Portugal cree que la rebaja de Moody's ignora las nuevas medidas anunciadas por el Gobierno
- Lisboa defiende que aplica más recortes de los exigidos por el primer rescate
- Es el primer recorte de la nota que sufre el nuevo Gobierno de Passos Coelho
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El Gobierno de Portugal asegura que la decisión de Moody's de rebajar su calificación hasta la categoría de 'bono basura' no ha tenido en cuenta las decisiones extraordinarias adoptadas por el Gobierno portugués para cumplir las metas de reducción del déficit.
El Ministerio de Finanzas, a través de un comunicado, reconoce que la decisión pone de relieve la complicada situación de la crisis de deuda soberana, pero afirma que no tiene en cuenta ni el amplio apoyo a las medidas de ajuste anunciadas (cuenta con el 80% de los votos del Parlamento de Lisboa) ni el nuevo impuesto sobre la renta anunciado por el Gobierno la pasada semana.
El Gobierno defiende que esta última medida constituye una prueba de la determinación de garantizar los objetivos de déficit para este año, incluyendo medidas que no están previstas en el acuerdo con la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
Además, el Ejecutivo de Passos Coelho destaca que su plan incluye "un gran esfuerzo para controlar y reducir la deuda pública en 2011 y 2012, pero también en los años posteriores" y destaca que en esta estrategia se encuadra un plan para acelerar las privatizaciones.
Primera rebaja de 'rating' tras el cambio de Gobierno
El descenso de nota ha sido el primero que sufre el nuevo Gobierno conservador luso que encabeza el primer ministro Pedro Passos Coelho, triunfador de las elecciones anticipadas del pasado 5 de junio.
El Ejecutivo incide en que la rebaja refleja la "vulnerabilidad" de la economía portuguesa en el marco de la crisis de deuda soberana y confirma que la presentación de un programa de ajuste macroeconómico "robusto y sistémico" es la única manera posible de cambiar el rumbo y recuperar la credibilidad.
Sin embargo la agencia de calificación considera que Portugal afronta muchas dificultades para dejar el déficit público en el 3% exigido por el programa de su rescate financiero, desde el 9,1% en que cerró 2010.
Lisboa afronta "retos formidables" para bajar el gasto, impulsar el crecimiento y respaldar el sistema bancario, señala Moody's, que advierte del riesgo de que la economía portuguesa no se estabilice en los próximos dos años y medio, como está previsto en el acuerdo con los organismos internacionales.