Choques entre partidarios y detractores de Mubarak en la reanudación del juicio
- Partidarios y detractores se enfrentan en el exterior del tribunal
- Tras 12 horas de sesión se convoca una nueva vista para el miércoles
Ver también:Ver también: Especial sobre las revueltas árabes
El juicio contra el expresidente egipcio Hosni Mubarak se ha reiniciado este lunes con la declaración de altos oficiales de policía, los primeros testigos en un caso que sigue causando fuertes tensiones entre partidarios y detractores del exmandatario.
Tras dos sesiones de formalismos, los protagonistas del juicio se han sumergido en lo que promete ser un largo y complejo proceso con la declaración de los primeros testigos, que no aclaran si el "rais" ordenó disparar a los manifestantes.
El presidente del tribunal, Ahmed Refat, ha cerrado la sesión tras 12 horas y ha convocado una nueva vista para el próximo miércoles.
Un alto funcionario policial ha declarado que no tenía conocimiento de ninguna orden de disparar a los manifestantes que durante semanas pidieron en las calles de El Cairo la dimisión de Mubarak.
"En mis 30 años de experiencia trabajando en la Seguridad del Estado, no he oído de ningún caso en el que se diera la orden de emplear munición real contra los manifestantes", ha afirmado el general Hussein Saeed Mohamed Mursi, el primero de los cuatro testigos en declarar este lunes.
Mursi, responsable de comunicación en el servicio de seguridad del Estado, estuvo en la sala de operaciones de la policía durante el levantamiento.
La de este lunes es la tercera sesión del juicio contra el exmandatario egipcio y la primera en la que se han tomado declaraciones a testigos.
Sin cámaras de televisión
Mubarak, que está siendo tratado por dolencias cardiacas y otros problemas de salud, llegó esta mañana en helicóptero y fue introducido en camilla en la sala, situada en la Academia de Policía en las afueras de El Cairo. En el exterior, se han producido altercados manifestantes de uno y otro signo.
El juez que preside el tribunal ha prohibido la cobertura televisiva, al contrario que durante las primeras dos sesiones cuando los egipcios tuvieron la oportunidad de ver al que fuera gobernante autocrático tras los barrotes y postrado en una cama.
El magistrado, Ahmed Refaat, ha alegado la necesidad de proteger a los testigos y los abogados han aprobado su decisión.
Mubarak, de 83 años, está acusado del asesinato de manifestantes durante las protestas que acabaron con su régimen y de incitar a algunos oficiales a utilizar munición real contra ellos en el primer juicio contra un líder árabe desde el inicio de las revueltas contra Gobiernos autoritarios del norte de África y Oriente Próximo a principios de año.
Muchos egipcios han censurado duramente las tácticas utilizadas por la policía para frenar el levantamiento contra Mubarak, como el empleo de gases lacrimógenos, cañones de agua, balas de goma y munición real.
Mursi ha descrito ante el juez los acontecimientos acaecidos el 28 de enero, uno de los días más violentos, cuando la policía recibió la orden de impedir que los manifestantes llegaran a la plaza Tahrir, el epicentro de las protestas.
"Las órdenes fueron que hicieran frente a la situación como pudieran y se les dejó libertar para reprimir a los manifestantes de la manera que les pareciera conveniente", ha añadido Mursi, que también ha reconocido que escuchó una conversación entre oficiales de alto rango en la sala de operaciones, incluidos los sometidos a juicio con Mubarak, diciendo que no tenían refuerzos para proteger a las cárceles y el Ministerio del Interior, lo que llevó a los oficiales a liberar armas y munciones.
Manifestaciones a favor y en contra
Fuera del tribunal, las fuerzas de seguridad se han interpuesto entre grupos opuestos, pero no han podido evitar choques entre partidarios y detractores de Mubarak, que han dejado 14 heridos y un total de 22 detenidos.
Unos 150 seguidores del expresidente se manifestaban portando carteles con su efigie y gritando "nos has protegido durante 30 años, mantén la cabeza alta".
Cerca de ellos, los anti-Mubarak pedían justicia. "Tiene que ser ahorcado, no queremos más retrasos en el juicio", ha declarado Mohamed Essam, que ha viajado desde el delta del Nilo.
Otro de los manifestantes ha explicado cómo su hermano Mustafa murió por una bala el "viernes de la ira", el pasado 28 de enero, mientras estaba de vacaciones del servicio militar.
"La bala le entró en el estómago y luego lo trasladaron al hospital, donde murió. Esta mañana nos han pegado y nos han impedido entrar en el juicio, el régimen de Mubarak aún existe", dice, y ha acusado a las fuerzas de seguridad desplegadas de que "fingen protegernos, pero son unos matones".
Por el contrario, para Hasan Sherif, ésta era su "primera vez en cualquier manifestación", pero ha acudido hasta este lugar en las afueras de la capital porque considera que "es injusto mandar este hombre a prisión".
"Ha estado al frente del país durante 30 años, ¿por qué enviarle a la cárcel? No creo que haya matado a nadie, ha señalado Sherif, quien se ha mostrado preocupado por la situación en Egipto, porque "veo caos por todas partes".
Junto con Mubarak, son juzgados sus hijos Gamal y Alaa, así como el exministro de Interior, Habib al-Adli, y seis oficiales de las fuerzas de seguridad. Una decena de abogados kuwaitíes se ha sumado al equipo que defiende al expresidente.
Cerca de 850 personas murieron en las protestas que estallaron el 25 de enero y pusieron fin a tres décadas de Mubarak en el poder el 11 de febrero.