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Schumacher y Cage sumergen a Toronto en un opresivo suspense con 'Trespass'

  • Nicolas Cage: Nadie me tomaba en serio cuando era Nicolas Coppola
  • El veterano director se lamenta de que hoy no se harían películas como Taxi Driver

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Director Joel Schumacher and cast member Nicolas Cage attend the news conference for the film "Trespass" at the 36th Toronto International Film Festival
El director Joel Schumacher (d) y el actor Nicolas Cage en la presentación de "Trespass" en Toronto.

En su séptimo día, Joel Schumacher y Nicolas Cage sumergieron al Festival Internacional de Cine de Toronto (TIFF) en un opresivo suspense con Trespass, la última colaboración entre el director y el actor.

Schumacher (The Lost Boys, 1987; Falling Down, 1993; Batman y Robin, 1997; y Phone Booth, 2002) y Cage ya habían trabajado juntos en 8MM (1999) y mostraron su buena relación tanto en el set de una película como fuera.

En Trespass, en la que también interviene Nicole Kidman en el papel de Sarah, la esposa de Kyle (Cage), Schumacher sumerge a sus actores y al público en una claustrofóbica y violenta invasión de una mansión sin un fin claro.

Otro filme que el hijo de Cage, Kal-El, de 6 años, no podrá ver con su padre porque, tal y como reveló el actor durante una rueda de prensa en Toronto, tan pronto como aparece una de sus películas en televisión cambia rápidamente de canal. "Si estamos viendo la televisión y aparece una película mía, apago la televisión. No quiero que se vean mis películas en casa. No miro mis películas. Y mientras pueda mantenerlo, lo haré. Prefiero que me siga llamando papá que Nicolas Cage", dijo el actor.

El actor también ha revelado que al principio de su carrera, cuando todavía mantenía el apellido Coppola (es sobrino del director Francis Ford Coppola), nadie le tomaba en serio en el mundo del cine, por lo que se tuvo que "reinventar". "Nicolas Cage es realmente quien soy, incluso si en mi pasaporte dice otra cosa. En cierta forma me tuve que reinventar para ser capaz de tener los arrestos de sentarme frente a ustedes" explicó el actor.

El actor también dijo que su cambio de apellido no supone un rechazo de su origen familiar. "Eso no quiere decir que no esté orgulloso de mi familia y todos sus logros y lo que han hecho. Sólo que he ido en mi propia dirección", explicó.

Hoy no habría un Taxi Driver

El veterano Schumacher también aprovechó su visita a Toronto para realizar su propia confesión sobre el estado actual del mundo del cine en Estados Unidos. Según el realizador, hoy en día no se habrían hecho películas como Taxi Driver.

"No creo que algunas de las películas que hemos hecho en el pasado se pudiesen haber realizado en el clima actual. Intentar vender Taxi Driver, One Flew Over the Cuckoo's Nest, Raging Bull, Falling Down o Phone Booth sería muy difícil. Serían consideradas demasiado arriesgadas", ha comentado Schumacher.

Con lo que todo queda reducido a franquicias o cine independiente. "Si tienes una franquicia, una secuela, una marca, es más fácil financiar 200 millones que hacer una de esas porque la ganancia puede ser enorme", explicó.

"Y las películas independientes tienen todos los problemas como si va a haber distribución. Pero ahí es donde está el material, donde puedes realmente arriesgarte", terminó diciendo.

Cine argentino

Este miércoles el festival estrenó una muestra de ese cine independiente y de riesgo, el filme argentino Las acacias, que ganó este año la Cámara de Oro del Festival de Cannes.

Y su director, Pablo Giorgelli, en declaraciones a Efe, dejó claros los problemas de distribución a los que se refería Schumacher. "El problema no es el público, sino los exhibidores. En Argentina pasa algo muy extraño que creo pasa en otros lugares, que un Óscar tienes que ganar para tener salas. Es la primera vez que Argentina gana la Cámara de Oro de Cannes. Sin embargo, se ha complicado poder estrenar. Aunque finalmente el estreno que vamos a tener está bueno", dijo Giorgelli.

Y mientras se acerca el final del festival, el próximo 18 de septiembre, lo que no se acaba es la polémica sobre el paso de Madonna por TIFF, que presentó el lunes su segundo largometraje, W.E. , sobre Wallis Simpson, la mujer que provocó la abdicación de Eduardo VIII.

Durante la rueda de prensa de Madonna, la organización de TIFF, a petición al parecer del estudio que produjo W.E., decidió permitir la presencia de fotógrafos durante sólo los 90 segundos iniciales del encuentro. La decisión fue protestada pero acatada por los fotógrafos.

Pero después un medio de comunicación canadiense dijo que la organización también había obligado a los voluntarios que están presentes en todos los actos de TIFF a ponerse de cara a la pared mientras Madonna era conducida a la rueda de prensa, para evitar que alguien tomase una foto de la reina del pop.

Poco después, la agente de Madonna, Liz Rosenberg, emitió un comunicado desde Nueva York en el que negaba que la artista hubiese solicitado que los voluntarios le diesen la espalda. "Ni Madonna ni su seguridad dieron órdenes para que los voluntarios se girasen ante ella. De hecho, estaba tan impresionada con los voluntarios que les agradeció públicamente su trabajo en el estreno de su película", argumentó Rosenberg.