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'La piel que habito', Almodóvar se deja la piel en su proyecto más arriesgado

  • El manchego crea una inquietante y sorpendente película
  • Antonio Banderas y Elena Anaya destacan en un estupendo reparto

Especial 'La piel que habito'

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'La piel que habito', de Pedro Almodóvar (Making-Of)

Nos puede gustar más o menos, pero no hay duda de que Pedro Almodóvar se ha dejado la piel en su nueva película, La piel que habito, en un arriesgado salto al vacío que ha suscitado las reacciones más enfrentadas, desde el amor al odio.

Y es que no es fácil describir este cóctel de obsesiones, amores imposibles y, sobre todo, venganza. Una especie de revisión del mito de Frankenstein de Mary Shelley, con el que Almodóvar se la juega, olvidando su filmografía anterior, que tantos éxitos le ha dado, para explorar nuevos territorios.

Lo más destacable es que Almodóvar apueste por una historia que no es suya, pero es que la novela en la que se basa, Tarántula (Ediciones B), de Thierry Jonquet, es un Thriller elegante y siniestro que fascina al manchego desde hace más de una década.

Una historia enfermiza que mezcla el terror y la ciencia ficción y que Almodóvar lleva aún más allá añadiendo intriga, violencia, sexo, algunos personajes que rozan lo ridículo y destellos humorísticos realmente divertidos.

Tras los pasos de Frankenstein

Almodóvar empieza de cero, prescindiendo de sus chicas, y haciendo una película claustrofóbica. Ambientada, casi en su totalidad, en una mansión tan aséptica como inquietante, donde cada puerta puede esconder un misterio o una prisionera, o ambas cosas, como es el caso del personaje interpretado por Elena Anaya.

Es la casa del Doctor Robert Legard, un siniestro médico obsesionado con crear una piel artificial resistente al fuego, ya que su esposa murió a consecuencia de las graves quemaduras sufridas en un accidente de automóvil. Y cuya hija sufría graves trastornos mentales.

No revelaremos más detalles, pero si os diremos que Legard consigue crear su propio monstruo que, como en Frankenstein, se cuestiona las motivaciones de su creador.

Pero además de Frankenstein tiene reminiscencias, reconocidas por Almodóvar, de otro clásico del cine, Los ojos sin rostro (1960), de Georges Franjou, que nos contaba la historia de un cirujano que raptaba mujeres y usaba su piel para intentar reconstruir la belleza de su hija, desfigurada en un accidente de automóvil del que se sentía culpable.

Y de El silencio de los corderos (Jonatham Demme, 1991), con ese psicópata, Buffalo Bill, obsesionado en hacerse un traje con las pieles de las mujeres que asesinaba.

Finalmente, Almodóvar también vuelve un poco sobre sus pasos y, concretamente, sobre Átame (inspirada, a su vez en El coleccionista, de William Wyler).

Espera lo inesperado

Una historia que, en manos de otro director habría sido un oscuro thriller, pero que con Almodóvar se convierte en un carrusel enloquecido en el que cada nuevo giro de guión nos ofrece una sorpresa que no esperamos. De hecho es sorprendente que una película de este tipo sea tan luminosa, huyendo de las sombras, con una sorprendente fotografía de José Luis Alcaine.

Alcaine y Almodóvar crean un intrigante atmósfera que queda resaltada por la excelente banda sonora de Alberto Iglesias, al que auguramos un nuevo Goya en sus vitrinas.

Y con cada giro de Guión el director juega a difuminar las fronteras entre víctima y criminal, de forma que, finalmente, nadie es inocente ni culpable y terminamos la película sin saber quienes son los héroes y quienes los villanos.

Mención aparte merece el polémico final con una frase comparable al "Yo soy tu padre", con el que Darth Vader dejó de piedra a Luje Skywalker y a todos los espectadores al final de El imperio contrataca (Irvin Kershner, 1980)

En fin, que nos guste o no, no se puede negar que la película es sorprendente de principio a fin.

Viejos amigos

La piel que habito es el celebrado reencuentro de Pedro Almodóvar con el más importante de sus "chicos", Antonio Banderas, con el que no trabajaba desde hace 20 años, concretamente desde Átame (1990). La química entre los dos no ha disminuido durante estos años y Banderas es consciente de que debe mucho a Pedro en su carrera internacional.

Su personaje es muy complejo, un científico que descuida a su esposa y su hija por su carrera, y que está obsesionado en arreglar los errores del pasado a cualquier precio, sin darse cuenta de que únicamente comete nuevos errores.

Un misterioso personaje que economiza gestos y se expresa con su penetrante e inquietante mirada, de forma que casi nunca sabemos lo que está pensando.

Elena Anaya, nueva chica Almodóvar

Quizá el personaje más complicado de esta película sea el de Elena Anaya, prisionera de un psicópata sin saber por qué. Un nuevo desafío para esta fantástica actriz, una de las mejores del actual cine español y que no trabaja más en el extranjero simplemente por que no le apetece.

Elena se entrega en cuerpo y alma a un complicado papel que experimenta una evolución sorprendente desde el principio al final de la película.

El film esta basado en esos dos personajes, lo que deja en segundo plano a un grupo de secundarios de lujo, todos con secretos sorprendentes, casi de folletín, que añaden continuos giros argumentales a la película.

Empezando por el ama de llaves de Banderas, interpretada por Marisa Paredes, que tiene un pasado más que complicado; y siguiendo por Roberto Álamo que interpreta a un brasileño vestido de tigre que logra colarse en el sancta santórum del Doctor y desencadena la tragedia. El suyo es un papel que bordea lo ridículo.

Mención aparte merece Blanca Suárez como la desequilibrada hija de Antonio Banderas, un papel realmente complicado que la joven resuelve con inteligencia y habilidad.

El fabuloso Eduard Fernández tiene un breve papel que no está a la altura de sus dotes interpretativas. El resto de actores, como Bárbara Lenny, Fernando Cayo, Susi Sánchez o Jan Cornet, están perfectos en sus papeles. Y destacamos un breve pero divertidísimo cameo de Agustín Almodóvar y su hijo.

En fin una película complicada de asimilar, que demuestra lo bajo que puede caer el ser humano y que nos puede gustar o no, pero que no dejará a nadie indiferente.

Además supone todo un revulsivo en la filmografía de Pedro Almodóvar y un salto adelante del que no hay marcha atrás. La mejor prueba es que el manchego prepara ya su nueva película, ¡que va a rodar en inglés!.