'Lobos de Arga' - Juan Martínez Moreno: ¡...Y la luz se hizo!
- El director elogia la labor del director de fotografía, Carlos Ferro
- "Me transmite seguridad y confianza", asegura Juan Martínez
Es hora de hablaros de la luz de la película, su calidad visual. El responsable total de este aspecto es el director de fotografía, en este caso Carlos Ferro. Para todos aquellos que veis documentales acerca de rodajes de pelis, sobre todo en las indies o muy modernas, siempre aparece un chavalín de aspecto desarrapado, con pinta super cool, con el letrero debajo de director de fotografía.
Masca chicle con aspecto despreocupado mientras habla de ganancias de colores y diafragmas. Bien, nada más lejos de esa imagen que Carlos.
Imaginaros un oso panda enorme, de unos 110 kilos, el suelo retumbando a cada paso que da. Cada vez que se sube a la grúa donde colocamos la cámara (además es el 2º operador o cameraman) te da la impresión de que no va a caber, o de que se va a desequilibrar al primer empujón del encargado de moverla.
Nada más lejos de la realidad.
"Un bailarín de ballet frustrado"
La precisión con la maneja la máquina te hace pensar que dentro de ese cuerpazo se esconde un bailarín de ballet frustrado. Como es capaz de afinar los movimientos más sutiles y jodidos es un misterio para mí. Yo peso lo mismo y cada vez que me agacho para atarme los zapatos me doy con la frente en el suelo.
Pero no es eso lo mas importante de su labor. Lo más importante es su increíble gusto y visión a la hora de imaginar la luz y el color de cada secuencia, y su importancia dramática. Desde el momento que leyó el guión y se comprometió con el proyecto, meses antes del rodaje, me perseguía por los despachos con gamas de colores y tonalidades, hablando de cosas que a mí ni siquiera se me habían ocurrido.
Su severidad a la hora de juzgar los colores del vestuario y los decorados, fundamentales para el resultado final de su trabajo, han sido más que acertadas.
Debo confesar que yo soy un poco ciego para esas cosas. Está mal que lo reconozca siendo director de cine, pero que cojones, no se puede saber de todo. Me fío de mi gusto y de mi memoria cinéfila, y poco más.
"Me transmite seguridad y conffianza"
Para mí un director de fotografía es alguien que, además de haber hecho películas que yo admire, me transmita seguridad y confianza en rodaje, que sepa lo que está haciendo y me lo venda. Como algunos sabréis, de cómo se ve un plano cuando lo ruedas a cómo se ve en las salas, después de pasar muchos procesos técnicos y químicos, hay miles de kilómetros de diferencia. Y tienes que fiarte.
Pues con Carlos ha sido apuesta segura. Ahora mismo, en este momento del proceso, estamos en el etalonaje de la imagen. Eso quiere decir que Carlos, ayudado por el etalonador (en este caso Chimo, brillante), repasa escena por escena modificando los colores, luces y sombras, dándole carácter y el dramatismo adecuado a cada una de ellas.
Bueno, después de pasarme cuatro meses de postproducción viendo mi película en una calidad de mierda, en monitores de televisión, de repente me cuelo en la sala donde están trabajando los dos a oscuras, como traficantes de crack en un sótano, cuchicheando, y ves lo que están haciendo, y es es como, no sé, si pensaras que estabas haciendo “Piraña” y resulta que has hecho “Tiburón”. Desde mi humildad, ¿eh?, no me entendáis mal.
Y todo está de puta madre. Pero además hay una cosa que a mí me ganó desde el principio: su capacidad de compromiso. Cada película que hace es la mejor película del mundo, la más importante. Te regala horas y días de su trabajo, de su vida, de su emoción. Se cabrea y lucha a muerte por cosas que puedan afectar al resultado final, independientemente de que tenga que ver con su departamento o no.
El da el doscientos por cien, y exige a todo el mundo lo mismo. Y eso es mas que justo. Y además, tipo listo, se rodea de lo mejorcito. En su equipo de cámara (Curro, Guillermo, Montse), los eléctricos (el inmenso Isaías y su gente), maquinistas (Angel y su equipo, desafiando las leyes de la física)…
Y además, como a mí, le encanta comer, reír, hablar, hablar de cine primordialmente, y si no de lo que sea.