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'Betty Anne Waters', la hermana coraje Hilary Swank

  • Cuenta la historia de un inocente que pasó 18 años en prisión
  • Hilary Swank y Sam Rockwell hacen unas interpretaciones magistrales

Por
Tráiler de 'Betty Anne Watters', dirigida por Tony Goldwyn y protagonizada por Hilary Swank y Sam Rockwell

FICHA TÉCNICATítulo Original:

Conviction

Género: Drama

Año De Producción: 2010

País: Estados Unidos

Reparto: Hilary Swank, Sam Rockwell, Thomas D. Mahard, Owen Campbell, Conor Donovan, Laurie Brown, John Pyper-Ferguson, Minnie Driver, Ele Bardha, Melissa Leo, Rusty Mewha, Marc Macaulay, Bailee Madison, Tobias Campbell, Frank Zieger

Director: Tony Goldwyn

Productores: Pantheon Entertainment Corporation, Oceana Media Finance, Innocence Productions, Longfellow Pictures, Prescience Films, Prescience

Con una difícil competición contra Harry Potter, este viernes 15 de julio llega a las pantallas españolas Betty Anne Waters, una apasionante película basada en hechos reales, la historia de Kenny Watters, que permaneció durante 18 años en prisión en Massachussetts (EE.UU.) por un crimen que no había cometido y que logró la libertad gracias al coraje y a la perseverancia de su hermana Betty Anne.

Estrenada en Estados Unidos bajo el título de Conviction (Condena), la película de Tony Goldwing es, además de una prueba de los tristemente frecuentes graves y flagrantes errores del sistema judicial-especialmente en EE.UU.-, sobre todo una historia de amor entre hermanos, de supervivencia, de sacrificio y de fe que se sustenta en las soberbias interpretaciones de la oscarizada Hilary Swant y Sam Rockwell. Y es también una historia sobre lo cruel que puede llegar a ser la vida.

Cuando Kenneth Waters (Sam Rockwell) es condenado a cadena perpetua por el asesinato de una mujer en Massachusetts, su hermana, Betty Anne (Hilary Swant), empleada en una cafetería, casada y con dos hijos decide luchar para demostrar que es inocente. Sin estudios, uno de sus mayores obstáculos será licenciarse en Derecho para poder reabrir el caso y defenderlo ella misma ante un tribunal. No será fácil, pues también significará dejar de lado su vida para centrarse en la de él. Además, la lucha promete ser larga ya que el Estado no va admitir su error tan fácilmente. El tiempo juega en su contra, pero, mientras hay vida, hay esperanza.

Otra Erin Brockovich y otra hermana Prejean

En la misma línea de mujeres coraje que Erin Brockovich y la hermana Helen Prejean, cuyas historias de lucha contra el sistema también han sido llevadas al cine en Erin Brockovich (2000) y Pena de muerte (1995), respectivamente, la batalla de Betty Anne Waters era difícil que se le escapara a la industria cinematográfica.

Fue el productor Andy Karsch el que leyó la historia de Betty Anne en la prensa en 2001, cuando su hermano Kenny Waters acababa de ser exculpado. Para poder llevarla finalmente a la pantalla, varios años después, ayudó sobremanera el hecho de que el productor fuera amigo personal de Barry Scheck (en la película interpretado por Peter Gallagher), el responsable del denominado Proyecto Inocencia, una asociación dedicada a buscar la exculpación de inocentes condenados gracias a pruebas de ADN y que llevó el caso de Waters.

De hecho, Betty Anne Waters ha colaborado estrechamente en la película y está muy satisfecha de que finalmente se haya hecho y confía en que sirva para ayudar a otros inocentes, en cuyos casos trabaja con la asociación.

Y es que la injusticia cometida en el caso de Waters es flagrante, pues la falta de pruebas incriminatorias para la condena de Kenny en 1983 por el brutal asesinato Katherina Brow -que recibió más de puñaladas- era más que palpable. Aunque en la película hay algunos momentos en los que la trama invita a dudar de su inocencia, probablemente por cuestiones de intensidad narrativa, en el caso real Kenny tenía la coartada perfecta pues estaba compareciendo ante un tribunal, además de haber otro tipo de pruebas exculpatorias que fueron obviadas en el juicio por las maniobras de la policía Nancy Taylor (Melissa Leo), que amenazó a la exnovia de Kenny, Rosanna Perry (Juliette Lewis), para que esta lo incriminara.

