El glamour de las estrellas del Hollywood dorado revive en Londres
- La National Portrait Gallery organiza una exposición de retratos de estrellas
- Hasta el 23 de octubre pueden verse fotos de la John Kobal Foundation
- Hollywood usó las imágenes como principal herramienta de marketing
Una bella Rita Hayworth en un ceñido y escotado vestido con un cigarrillo humeante en su mano derecha y su abrigo de pieles en la otra arrastrando por el suelo para el cartel de Gilda (1946); un jovencísimo Marlon Brando recostado sobre una columna con una camiseta blanca y mirada desafiante para Un tranvía llamado deseo (1951); o una Elizabeth Taylor en traje de baño arrodillada en la orilla de la playa y con su mirada de ojos violeta perdida en el horizonte para De repente, el último verano (1959).
Son imágenes grabadas en la retina de todos, tan icónicas como las películas a las que representan, y que han contribuido a hacer grande la historia de Hollywood. Ahora éstas, y hasta alrededor de 70 instantáneas más igual de míticas, podrán verse en la National Portrait Gallery de Londres del 7 de julio hasta el 23 de octubre en una exposición que pretende descubrir la importancia de la fotografía en la creación de las estrellas de Hollywood desde 1920 a 1960.
La muestra "Glamour de los Dioses: Retratos de Hollywood" (Glamour of the Gods: Hollywood Portraits), organizada junto al Santa Barbara Museum of Art de California, reúne una selección del archivo de la John Kobal Foundation, un coleccionista e historiador cinematográfico que en vida atesoró más de 5.000 imágenes de los estudios de la meca del cine datadas entre 1920 y 1960, antes de que irrumpieran los paparazzi y cambiaran el concepto de la fotografía de las estrellas.
Será la primera vez que estas imágenes se muestren en el museo londinense e incluye retratos de actores como Marlene Dietrich, James Dean, Joan Collins, Marlon Brando, Clark Gable, Joan Crawford, Vivien Leigh o Carole Lombard, entre otros, algunas nunca vistas en Europa, de alrededor de 40 fotógrafos, además de fotogramas de títulos del Hollywood de la época de los grandes estudios.
La National Portrait Gallery quiere examinar el importante papel que tenían estas imágenes, que mostraban a unos actores glamourosos e inaccesibles, que servían para ilustrar los carteles de las películas, para promocionar las cintas y que eran enviadas por miles a fans y revistas de todo el mundo desde los estudios de la meca del cine. En resumen, eran su principal herramienta de marketing y contribuyeron a forjar la carrera de muchas estrellas.
La importancia de una foto
Tal y como señala el autor del libro editado para la exposición, Robert Dance, John Kobal (1940-1991), que empezó desde pequeño a coleccionar fotos de revistas y acabó codeándose con las estrellas y los fotógrafos de Hollywood, fue el primero en constatar la importancia de este tipo de fotografía. Y hasta las estrellas eran conscientes de ello: "Es parte de tu trabajo", reconocía Katharine Hepburn, e incluso algunas se veían "en las fotografías mejor de lo que soy", tal y como confesaba Joan Crawford a Kobal.
A lo largo de su vida, Kobal publicó 33 libros sobre el tema, muchos de ellos ilustrados con fotografías de su propia colección, que se ha convertido en la más importante de los primeros 50 años de Hollywood.
Dado que estas instantáneas se imprimían y distribuían por miles y libres de derechos de autor, de muchas de desconoce su autoría, pero la gran mayoría están firmadas por grandes fotógrafos que trabajaron en los departamentos de fotografía creados expresamente con este fin por los estudios, el primero Paramount en 1920, al que le siguieron el resto.
La explotación del glamour
Paramaount y Metro-Goldwing-Mayer (MGM) fueron los estudios más prestigiosos y los pioneros en explotar el glamour de sus estrellas, con las que blindaban contratos en exclusividad. Para la Metro trabajó durante toda su carrera Clarence Sinclair Bull, autor de la famosa foto de Alfred Hitchcock dirigiendo al león de los estudios, quien además fotografió prácticamente en exclusividad desde 1929 a 1941 a Greta Garbo.
En MGM también trabajó la única mujer retratista de Hollywood, Ruth Harriet Louise, que acabó con los retratos sobrios para imprimir el matiz de la sensualidad del modelo, humanizándolo pero sin hacerle perder el brillo, como hizo con Lon Chaney, Joan Crawford y Garbo. Otro fotógrafo que consiguió hacer más sexys a las estrellas fue George Hurrell, que hizo sus mejores trabajos con Crawford, la actriz que más disfrutaba siendo fotografiada antes de Marilyn Monroe, y que consiguió sacar a Marlene Dietrich más guapa que nunca, según cuenta Robert Dance.
