El papa 'despierta' a los jóvenes en Cuatro Vientos y les cita para 2013 en Brasil
- Centenares de miles de personas asisten a la misa de clausura de la JMJ
- El papa ha asegurado que no se puede "seguir a Jesús" fuera de la Iglesia
A las 7.30 horas de la mañana amanecía en el aeródromo de Cuatro Vientos. Hileras de tiendas de campaña y sacos de dormir tejían una inmensa alfombra de 120 hectáreas, correspondientes a 48 campos de fútbol. Cientos de miles de jóvenes despertaban en el último día de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) que comenzó el pasado 16 de agosto.
Este sábado los peregrinos iniciaron su camino a Cuatro Vientos donde han pasado la noche tras la vigilia oficiada por el papa. A primera hora de la mañana la megafonía ha sido la encargada de poner en pie a todos los que habían acampado.
Niños, jóvenes y mayores se han levantado con ánimo y alegría para recibir al papa, que ha llegado a las 9.00 horas al aeródromo, el más antiguo de España.
Algunos jóvenes confesaban que apenas habían pegado ojo porque había sido "una velada divertida, con mucho jolgorio". Otros, sin embargo, habían logrado “dormir del tirón”, como explicaban a RTVE.es Ana e Isabel, dos gaditanas que aseguraban que “el ritmo intenso” de estos días había podido con ellas.
Los que tampoco han descansado demasiado han sido los 30.000 voluntarios que han pasado la noche en vela encargados de hacer rondas para que las vías de evacuación estuvieran libres.
Después de tomar el desayuno del peregrino (batido, zumo y bollería), los jóvenes han recogido sus pertenencias para dejar espacio a otros que estaban por llegar. Y es que esta mañana se ha abierto el acceso para 200.000 personas más. La organización ha provisto el terreno con 2.000 grifos y casi 5.000 baños.
Desde el sábado, el Samur ha tenido que asistir a 2.555 personas por diversas patologías, la mayoría producidas por el calor. La organización también ha informado de que 28 niños se habían perdido aunque ya se encuentran con sus padres.
14.000 sacerdotes en la misa de clausura
A la misa de clausura, que ha durado dos horas, han asistido el rey Don Juan Carlos y la reina Doña Sofía, los ministros de Fomento y de Presidencia, José Blanco y Ramón Jáuregui, la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, el alcalde de la capital, Alberto Ruiz-Gallardón, el expresidente del Gobierno José María Aznar y su esposa y concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid, Ana Botella, entre otros.
También 14.000 sacerdotes, 900 obispos y 60 cardenales han acompañado al papa que ha presidido la eucarístia en un altar de 200 metros de ancho por 22 de alto y bajo un árbol con nebulizadores para que el pontífice no pasara calor (en el papamóvil también llevaba aire acondicionado).
Benedicto XVI ha pedido a la juventud que “amen a la iglesia y no vayan por su cuenta” y ha insistido en que “no se puede seguir a Jesús en solitario”. Los jóvenes le han escuchado en silencio, sin perder detalle.
Algunos, como Isabel, de Madrid, se han emocionado tras sus palabras: “El papa es como un abuelo, no es una persona normal, te llega al alma”, ha asegurado.
Lo que no han podido repartirse han sido las 600.000 hostias elaboradas en distintos conventos de España debido a que la tormenta destrozó anoche algunas de las 17 capillas donde estaban guardadas.
El papa lo ha lamentado. Y también las peregrinas, como Vanesa, de Guatemala, aunque, ha matizado que, “así no ha habido diferencias” porque no todos podían recibir la comunión.
Próxima estación de la JMJ: Río de Janeiro
Al final de la misa el papa ha anunciado que la próxima JMJ será en Río de Janeiro, Brasil, el país con mayor número de católicos. Aplausos y vítores entre los brasileños presentes en la ceremonia. La fecha: 2013. En esta ocasión, la celebración se repetirá en lugar de cada tres años como es habitual, cada dos, para que no coincida con el Mundial de fútbol del 2014.
Después de la eucaristía, ha sonado "algo se muere en el alma cuando un amigo se va", al parecer una canción que al anterior papa, Juan Pablo II, le gustaba mucho. Después de recibir la bendición, los jóvenes han comenzado su éxodo, guiados por los voluntarios. Marchan felices de este encuentro que para muchos, según dicen, "ha supuesto un antes y un después".
Los cerca de un millón y medio de jóvenes, según la organización, que han asistido a esta JMJ regresan a sus 193 países. Una jornada que para algunos sacerdotes, como el padre José Ignacio, constituirá un gran “revulsivo vocacional”, uno de los objetivos iniciales. Cuatro Vientos ya está prácticamente desalojado. Y Madrid volverá poco a poco a la normalidad.