El triunfo de Jenner sobre la viruela

• Gracias a Jenner se pudo erradicar la viruela
• En los Siglos XIX y XX hubo varias campañas de vacunación
• Actualmente se debate sobre la destrucción de las últimas cepas de viruela

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Edward Jenner tuvo que abandonar la práctica de la Medicina para volcarse en la investigación de la viruela y el desarrollo de su nueva vacuna, muy criticada por médicos y científicos, lo que le causó graves perjuicios económicos. Pero poco a poco fue venciendo resistencias.

En 1805 Napoleón dio la orden de vacunar a toda su tropa y posteriormente la Condesa de Berkeley y Lady Duce vacunaron a sus hijos. Finalmente, el Parlamento Británico reconoció su hallazgo, y le otorgó una importante suma anual que le permitió vivir con holgura.

La vacuna permitió poner fin a una plaga que los teólogos definían como "un castigo divino". Dieciocho meses después de introducirse la vacunación, el número de muertos por la viruela en Inglaterra se redujo un tercio.

El nombre de Jenner fue conocido en todo el mundo. La vacuna se extendió primero por Inglaterra, posteriormente se introdujo en Francia e Italia, y después se extendió por toda Europa y América.

A ello contribuyó la Real Expedición Filantrópica de la Vacuna, dirigida por el médico español Francisco Javier de Balmis, para llevar la vacuna por todo el imperio español, aunque esto será otra historia.

El sabio-poeta

En 1813 Edward Jenner fue propuesto para su ingreso en el Real Colegio de Médicos de Londres, pero sus miembros quisieron examinarle, a lo que Jenner se negó por considerar que su triunfo sobre la viruela era mérito más que suficiente.

Al final, no fue elegido. Regresó a Berkeley, donde se dedicó a vacunar gratuitamente a los pobres y continuó recibiendo honores que le llegaban de todo el mundo.

Jenner no sólo se dedicó a la investigación, también amaba la música y la naturaleza y en los últimos años de su vida se dedicó a la cría de pájaros y al cultivo de plantas y flores. Además fue conocido con el apodo del 'sabio-poeta', debido a la pasión que sentía por la escritura y la poesía.

Murió en Berkeley, su localidad natal, el 26 de enero de 1823, a causa de una hemorragia cerebral. 75 años después, el químico francés Louis Pasteur abrió el camino para la inmunología y el descubrimiento de las vacunas preventivas actuales.

El final de la viruela

La vacuna de la viruela fue tan eficaz que a mediados del siglo XX la viruela había sido erradicada de todo el continente americano. En 1967 se inició una ambiciosa campaña de vacunación, llegándose a combatir 15 millones de casos en 31 países.

El 26 de octubre de 1977, se reportó el último caso de viruela, en Somalia. Lamentablemente, un año más tarde se dio un caso mortal, el último, aunque fue debido un accidente por mala manipulación del virus en un laboratorio de Gran Bretaña.

El 8 de mayo de 1980, la Organización Mundial de la Salud proclamó la extinción oficial de la viruela, la primera enfermedad erradicada totalmente por el hombre.

Actualmente el debate es si se destruyen o no las cepas de viruela que actualmente se conservan en dos laboratorios de alta seguridad en EEUU y Rusia.

Un informe encargado por la OMS el año pasado dijo que no hay motivos cientí­ficos apremiantes como para mantener los virus.

Sin embargo, EEUU se opone a su destrucción ante el temor de que el virus pueda llegar a ser utilizado en un futuro como arma biológica por algún grupo o gobierno que promueva el terrorismo. Las muestras serían necesarias para hacer vacunas.

Dentro de cinco años, volverá a discutirse sobre este asunto.

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