Facundo Cabral, un juglar entre la espiritualidad y la protesta
- Su obra simpre ha estado caraterizada por su mensaje espiritual
- En 1996, la Unesco declaró a Cabral "Mensajero Mundial de la Paz"
El cantautor argentino Facundo Cabral, quien ha sido asesinado este sábado en Guatemala, forjó una carrera musical que navegó entre la canción protesta, el compromiso social y la reflexión espiritual, con decenas de éxitos que le llevaron a recorrer los escenarios del mundo.
Cabral nació el 22 de mayo de 1937 en la ciudad bonaerense de La Plata y su primera infancia estuvo marcada por el abandono del hogar de su padre, Rodolfo, por lo que su madre, Sara, quedó a cargo de varios hijos y resolvió mudarse a Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina.
A los 8 años, su familias se muda a la ciudad bonaerense de Tandil, donde trabajó en tareas rurales y tomó contacto con la música folclórica.
Un jóven rebelde
De comportamiento rebelde, fue internado en un reformatorio, del que escapó. Conoció luego a Simón, un vagabundo que, según relató Cabral alguna vez, le hizo descubrir a Dios al recitarle el Sermón de la Montaña y, además, dar el empujón inicial a su carrera musical pues aquella experiencia le movió a componer su primera canción Vuele bajo.
Con su guitarra al hombro, pocos años después, se mudó a la turística ciudad bonaerense de Mar del Plata, donde el dueño de un hotel le dio la oportunidad de cantar en público por primera vez.
El Indio Gasparino fue el nombre artístico que eligió para grabar sus primeros discos, sin mucha repercusión inicial, para adoptar luego su verdadero nombre.
En 1970 grabó No soy de aquí, ni soy de allá, uno de sus mayores éxitos musicales y que le dio fama internacional, al punto de compartir escenarios y estudios de grabación con artistas como Alberto Cortez, Julio Iglesias, Pedro Vargas y Neil Diamond, entre otros.
Una obra caraterizada por su mensaje espiritual
Su obra se caracterizó por su mensaje espiritual y su tono de crítica social y protesta, rasgo éste último por el que se vio obligado a exiliarse en 1976, con el advenimiento de la dictadura militar que gobernó Argentina hasta 1983.
Desde México, su nuevo hogar, prosigue con su carrera musical y sus presentaciones en todo el mundo. Ya consagrado, regresa en 1984 a Argentina, donde cosecha gran éxito con la venta de discos y llenos totales en sus conciertos.
A mediados de la década de los 90 se une a Alberto Cortez para el espectáculo Lo Cortez no quita lo Cabral, donde combinaron humor y poesía con los temas que dieron fama a ambos artistas.
En 1996, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco ) declaró a Cabral "Mensajero Mundial de la Paz" por su constante llamado a la paz y al amor.
Ha grabado decenas de discos, como "No estás deprimido, estás distraído", "Cantar sólo cantar" y "Cortezías y Cabralidades", éste último uno de los tanto junto a Cortez. También ha escrito varios libros, una de decena de ellos editados, entre ellos "Borges y yo", donde repasa sus diálogos con el célebre escritor argentino.