Cámaras especiales más allá del píxel
- Cámaras para el agua, en 3-D y para deportes de riesgo
- Conceptos como el 'enfoque' pueden quedar pronto superados
- Cada vez son más baratas y ofrecen mejor calidad
El mundo de la fotografía digital no ha dejado de sorprender desde que reemplazó al de la fotografía tradicional.
Lo más difícil ya está hecho: hacer que nítidos píxeles puedan reemplazar con calidad suficiente las películas químicas tradicionales.
Y ahora que parece que las cámaras de 8, 10, 20 o más megapíxeles son más que suficientes para lo que cualquier mortal pudiera necesitar es cuando comienza la verdadera carrera por la innovación.
“Los nuevos conceptos pueden revolucionar la industria de la fotografía“
En cuestiones de vídeo ha sucedido lo mismo: de películas con grano hemos pasado a un escenario en el que casi cualquier teléfono móvil o cámara compacta graba en HD (alta definición) y donde es más problemático que le tiemble el pulso al camarógrafo que las condiciones ambientales de luz.
Lo que sigue son algunas ideas curiosas que ya existen en el mundo de la fotografía y el vídeo y que están surgiendo o perfeccionándose gracias a la miniaturización y el abaratamiento de los componentes, así como a nuevos e ingeniosos conceptos que pueden revolucionar totalmente una industria e incluso la forma en que se entienden la fotografía y el vídeo hasta ahora.
El enfoque tradicional, desde otro punto de vista
Lytro es una cámara en la que primero se dispara y después se enfoca. Mediante una tecnología denominada campo de luz, el aparato capta todos los posibles enfoques, desde el más cercano hasta el infinito, de forma simultánea.
De modo que después de hacer clic en el disparador es cuando se puede encontrar con un mando el punto de enfoque más adecuado o resultón.
Las fotos tomadas con una cámara Lytro requieren menos de un segundo de tiempo de disparo y no son muy exigentes en cuanto a la luz ambiente; se pueden además exportar en un formato que permite explorarlas desde varios enfoques una vez recortadas y ajustados los colores, o en una página web como quien incrusta un vídeo de YouTube.
¿Lo malo? Esta cámara todavía no se fabrica, es solo un prototipo. El fabricante no ha dado muchas pistas sobre el posible precio final, aunque todo parece apuntar a que será una cámara bastante similar a las actuales.
Para ir calentando motores, sus inventores ya aceptan reservas sin que sea necesario un compromiso de compra.
Cámaras 3-D
Ya existen varios modelos de cámaras de fotos 3-D como la Fujifilm FinePix Real 3D W1, que incluyen dos objetivos separados entre sí por una distancia similar a la que hay entre los ojos de los seres humanos.
De este modo captan dos imágenes y simulan a posteriori un efecto de 'profundidad tridimensional'. Los resultados son bastante vistosos, y la cámara en sí no es mucho más aparatosa que una cámara compacta convencional.
Aparte del efecto 3-D esta cámara ofrece unos razonables 10 megapíxeles, zoom óptico x3 y los controles habituales.
Su precio ronda los 400-500 euros y puede ser una buena forma de introducirse en el mundillo de las tres dimensiones, que también está llegando con tecnologías similares a algunos teléfonos móviles e incluso tablets de pequeño tamaño.
Cámaras para deportes de acción
Existe una gran tradición en este campo, que va más allá de la fotografía y llega al vídeo, pero hasta hace relativamente poco los precios estaban solo al alcance de los profesionales – a menos que no se fuera nada exigente con la calidad de las imágenes y vídeos que se quisieran tomar.
Cámaras como las GoPro se montan encima de cascos, vehículos y accesorios deportivos de todo tipo y son capaces de capturar imágenes en HD con relativa facilidad.
Además, con las memorias de almacenamiento de gran tamaño y bajo coste que se manejan hoy en día –por no hablar de lo mucho que se ha reducido el peso de todo el equipo– las grabaciones ya no tienen por qué limitarse a unos pocos minutos sino que pueden acompañar en las aventuras más largas – siempre que haya baterías extra o enchufes a mano.
Los diferentes modelos oscilan entre los 100 y los 200 euros, que con algunos complementos pueden fácilmente duplicar su precio, pero son una cantidad razonable (y no muy dolorosa de 'sacrificar' en caso de rotura) para quien de verdad quiera realizar una buena grabación aunque no compita con los equipos profesionales.
Por ese precio se puede grabar en HD a 1080p HD, a 30 o 60 fotogramas por segundo (cámara lenta fluida) y hasta 9 horas de vídeo con una tarjeta de 32 GB, que puede conseguirse por unos 30-40 euros en cualquier tienda.
Cámaras acuáticas compactas
Hacer fotos bajo el agua suena muy bonito, pero el equipamiento para ello siempre había sido extremadamente caro hasta que llegaron las compactas de usar-y-tirar, que proporcionaban copias en papel.
Su calidad era aceptable y para un rato de buceo no estaban mal, pero el equivalente digital bastante más en llegar.
Modelos como la Canon PowerShot D10 cubren este hueco por unos 200-300 euros: se pueden sumergir hasta 10 metros mientras se hace snorkel, capturar a los peces de colores con 12 megapíxeles de resolución y ajustar los tonos de la belleza acuática con algunas herramientas en la propia cámara.
Hay quien con cierta cautela prefiere considerar a este tipo de cámaras más bien 'resistentes al agua y a los golpes' que 'sumergibles' y usarlas simplemente para viajes en barco, descensos por el río y deportes acuáticos simplemente.
Todo depende del grado de 'acción' a que se las vaya a someter.