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El bucardo, una cabra extinguida por el hombre

  • El bucardo se exinguió en el año 2000
  • Era una cabra montesa que solo vivía en los Pirineos aragoneses
  • Hubo un intento de clonación para recuperar la especie, pero fracasó

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Hace bien poco, en el año 2000, se extinguió un animal, un mamífero, en España, el bucardo. Vivía en el Pirineo. Era una subespecie de la cabra montesa ibérica, un animal único, solo vivía allí, y que hemos exterminado.

El último ejemplar murió, cuando ya estaba protegido, pero de la manera más tonta del mundo: le cayó un árbol encima.

La historia del bucardo (de la Capra pyrenaica pyrenaica) es una historia muy simple. Durante siglos la cabra era abundante. Brincaba y pastaba por el Pirineo, por País Vasco, Navarra, Lérida y Gerona.

Pero la caza indiscriminada hizo que a finales del siglo XIX ya las poblaciones estuvieran considerablemente mermadas. En 1918 Ordesa, en Huesca, el último reducto del bucardo, fue declarado Parque Nacional, algo que no frenó en absoluto su caza. Se siguió haciendo de manera ilegal.

Luego durante la posguerra, seguimos matando estas cabras para comer. Eran muy confiadas y un buen alimento. Pero llovía sobre mojado y las comimos hasta que las convertimos en 'zombies'.

La crónica de una muerte anunciada

'Zombies' es como podemos denominar a las especies de animales cuyo número es tan bajo que nunca podrán volver a formar una población abundante y sana. Viven, pero están abocados a la extinción sin remedio.

Una combinación de varios factores dieron la puntilla a la estos muertos vivientes. La endogamia, las enfermedades derivadas de esta circunstancia, la masificación turística, la competencia con otro animal parecido, el rebeco, los abocaron al fin.

En 1990 se cifró su población en diez ejemplares. Tres años más tarde solo había tres hembras. En el 96 se capturaron para llevarlas a un lugar seguro y para intentar que se reprodujeran cruzándolas con otro tipo de cabras. No sirvió para nada. Era ya demasiado tarde.

El último ejemplar fue una hembra, de 13 años. Se llamaba Celia. El cadáver lo encontraron técnicos de la Guardia Forestal del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido, el 6 de enero de 2000, bajo un árbol caído.

Años más tarde, en 2003, el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), intentó resucitar a la cabra mediante clonación a partir de células recogidas de la oreja de uno de los últimos ejemplares.

Lo consiguió pero por unos minutos, el ejemplar que nació murió enseguida por un defecto en los pulmones. La posibilidad de intentar repetir la hazaña científica sigue ahí, pero por el momento no hay nada en firme.

Si quieren ver un bucardo disecado lo pueden hacer. En el Parador de Valle de Pineta, hay una cabeza y ejemplares completos en el taller del taxidermista Julián Causapié, Zaragoza, y también en museos fuera de España, como el museo de Toulouse (en Francia), o en Museo de Historia Natural de Viena (en Austria), entre otros.