta gente -y hasta donde pueden llegar- espero que llegue el momento en que pueda realmente hacerse algo".