Almodóvar desvela sus fotos y confesiones más íntimas para que Taschen las haga arte
- La editorial publica el 5 de octubre Los Archivos de Pedro Almodóvar
- Reúne 600 fotos, algunas inéditas, comentadas por el propio director
Especiales: Especiales: La piel que habito, Almodóvar en el archivo de RTVE
La prestigiosa editorial artística Taschen lo sitúa a la altura de Stanley Kubrick, Ingmar Bergman o Alfred Hitchcock, pero él confiesa vivir "en la misma incertidumbre que cuando hice mi primera película". Pedro Almodóvar -el "cineasta español más exitoso desde Luis Buñuel", Taschen dixit- entra en el altar de los grandes a los que la editorial alemana dedica uno de sus cuidados libros y lo hace nutriéndose de los archivos personales del director manchego para elevar a arte los momentos más íntimos de su carrera cinematográfica.
Los Archivos de Pedro Almodóvar (The Pedro Almodóvar Archives) sale a la venta el próximo 5 de octubre en edición normal -al precio de 150 euros y con un fotograma de celuloide de Volver- y en edición de arte para coleccionista -solo 500 ejemplares numerados, firmados por Almodóvar y acompañados de la fotografía original "Penélope, as Marilyn", del propio cineasta, por 750 euros-. Además de en español e inglés, sale a la venta en alemán, francés e italiano y lo edita Paul Duncan, autor de 50 libros de cine para Taschen, con la colaboración del cineasta español.
“Habrá una edición para coleccionista numerada y firmada por Almodóvar“
Con más de 400 páginas y a través de 600 fotografías, Los Archivos de Pedro Almodóvar es un viaje personal de la mano del director por toda su filmografía, por sus 18 largometrajes, desde el primero (Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón, 1980) hasta el último (La piel que habito, 2011, aún en taquilla y preseleccionada para los Oscar por los académicos españoles).
Taschen ya había dedicado otros dos libros a los archivos personales de Kubrick y Bergman, también editados por Duncan, como los de Hitchcock, Elizabeth Taylor, El Padrino o Taxi Driver. Ahora se rinde al mundo "sexy y subversivo, colorido y controvertido, apasionado y provocador" de Almodóvar, que es "como el de ningún otro director", afirma la editorial.
El mundo de Almodóvar, retratado
Fotografías de los sets de rodaje, desde los precarios y espontáneos de los primeros momentos de su carrera a las estancias diseñadas al milímetro con su característico tono almodovariano de cintas como Mujeres al borde de un ataque de nervios (1988); del Amodóvar que interpetra "La bien pagá" con Fabio McNamara al que peina canas y reflexiona con gesto serio durante el rodaje de La mala educación (2004) o al que rueda desde la grúa, cabeza pegada al techo, la secuencia del duelo en Volver (2006); y también del director dando directrices antes de una escena a todos los actores fetiche que forman parte de su mundo: Carmen Maura, Antonio Banderas, Victoria Abril, Penélope Cruz...
... o las fotos que tanta vergüenza le daba pedir hacerse con Francis Ford Coppola, Harvey Keitel, Meryl Streep o George Clooney, con los que compartió fiestas por la nominación de Hable con ella (2002) para los Globos de Oro o los National Board of Review.
La fuerza de las imágenes, muchas de ellas 'desclasificadas' y nunca publicadas, va acompañada de la fuerza de la palabra. De la palabra del manchego, que escribe los epígrafes de las fotografías esbozando una especie de autobiografía sintética, además de seleccionar textos propios sobre sus cintas, y de la palabra de importantes autores españoles a los que invitó a escribir las introducciones para cada una de sus películas, como Vicente Molina Foix, Juan José Millás, Gustavo Martín Garzo, Elvira Lindo o Ángel Fernández Santos.
También se incluyen entrevistas concedidas en los momentos del estreno de algunas de sus películas o una conversación entre Almodóvar y Banderas con motivo de una edición especial de Átame (1990) para DVD en 2002.
“Pedro es a España lo que Bergman fue a Suecia, Kurosawa a Japón o Ford a los Estados Unidos“
Y como prologuista, quién mejor que su amigo Thierry Frémaux, director general del Festival de Cannes, uno de los "privilegiados", como reconoce, con ser uno de los primeros espectadores de sus películas y que admite que el festival francés tardó mucho en ofrecerle el honor de competir, aunque ahora sea "un habitual" como lo fueron Antonini, Fellini o Bergman. No obstante, aún le debe la Palma de Oro.
"Pedro es a España lo que Bergman fue a Suecia, Kurosawa a Japón o Ford a los Estados Unidos", dice Frémaux en su prólogo, en el que también lo define como "uno de los cineastas más singulares de su generación" o alaba su técnica e imaginario "renovados sin cesar".
Almodóvar, al desnudo
"Ahora las cosas me van bien, pero siempre pienso que pueden empeorar. Son las secuelas de haber sido un niño pobre. Todavía sigo siendo un administrativo “excedente” de la Telefónica. No me despido nunca, por si acaso". Parece mentira que estas sean las confesiones de quien tiene en sus vitrinas dos Oscar, dos Globos de Oro, cuatro BAFTA, seis Goya e infinitos premios más, pero así se muestra de desnudo en las pequeñas notas autobiográficas de Almodóvar que acompañan al libro de Taschen.
También se muestra "sorprendido" de que aquella primera película que solo él y Carmen Maura eran conscientes de que iba a convertirse en eso, en película, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), ahora le guste a todo el mundo cuando entonces "los críticos me devoraron y a mucha gente le horrorizó".
O dice no entender cómo sus películas funcionan tan bien en el extranjero cuando "utilizo mucho el lenguaje para caracterizar a los personajes y los subtítulos siempre son insuficientes e incompletos. Por ejemplo, el 70% de lo que dice Candela en la película es intraducible -en referencia a Mujeres, su despegue internacional-. O la frase de Chus Lampreave "soy testiga de Jehová". Y, sin embargo, la gente se ríe muchísimo".
“Me siento muy cercano al Buñuel más sainetesco“
Reconoce su cercanía al "Buñuel más sainetesco" o al "breve neorrealismo español" de Berlanga, Ferreri y Fernán Gómez o admite tener "cierto complejo de inferioridad" respecto a la literatura, porque "aunque me dedico a hacer películas, yo creo más en el poder de la palabra escrita".
Admite que sobre su forma de dirigir a los actores se ha creado "una especie de leyenda". Pero matiza: "No soy ningún dictador, pero sí un espejo insobornable de sí mismos y de su trabajo. El malestar procede de lo que los actores ven en ese espejo: un fiel retrato de sí mismos que no siempre les gusta". A la vez que alaba a fetiches suyos como Banderas -"nadie ha encarnado mis personajes masculinos mejor que él"- o Penélope -"es tan guapa que a mucha gente le cuesta creer que es tan buena actriz como realmente es"-.
“Penélope es tan guapa que a mucha gente le cuesta creer que es tan buena actriz como realmente es“
A veces anhela "la libertad del anonimato" y ha llegado a pensar en trabajar con seudónimo para recuperar "la independencia del debutante", pero su querido hermano Agustín no le deja "porque ha llevado demasiado tiempo llegar hasta aquí como para ahora volver a empezar".
Pese a todo, el fatalismo no le abandona: "Siento la experiencia de lo que ya he hecho, pero eso no me aporta seguridad. Vivo en la misma incertidumbre que cuando hice mi primera película". Suena casi a desfachatez, 31 años, 18 películas, 91 premios y un libro de Taschen después.