Los 'truthers' mantienen viva la sombra de la sospecha sobre el 11-S una década después
- Uno de cada siete estadounidenses sigue creyendo que fue una conspiración
- Los "buscadores de la verdad" no creen que Al Qaeda estuviera detrás
- El papel del Mosad israelí y la CIA, ejes de buena parte de estas teorías
¿Y si lo que nos han contado sobre los atentados del 11 de septiembre no es cierto? ¿Y si detrás de los ataques no estuvo Al Qaeda? ¿Y si el gobierno de Bush sabía qué iba a ocurrir ese día o fue su propia administración la que organizó todo?
Los llamados 'truthers' (buscadores de la verdad) tienen muy claras las respuestas a estas preguntas: poco o nada de lo que nos han explicado sobre aquel fatídico día es cierto. En su opinión, los ataques que pusieron en jaque a la primera potencia mundial formaban parte de un plan perfectamente diseñado, perseguían unos objetivos muy bien definidos y en ellos poco o nada tuvieron que ver terroristas islamistas.
Pero no son pocos los que piensan así ni son ideas ligadas solo a aquellos días. Diez años después, siguen vigentes. El pasado mes de agosto uno de cada siete estadounidenses confesó seguir creyendo que el 11-S ha sido gestado a partir de una conspiración.
Es más, fuera de Estados Unidos según la encuesta elaborada en el año 2008 por World Public Opinion, en la Universidad de Maryland, de los 17 países encuestados solo en nueve la mayoría creía que Al Qaeda estaba detrás de los ataques.
Dentro de esa conspiración, las teorías que siguen destacando son las de que las torres no se derrumbaron por la colisión de los aviones sino porque se habrían detonado mediante una demolición controlada y la de que fue un misil y no otro avión el que colisionó contra el Pentágono. Detrás de esto estaría, según sus convicciones, desde Estados Unidos hasta el servicio secreto israelí, el Mosad.
La conspiración
Todas las teorías de los 'truthers' se basan en hipótesis que, tal y como recoge el coautor de uno de los últimos libros publicados sobre los ataques, Robbyn Swan, nacen horas después del derrumbe de las Torres Gemelas: “Emergieron mucho más rápido de lo que la gente piensa. Bastaron gestos como el de David Rostcheck que, de un modo completamente inocente, escribió en un chat después de ver caer las torres lo siguiente: ‘Parece como si hubiera sido una demolición controlada y si no escuchamos nada más sobre esto en los próximos días, entonces es que algo va realmente mal’”.
“Esa idea caló y después Internet hizo el resto”, explica Swan. Pero lo cierto es que, días más tarde de aquel 11 de septiembre eran muy pocos los americanos los que creyeron que su gobierno les estaba mintiendo –menos de un 8%- algo que más tarde ha cambiado hasta alcanzar altas cuotas de credibilidad.
Tres años después, en 2004, el 16% creía que todas las explicaciones son falsas y en 2006 uno de cada tres americanos pensaba que realmente el expresidente Bush les había mentido. Las teorías de los 'truthers' cobraron peso y fuerza y no solo entre ciudadanos anónimos.
Las hipótesis más extendidas y que cuentan con más seguidores se engloban en dos: las que consideran que el gobierno estadounidense sabía qué iba a pasar y no hizo nada y las que acusan al propio ejecutivo de haber planificado la totalidad de los atentados.
Dentro de este último se relacionan toda clase de argumentos sobre el modo en el que se produjo la caída de las torres, lo que ocurrió con los pasajeros, el ataque al Pentágono y cómo se derribó el cuarto avión.
Ambos grupos compartían la desconfianza hacia la administración de Bush que, con su actuación, perseguía justificar actuaciones futuras como la invasión de Irak o Afganistán presentando al mundo islamista como el gran enemigo de EE.UU.
Aunque en un principio la mayoría de los 'truthers' eran ciudadanos anónimos, sucesivamente se han ido sumando extrabajadores de la CIA, soldados retirados, políticos, profesores… que han dado lugar a cientos de libros, películas y debates en los que exponen sus conclusiones.
Versiones opuestas
Una de las que ha cobrado especial relevancia ha sido la que implica a Israel en la autoría. Si bien la primera teoría que nació fue rápidamente desmentida ya que aseguraba que 4.000 judíos o israelíes, han surgido otras que alcanzaron más peso.
La más popular asegura que el Mosad está detrás del ataque para así, tras culpar a los musulmanes, abrir una guerra contra ellos junto a EE.UU. y así tomar el control de los recursos de esa área. Quienes insisten en este argumento creen que nunca se sabrá si es cierto o no, debido al peso del lobby judío.
Pero algunas teorías van incluso más allá e incluso cuestionan que dos de los vuelos con gente a bordo llegase a despegar, tal y como defienden Thierry Meyssan en su bestseller: “9/11: La gran mentira” y el también escritor Dean Hartwell.
Entonces, ¿qué ocurrió con los fallecidos? Según Hartwell, los pasajeros eran simplemente agentes a los que se les concedió una nueva identidad.
“Lo que quería el gobierno era planear ataques de avión para asustar al público. Vimos imágenes terribles en la televisión que habían sido perfectamente diseñadas para provocar un apoyo masivo en las guerras de Afganistán e Irak”, asegura Hartwell.
Esta misma teoría es respaldada por el profesor de teología David Griffin, autor de nueve libros con los que pretende desmontar la versión oficial sobre los atentados y demostrar que fueron “claramente diseñados para justificar las aventuras estadounidenses en Oriente Medio”.
Junto a ellos, escritores, analistas y periodistas, también hay expolíticos como el alemán Andreas von Bülow, exministro de Defensa que se centra en otro de los puntos clave de las teorías: el derrumbe del edificio 7, vecino de las torres gemelas.
Pese a su anterior cargo, Bülow no duda en asegurar que los ataques fueron elaborados por la CIA, que empleó este edificio como búnker para los explosivos y que fue posteriormente demolida para destruir toda evidencia y la escena del crimen.
Según von Bülow, en el informe final de la Comisión del 11 de septiembre se concluye que los servicios de inteligencia de Estados Unidos ignoraron las informaciones que alertaban sobre un posible atentado. Sin embargo, Bülow considera que esto es imposible debido a las cualidades casi “inhumanas” de precisión de este servicio.
Lagunas de mentiras
Todas estas teorías han sido negadas en mayor o menor medida por los informes finales sobre los atentados.
Pero de poco les sirve a los truthers la oposición a sus teorías, que respaldan con casos anteriores en los que se ha demostrado que el gobierno mintió tal y como ocurrió con las armas de destrucción masiva en Irak. Pero, además, según varios analistas, entre muchos de ellos existe cierto sentimiento "fundamentalista".
"Son hipótesis con cierto componente de autoconvencimiento, como si esperaran que fuera así", considera el editor de la exitosa publicación Popular Mechanics, James Meigs.
"En ese sentido, es inmune a cualquier tipo de refutación, y es muy similar, en cierto modo, a la forma de pensar de un fundamentalista. Tienen una especie de respuesta divina para todos los argumentos que se podrían hacer", concluye.