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Estresados por vacaciones

  • No ser realista en la distribución del tiempo puede ser frustrante
  • Se detectan insatisfacciones y hay que tomar decisiones difíciles

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Dos personas descansan a la sombra en el paseo de la playa de La Concha de San Sebastián.
Dos personas descansan a la sombra en el paseo de la playa de La Concha de San Sebastián.

"Ni contigo ni sin ti tienen mis males remedio". El refranero español da en el clavo cuando se trata de gestionar el tiempo libre. Después de un año de horarios imposibles, de sobrecarga en el trabajo y de eternos desplazamientos, parece que unas merecidas vacaciones son la solución lógica para todos los males, pero no es así. Muchas personas no saben qué hacer con tanto tiempo libre y se frustran.

"Me cuesta mucho desconectar. Los primeros días estoy constantemente mirando el correo. Tengo miedo de perderme algo importante", comenta Teresa, empleada de una empresa de seguridad.

"Se trata de un proceso de adaptación normal, fruto de la interrupción de la rutina diaria", explica la psicóloga Bárbara Tovar. Después de un largo período de tiempo trabajando a un ritmo intenso, nuestro cuerpo se acostumbra a una adrenalina que de pronto desaparece y sufrimos una suerte de "síndrome de abstinencia emocional" que se somatiza en forma de ansiedad, desasosiego o insomnio.

La solución al 'bajón veraniego' es sencilla. Desconectar. Sin embargo, la adicción al trabajo aún en tiempo de descanso es una realidad muy extendida. "La psicopatología en el trabajo recibe cada vez más atención por los especialistas, debido a los problemas que genera en el plano de la salud, de la felicidad, del poder adquisitivo o de la autoestima profesional", explica el doctor en Psicología Valentín Martínez-Otero.

Expectativas frustradas

Según UGT, en España, el 27,9% de los españoles consideran que el trabajo afecta a su salud. Este estrés "afecta más a la mujer que al hombre, ya que las mujeres están habitualmente más estresadas por sobrecarga de ocupaciones: dentro y fuera de casa", afirma Martínez-Otero.

La última encuesta del INE sobre uso del tiempo indica que las mujeres dedican dos horas y cuarto más que los hombres en las tareas del hogar. "Ellas son más vulnerables por la pluralidad de roles que representan", asegura Bárbara Tovar.

Aunque no estemos trabajando, nuestras responsabilidades tienden a consumir mucho de nuestro tiempo y ello genera un estado de ansiedad que perjudica la salud. Por ello, "es importante aprender a distribuir el tiempo", afirma la psicóloga.

Sin embargo, llevarse el trabajo en la maleta no es el único problemas de las vacaciones. La frustración viene también de la incapacidad de ser realistas en la planificación de estos días de descanso.

Después de meses planificando el calendario vacacional, uno se da cuenta de que no es capaz de leer todos los libros que tenía previsto, de ver a todos los amigos que hace tiempo que no ve ni de visitar todos los puntos de interés que recomienda la guía turística.

"El tiempo se me ha pasado rapídismo. Tenía un montón de cosas pendientes para hacer y al final no he hecho nada. He llegado a decirme: 'estás de vacaciones, relájate", reconoce Carlota, empleada en una agencia de viajes.

"Habría que revisar por qué se tienen tantas expectativas", añade la psicóloga Bárbara Tovar. Sería recomendable "distribuir los tiempos de descanso a lo largo del año" de manera que podamos "recargar las pilas" cada cierto tiempo y sin sobrecargar nuestro cuerpo.

Tiempo para tomar decisiones

El aumento de tiempo libre también puede provocar inquietud por otro motivo. En vacaciones, la tumbona nos reserva un tiempo también para escuchar al 'yo interior'.

"Durante su tiempo libre, las personas suelen ejercer una función autorreflexiva, de mirarse a sí mismo y cuestionarse cosas", explica María Fe Bravo, jefa del Servicio de Psiquiatría del Hospital La Paz de Madrid.

"En el verano, baja la presión a la que estamos sometidos. Tenemos más tiempo para pensar y para convivir con los que nos rodean. Es el momento ideal para ver las cosas con claridad, reflexionar y tomar decisiones", añade Bravo.

Por ello, es muy común que el período estival nos produzca desasosiego, ya que puede venir cargado de cambios en el plano personal, sentimental o profesional. Algunas veces se trata de nuevos proyectos y propósitos para los meses siguientes, y otros, por el contario, pueden traer consigo decisiones dolorosas.

Los especialistas coinciden en que estos cambios son procesos consustanciales al ser humano y que radican en una insatisfacción personal previa. "Es en estos momentos de superación personal cuando crecemos", concluye Bravo.