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Más de 22.000 personas visitan la exposición de Eduardo Chillida en Francia en un mes

  • Según cifras facilitadas por la Fundación Chillida-Leku
  • Se han reunido más de 140 obras, entre esculturas y obra gráfica
  • 'Lugares de encuentro' puede visitarse hasta el 13 de noviembre

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Detalle del cartel de la muestra que retrata la escultura 'El arco de la libertad' .
Detalle del cartel de la muestra que retrata la escultura 'El arco de la libertad' .

Más de 22.000 personas han visitado la exposición de Eduardo Chillida desde que se inauguró el 26 de junio en la Fundación Maeght de Saint Paul de Vence (Francia). La muestra "se ha convertido en la alternativa temporal" , según ha explicado este miércoles, en un comunicado el museo Chillida-Leku cuya sede en Hernani sigue cerrada al público.

Tras el cierre al público de Chillida Leku, ésta es la única posibilidad de ver una muestra completa de la obra de este artista , cuyas esculturas están presenten en museos y ciudades de todo el mundo.

Un lugar con mucho sentido

En el mismo comunicado, la Fundación Chillida Leku ha explicado que la Fundación Maeght es un lugar "con gran simbolismo" para Eduardo Chillida, ya que allí, en los años 60, donde el escultor vasco pudo encontrarse con otros artistas de la talla de Calder, Giacometti y Miró.

Por ese motivo la actual muestra lleva por título "Lieu de rencontres" (Lugar de encuentros), "título también de algunas de sus obras públicas", explica Chillida-Leku.

Como explica Ignacio Chillida, hijo del artista y comisario de esta exposición, "Chillida vivió en Saint Paul de Vence las épocas más enriquecedoras y emotivas de su carrera artística"

En la retrospectiva que puede verse hasta el 13 de noviembre en Saint Paul de Vence, localidad del sureste francés perteneciente al departamento de Alpes marítimos, se pueden contemplar hasta el próximo 13 de noviembre, alrededor de 140 obras de Eduardo Chillida (1924-2002), sumando esculturas y material gráfico.

De ellas, 75 proceden del museo Chillida-Leku de Hernani. Entre ellas, algunas de sus creaciones más conocidas como El arco de la libertad. Según fuentes de la Fundación Maeght, "la exposición única reúne obras de la familia Chillida, de la Fundación y la familia Maeght, así como préstamos de grandes colecciones europeas", y coloca ante la mirada del público, por primera vez, algunas obras.

Recorrido cronológico

La Fundación Marguerite et Aimé Maeght que sustenta el museo de Saint Paul de Vence, define la retrospectiva como "un homenaje admirativo" que se nutre de "larga amistad" que ha unido a las familias Chillida y Maeght, haciendo referencia a la estrecha relación que el artista vasco mantuvo con el desaparecido Aimé Maeght.

Este galerista y mecenas ayudó a Chillida en sus inicios artísticos en París, en 1948, e hizo de él el más joven artista de la galería Maeght.

La Fundación que recuerda en los folletos de la exposición la definición que Gaston Bachelard hizo de Chillida ("el escultor que se convirtió en herrero") resalta en la muestra tanto las esculturas monumentales como los "collages gráficos y poéticos" del creador que escribió: "nunca busqué la belleza pero cuando se hacen las cosas como deben hacerse, la belleza puede llegar".

Entre los espacios exteriores e interiores de la Fundación Maeght, la muestra permite al público, en un recorrido cronológico, las diferentes etapas en la evolución de uno de los mayores artistas del siglo XX, cuya obra fue perfectamente descrita en 1956 por el crítico de arte francés Julien Alvard con estas palabras: "su obra (...) enemiga del efecto y del brillo, se dirige a lo esencial, lo alcanza y allí se mantiene"

Además del hierro, la muestra permite descubrir diferentes materiales con los que trabajó Chillida: madera, alabastro, granito u hormigón, así como su "obra en papel", especialmente los grabados y los collages, así como sus "gravitaciones técnicas", de mediados de los 80, a medio camino entre el collage y la escultura.

En la disposicíón de todas estas obras (especialmente en el jardín), la Fundación Maght ha querido cumplir con el deseo del escultor vasco que soñaba con que sus obras se integraran en un paisaje por el que los visitantes pudieran pasearse, como si estuvieran en un bosque, y tocarlas. "Los ojos", solía decir, "están hechos para ver de cerca y de lejos"