Por su parte, Ted Allan fue el fotógrafo principal de Jean Harlow y también se labró una buena reputación con los actores, como Robert Taylor, James Stewart o los Hermanos Marx; mientras que Laszlo Willinger, que imprimía a sus imágenes una sofisticación europea, era el fotógrafo preferido de Vivien Leigh y Eric Carpenter fue el encargado de retratar a las últimas estrellas de la Metro, Lana Turner, Esther Williams y la pareja Judy Garland-Mickey Rooney.
En Paramount, Eugene Robert Richee fue el encargado de dirigir el departamento fotográfico durante 20 años y fue el primero en explotar la belleza masculina con memorables imágenes de Gary Cooper, que, según Kobal, se sentía un poco avergonzado cuando lo fotografiaban y prefería estar delante de una cámara de cine.
El sustituto de Richee, que se fue a Warner Brothers, fue A.L. 'Whitey' Schafer, autor de la mayoría de retratos de Veronica Lake y que en al principio de los 50 trabajó con las nuevas estrellas de Paramount, como Elizabeth Taylor y Montgomery Clift, juntos en Un lugar en el sol (1951); tras su muerte en 1951, lo sustituyó Bud Fraker, encargado de fotografiar a Audrey Hepburn en sus dos primeros filmes, Vacaciones en Roma (1953) y Sabrina (1954).
Los otros estudios
Warner Brothers, además de ser conocido por sus películas de acción y aventuras y sus musicales, lo fue por sus actores con caras y personalidades distintivas, como Jimmy Cagney, Barbara Stanwyck, Olivia de Havilland y especialmente Bette Davis. Fue precisamente el fotógrafo Elmer Fryer el encargado de que "Bette Davis saliera guapa pero siempre pareciera Bette Davis", cuenta Dance.
A otro fotógrafo de Warner, Mickey Marigold, le debemos las instantáneas del Ronald Reagan actor y a Floyd McCarty las imágenes de la corta y mítica carrera como actor de James Dean en sus tres películas, Al este del Edén (1955), Rebelde sin causa (1955) y Gigante (1956).
En la RKO, Ernest Bachrach fue el encargado de fotografiar a su principal estrella, Katharine Hepburn, y en convertir su anguloso rostro andrógino en arquetipo del glamour de los 30. También posaron para su cámara Carole Lombard, Michele Morgan o Ingrid Bergman y en los 50 fotografió a la nueva generación de estrellas encabezada por Marilyn Monroe y Clint Eastwood. Otras estrellas del estudio, como Fred Astaire y Ginger Rogers y Orson Welles, en el rodaje de Ciudadano Kane (1941), posaron para la cámara de John Miehle.
Otro de los grandes estudios, Universal, especializado en películas de terror y que parecía no tener tanto interés en la imagen, también guarda grandes instantáneas de actores como Boris Karloff y Bela Lugosi, de Roman Freulich.
Fotos míticas
Para 20th Century Fox trabajaron artistas de la talla de Rita Hayworth y Marilyn Monroe, a las que fotografió Max Munn Autrey, famoso por el tono romántico de sus instantáneas. También en este estudio estuvo Frank Powlony, responsable del retrato más famosos y reproducido de Hollywood, el de Betty Grable en 1942 con traje de baño, convertida en chica de calendario que circuló por millones entre los soldados de la Segunda Guerra Mundial.
En el número 2 del ranking de retratos más reproducidos estaría el de una provocativa Rita Hayworth sobre la cama y en camisón tomado en 1941 por Bob Landry para una sesión de fotos para Life. Hayworth fue las estrella de Columbia durante una década y una de sus fotos más conocidas las tomó su primer fotógrafo, Bob Courn, para la película Gilda (1946), que acabaría convirtiéndose en la imagen del cartel.
Para Columbia se hicieron otras fotos míticas de las que se desconoce a ciencia cierta el autor, como la del rebelde Marlon Brando a lomos de una motocicleta para Salvaje (1953) o las de Elizabeth Taylor en traje de baño en la playa para De repente, el último verano (1959).
Otra de las fotografías míticas en la retina de todos es la de una jovencísima Marilyn Monroe, cuando aún era Norma Jeane, desnuda sobre unas sábanas rojas tomadas por un fotógrafo independiente Tom Kelly en 1949. Entonces, Monroe necesitaba el dinero para sobrevivir, pero un año después arrancaría su carrera como actriz en el Hollywood de los sueños, un Hollywood que vuelve a resurgir con todo su glamour en la National Portrait Gallery.