Mueren once policías mexicanos tras un ataque de sicarios en el estado de Sinaloa
- Eran escoltas del secretario de Seguridad Pública del estado
- También ha muerto un civil en el asalto
Al menos once policías y un civil han muerto en un ataque de supuestos sicarios ocurrido en la entrada a la ciudad de Guasave, del estado de Sinaloa, noroeste de México.
Los policías eran escoltas del secretario de Seguridad Pública de Sinaloa, Francisco Manuel Córdova, quien no se encontraba con ellos en el momento del ataque, según Efe.
Fuentes oficiales han indicado que el secretario Córdova asistió, junto con sus escoltas, a un acto oficial en la ciudad de Los Mochis, pero se trasladó a Culiacán, capital de Sinaloa, en helicóptero mientras que sus guardias lo hicieron en vehículos por tierra.
En el trayecto a Culiacán, los escoltas fueron emboscados cerca de la entrada a la ciudad de Guasave, donde, además de los once policías, murió un civil que pasaba por el lugar.
Sinaloa, cuna de capos
Sinaloa está considerada la cuna de los principales capos mexicanos, entre ellos Joaquín Guzmán "El Chapo", que lidera el cartel del Pacífico (o Sinaloa).
Este ataque ocurre un día después de que se haya informado del hallazgo del plantío de marihuana más grande en la historia de México, que, según medios locales, pertenecía a "El Chapo".
El campo de 120 hectáreas, cuyo hallazgo fue comunicado este viernes por la Secretaría de la Defensa Nacional, estaba situado a un lado de la carretera Guerrero Negro - Ensenada, en la península de Baja California, noroeste de México, donde fueron detenidas 16 personas.
Según fuentes policiales, por las dimensiones del área se hubieran podido producir 120 toneladas de marihuana (las plantas tenían ya una altura de 1,5 metros) que hubiera ofrecido unos beneficios al cártel de 158 millones de dólares.
En 2006, Calderón inició una guerra contra el narcotráfico que ya ha costado la vida a casi 40.000 personas, según datos oficiales. Solo en lo que va de año, más de 3.000 personas han fallecido en esa "guerra" contra los carteles de la droga. El peor registro fue el de 2010, en el que murieron más 15.000 personas de forma violenta, lo que implica una media de 42 muertes al día.