Pamplona despide sus sanfermines hasta el año que viene
- El cierre de las fiestas se ha producido tras las 12 campanadas
- Los pamploneses han recogido sus pañuelos hasta el año que viene
- El tradicional "Pobre de mí" se ha entremezclado con el "Ya falta menos"
Ver también el especial Sanfermines 2011
Pamplona se ha despedido de sus Sanfermines 2011 este viernes con el tradicional “Pobre de mí”. Miles de personas se han acercado a la plaza consistorial de Pamplona para entonar el cántico que pone fin a 204 horas ininterrumpidas de fiestas.
Aunque muchos celebrarán esta noche como una más de los Sanfermines, miles de ciudadanos han esuchado la tradicional frase tras las 12 campanadas que marcan el final del día. "Pamploneses, pamplonesas, han acabado las fiestas de San Fermín", ha anunciado el alcalde Enrique Maya, el mismo que hace tan solo nueve días lanzaba el chupinazo.
Al tiempo que se oían los lamentos de los asistentes, el regidor apostillaba “No tenemos que estar tristes porque muy pronto estaremos otra vez cantando la escalera de San Fermín” en referencia a la célebre canción.
Las charangas presentes alternaban el tradicional “Pobre de mí que se han acabado las fiestas de San Fermín” con los alegres “Ya falta menos" o “Uno de enero, dos de febrero…” Cánticos y bailes que también seguía la corporación local desde el balcón de la Casa Consistorial.
"Os emplazo a todos a que el próximo 6 de julio estemos en esta plaza para celebrar el inicio de las fiestas de San Fermín de 2012", para las que "ya falta menos", ha dicho Maya ante el regocijo generalizado de los pamploneses, quienes han coreado al unísono los "Viva San Fermín, Gora San Fermín" lanzados por el alcalde.
Los pamploneses que habían alzado al cielo sus “pañuelicos” rojos terminaron recogiéndolo en alguno de sus bolsillos o enroscándolo a la muñeca, a la espera de que el año que viene vuelvan a comenzar “las mejores fiestas del mundo”
Las luces de las velas en la oscuridad junto al blanco y rojo de los atuendos pamploneses han acentuado aún más la mezcla de alegría y tristeza que envuelve a esta clausura, señal de recogerse y descansar después de nueve días de fiesta.