Machu Picchu se llena de luces en el centenario de su descubrimiento al mundo
- La música y el espectáculo pirotécnico dieron vida a "la ciudad perdida"
- El cierre de la celebración estuvo presidido por el Presidente de Perú
Las celebraciones por el centenario de la llegada del explorador y arqueólogo Hiran Bingham a la ciudadela inca de Machu Picchu terminaron esta noche con un espectacular montaje de luz y sonido que recorrió toda la historia del lugar. Dirigido por el cineasta peruano Luis Llosa, el espectáculo fue presenciado por unos 200 invitados, entre ellos el presidente de Perú, Alan García.
Tras arrancar con un vídeo en el que se destacaron las bondades del principal atractivo turístico de Perú, unos artistas escenificaron una ofrenda en la que los incas solicitaron permiso para iniciar la construcción del santuario. Las montañas de alrededor, los “apus” o divinidades en la cultura andina, fueron los receptores de esta ofrenda.
En ese momento aparecieron en escena delegaciones de los cuatro suyos (territorios que formaban el Tahuantinsuyo o Imperio Inca), que cargaban una especie de antorchas que iluminaron las calles y plazas de Machu Picchu.
Las proyecciones sobre los muros de la ciudadela pasaron entonces a escenificar la construcción del recinto y, después, un actor que encarnaba al Inca apareció para agradecer a los apus su sabiduría y apoyo. La narración del espectáculo pasó entonces a describir la llegada de los conquistadores españoles, lo que obligó a los habitantes de la ciudadela a huir en busca de un lugar más seguro.
El momento más espectacular de la noche se inició en ese momento, cuando un gran despliegue de luces iluminó toda la ciudadela y el Huayna Picchu, la montaña que acompaña a Machu Picchu como fondo de las más famosas fotografías del lugar.
El espectáculo también incluyó la interpretación de la popular El Cóndor Pasa, a cargo de la Orquesta Andina y la Sinfónica de Cuzco, a la que se sumó la interpretación de la cantante Tania Libertad. Le siguieron otros temas musicales como La Mano Desasida (adaptación del poema de Martín Adám) o el tradicional cuzqueño Valicha.
Como colofón del espectáculo, un hombre en parapente sobrevoló la ciudadela simulando el vuelo del Cóndor, un ave que con asiduidad se deja ver en la zona.