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La felicidad es una garantía de buena salud

  • Según un estudio las personas optimistas enferman menos que las pesimistas
  • El apoyo de los amigos y la familia es vital para ser feliz
  • Según otro informe, los adolescentes felices son adultos más sanos

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Las personas felices tienen menos tendencia a padecer problemas de salud

Todos nosotros queremos ser felices, por supuesto. Pero más allá del bienestar que nos produce este sentimiento, el ser felices nos puede ayudar a tener una vida más sana y longeva.

Según un estudio presentado hoy por la Universidad Complutense de Madrid, el hecho de ser unas personas felices y positivas hacen que nuestra salud sea más fuerte.

El informe, que ha salido publicado bajo el nombre "La felicidad y la percepción de la salud" ha sido realizado mediante la entrevista a 3.000 individuos españoles de edades comprendidas entre los 18 y los 65 años.

En concreto se señala que las personas menos optimistas tienden a tener más presente los problemas físicos y psicológicos que les afectan. El estudio también señala que para ser optimista es de vital importancia el apoyo de la familia y los amigos.

"El apoyo social fomenta la felicidad" ha declarado en rueda de prensa el doctor Gonzalo Hervás, co autor del estudio.

Según este documento los optimistas ven aumentada su salud, ya que su felicidad incide en los sistemas nervioso, neuroendocrino e inmunológico, con lo que son más resistentes a enfermedades y tienen menos posibilidades de sufrir problemas cardiacos y cerebrales.

Además cuando enferman no ven reducida su felicidad, algo que si les ocurre a los más pesimistas.

Adolescentes felices, adultos sanos

En este sentido hoy también se ha publicado un estudio que relaciona la felicidad en la adolescencia con la buena salud en la adultez.

Este informe, publicado en Journal of Adolecent Health sostiene que los adolescentes positivos y optimistas tienen menos posibilidades de sufrir enfermedades cuando llegan a adultos.

Además el hecho de que sean felices reduce las posibilidades de que caigan en el consumo de drogas, alcohol y comida basura.

Este estudio ha sido realizado mediante el análisis de los datos de más de 10.000 adolescentes que comenzó en 1994. Este grupo de jóvenes fue entrevistado de nuevo en 1996 y 2001 para realizar un seguimiento de los voluntarios.

En 2001, cuando los entonces adolescentes eran ya jóvenes adultos, se realizó una medición del bienestar y la salud de los individuos (siguiendo los baremos de 1994) para poder realizar una comparación significativa.

"Nuestro estudio concluye que el fomento del bienestar durante la adolescencia puede ser una manera prometedora para mejorar la salud a largo plazo" ha declarado Lindsay Till Hoyt, principal autora del proyecto.

"Se ha utilizado un enfoque de desarrollo juvenil positivo para reducir problemas como la delincuencia y mejorar el rendimiento escolar, pero este método también puede ser una manera de ayudar a mejorar la salud de los jóvenes" ha afirmado Hoyt.