Venecia recibe con ovaciones a Al Pacino y la Mostra premia su originalidad
- Este domingo recibe el premio Jaeger-Le Coultre Glori to Filmmaker 2011
- Confiesa desconcer en qué consiste exactamente el galardón
Al Pacino ha acudido este domingo al Festival de Venecia para recibir un premio que no sabía muy bien qué era y presentó fuera de competición un trabajo que no supo si calificar de documental o de película, pero su larga carrera hizo que todos le recibieran en pie y con una emocionada emoción.
Uno de los actores más respetados del cine contemporáneo, ganador de un Óscar y con otras siete nominaciones, Al Pacino se ha hecho merecedor del premio Jaeger-Le Coultre Glory to the Filmmaker 2011, un galardón que otorga la Mostra de Venecia a un artista que ha dejado una marca original en el cine contemporáneo.
"Esta noche voy a recibir un premio del que no conozco muy bien los detalles", ha dicho honestamente el actor, que sin embargo ha agradecido que fuera por su labor como realizador, algo que empezó hace 25 años cuando decidió comenzar a filmar las cosas que le gustaban.
“Hacer una película es algo mágico para mí“
"Me enamoré de la idea de hacer una película, es algo mágico para mí" explicó Pacino, quien ha reconocido que en aquella primera etapa realizo cinco o seis filmes que están bien guardados y que nunca exhibirá -"como mis pinturas", ha agregado-.
Pero fue suficiente para que se diera cuenta de que amaba la labor del director y además le sirvió para hacerse más fácil para los realizadores con los que ha trabajado después. "No sabía hasta entonces nada de las necesidades del director".
Su primer film : Looking for Richard
Y eso le llevó a realizar su primera película para el público, Looking for Richard, en 1996.
Un filme/documental que muestra el proceso de creación de la obra de teatro Richard III y con el que Pacino quería simplemente conseguir que la audiencia se relacionara con Shakespeare.
Al Pacino protagoniza su film Wilde Salome
Quince años después llega a Venecia con Wilde Salome, un proyecto muy similar a Looking for Richard, en el que muestra cómo pone en pie la obra de Oscar Wilde, protagonizada por él mismo y por Jessica Chastain.
En este caso, lo que quería era mostrar el gran escritor que fue Wilde, un genio "que fue apartado antes de que se le comprendiera".
De ahí que en su filme mezcle el proceso teatral con una visión de la vida de Wilde, del que visita su lugar de nacimiento, en Irlanda, la casa en la que vivió en Londres y en la que murió en París.
Un filme interesante -aunque menos para los que hayan visto Looking for Richard- que desvela los entresijos en los que se mueve Pacino y su "banda" para preparar la obra.
"Cuando trabajas en teatro y cuando trabajas con tus colegas, se forma una banda de forma natural. Al principio la gente no es tan abierta pero después de unos días todos estamos juntos para interpretar esa obra y dependemos los unos de los otros", ha explicado el protagonista de El padrino.
Un trabajo conjunto que se aprecia en Wilde Salome, un proyecto a medio camino entre el documental y la película.
“Intenté crear una historia pero no sé bien qué es“
"Un día dije que tenía una visión pero no una historia y he intentado crear una historia. Pero no sé muy bien qué es. Digo que es un documental porque no es un filme, pero tampoco es un documental", señaló un Pacino relajado y encantado de estar en Venecia.
Decidió hacer esta Wilde Salome cuando conoció a Jessica Chastain y la encontró perfecta para el papel. Pero una vez iniciado el rodaje, se bloqueó, así que decidió parar cinco meses antes de ver de nuevo el material que ya había rodado. "Entonces sí supe lo que tenía que hacer".
Y lo hizo en apenas una semana y media.
“Con sorna recomienda tener un guión para dirigir una película“
El problema, explica con sorna, fue la falta de guión. "Recomiendo tener un guión, a mí mismo también", afirmó ante un público entregado.
Honesto pero sabedor de su encanto, Pacino conquistó a todos en Venecia con su verborrea, sus bromas entre líneas y hasta con su aspecto -con el pelo alborotado y camisa de seda brillante- que parecía sacado de uno e sus éxitos de los años setenta.
"He hecho cosas que me gustaría no haber hecho, muchas cosas. Pero así es como son las cosas y todos lo sabemos", aseguró el actor, de 71 años y con una cincuentena de títulos a sus espaldas -incluido "Esencia de mujer", con el que ganó su único Óscar en 1993-.
Una larga carrera que continuará porque, afirmó un tanto sorprendido: "aún hay películas que vienen a mí".
"Siempre digo que voy a ser selectivo pero no lo soy porque siempre quiero hacer algo. Espero algún día seguir la filosofía de hacer lo que siento que es adecuado para mí".