El amor fraternal

Pero, además de un fiel retrato del enrevesado sistema judicial norteamericano y las dificultades para demostrar la inocencia de un inocente -aún después de tener en la mano las pruebas que lo demuestran pues al sistema no le gusta reconocer que se equivoca-, Betty Anne Waters es una conmovedora historia de amor entre hermanos, de cómo una hermana entrega su vida a demostrar la inocencia de su hermano, mientras éste desperdicia la suya en prisión, aunque eso le suponga enormes sacrificios, que una ama de casa dedique años a estudiar, el fin de su matrimonio y el desatender a sus hijos.

Esa entrega y esa fe ciega era recíproca. "Él a veces estaba sumamente deprimido, pero sintió que me haría abogada y algún día sería libre, que yo encontraría el camino. Tenía tanta fe en mí", cuenta la propia Betty Anne, que explica que pactó con su hermano que ella se haría abogada y él se mantendría con vida en la cárcel, después de un intento de suicidio, también reflejado en la cinta.

"Lo que realmente espero que la gente se lleve de esta película es que el amor y la unión profunda con otro ser humano es su propia recompensa. Pese al sufrimiento que ha padecido en su vida, Betty Anne tiene una luz sobre ella y, como un amigo suyo me dijo una vez, es la mujer más feliz que conozco", afirma el director de la cinta, Tony Goldwyn (El último beso, 2006).

Además, otro de los anhelos del equipo de la película es que esta sirva para ayudar al Proyecto Inocencia a seguir sacando a inocentes de prisión y a cambiar la legislación para evitar que se destruyan pruebas -hasta ahora más de 260 personas han sido exoneradas gracias al ADN-, igual que Pena de muerte ayudó a la causa de la hermana Prejean. "Espero que esto sirva a ayudar a todos los 'Kenny' del mundo", comenta la guionista, Pamela Grey, algo que comparte todo el equipo: "Ahora sé que el sistema judicial en los EE.UU. tiene muchos fallos y hay mucha gente en la cárcel siendo inocente", afirma Rockwell, lo que hace preguntarse cuántos inocentes han sido condenados a pena de muerte.

El peso de los actores

Con un guión que concentra sabiamente 40 años de vida -desde la dura vida sufrida por Kenny y Betty Anne en su infancia con una madre que los abandonó hasta la consecución de la libertad-, los 130 minutos de metraje tienen un ritmo constante e intenso, que no decae en ningún momento gracias en buena parte a su excelente elenco de actores. Y es que, una historia como esta debía sustentarse sobre una sólida base de actores, y Swant y Rockwell están sencillamente magistrales.

Se percibe claramente que Swant, que hace ya años que no tiene que demostrar nada pues ya lo hacen sus dos Oscar (Boys don't cry, 1999 y Million Dolar Baby, 2005), vivió intensamente su personaje. Tan es así que la propia Betty Anne, que ayudó a la actriz durante el rodaje, ha confesado: "Observar a Hilary es como observarme a mí misma. Era como si yo estuviera haciendo la película. (...) Era como si estuviera viviendo lo que yo viví. Sentí un poco de pena por ella, por tener que pasar por eso".

Sam Rockwell (Iron Man 2, 2010; Moon, 2009) también consigue concentrar la esencia de Kenny, una persona que podía ser encantadora y tierna, pero que podía explotar violentamente en cualquier momento, aunque eso no significa que tuviera que ser un asesino. La evolución de su personaje en la prisión (imposible no acordarse de Sean Penn en Pena de muerte) está clavada a la perfección, cómo va poco a poco dejándose llevar por una profunda depresión. La verdadera protagonista de la historia también lo avala: "Cuando veo a Sam es como si viera a Kenny".

Las escenas en que Swant y Rockwell coinciden en sus entrevistas en prisión son soberbias. La relación entre ambos es pura química.

Ambos están perfectamente acompañados por secundarios de lujo, como Juliette Lewis -genial en su interpretación de yonqui desdentada-, Minnie Driver como la amiga comprometida Abra Rice, y Melissa Leo como la inhumana Nancy Taylor.

Lo que no cuenta la película de Tony Goldwyn, ni siquiera en sus créditos de cierre en los que sí se dice que la familia de Waters logró una indemnización de 3,4 millones de dólares, es el aciago final que tuvo Kenny. Seis meses después de salir finalmente en libertad, Kenny Waters murió en septiembre de 2001 tras sufrir un desafortunado accidente -se fracturó el cráneo al caer de un muro cuando cogía un atajo para ir a casa de su hermano-. Demasiada realidad que supera a la ficción.

Está claro que era un hombre sin suerte y un pobre desgraciado. La vida puede llegar ser muy injusta y muy cruel.