Muere en un atentado con bomba el jefe de los servicios de espionaje de Afganistán
- El ataque, en Kunduz, lejos de los principales focos de insurgencia talibán
- También hay tres niños heridos y podría haber muerto otro agente
El jefe de los servicios de espionaje de Afganistán en la provincia de Kunduz, al norte del país, ha muerto este miércoles en un ataque con bomba, que además ha causado heridas a tres niños, de acuerdo con fuentes oficiales citadas por distintos medios y canales afganos.
Payenda Mohammad, jefe del Directorio Nacional de Seguridad (NDS) en Kunduz, circulaba en su coche por el barrio de Khanabad Bandar de la capital provincial homónima, cuando una bomba estalló al paso del vehículo, según ha informado un oficial de seguridad a la agencia afgana AIP.
Ofensiva
Según esa fuente, dos oficiales del NDS han resultado heridos por la explosión, que un portavoz talibán, Zabiullah Mujahid, ha atribuido a sus milicias.
El canal televisivo afgano Tolo ha afirmado sin embargo citando fuentes locales que además de Mohammad otro agente ha muerto víctima del atentado.
Un testigo citado por la agencia afgana Pajhwok ha comunicado que la explosión se ha producido de madrugada y que ha destruido ventanas en los edificios cercanos.
"Al salir de casa, vimos humo y polvo en el lugar de la explosión, y la Policía no nos dejó llegar a la zona", ha descrito el testigo.
Entre los heridos hay al menos tres niños, según ha informado el jefe del hospital provincial, Abdul Shukor.
El uso de bombas camineras (IED, siglas en inglés) es una de las tácticas favoritas de los talibanes en su lucha para derrocar al Gobierno afgano y lograr la salida de los soldados extranjeros desplegados en Afganistán.
Kunduz está lejos de los principales focos de insurgencia talibán, situados en el sur y el este del país, pero es una provincia que cuenta con importantes bolsas de población pastún, la etnia de la que proceden tradicionalmente los insurgentes.
La provincia ha experimentado un agudo repunte de la violencia en los últimos dos años, y hace solo dos días cuatro vigilantes murieron en un ataque perpetrado por un comando insurgente contra la sede, en un hostal, de una compañía de seguridad afgana.