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El Teatro Infanta Isabel de Madrid vuelve a poner el mantel para La Cena de los Idiotas

  • 'La Cena de los Idiotas' estará en cartel hasta finales de febrero
  • La obra vuelve a la capital tras llenar los teatros de España

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Una escena de La Cena de los Idiotas.
Una escena de 'La Cena de los Idiotas'.

Que suene el teléfono y que, al cogerlo, alguien te pregunte si quieres ser idiota, solo le puede ocurrir a Agustín Jiménez. Y no sabemos lo que contestó exactamente el día que eso le pasó, pero sí podemos constatar que hace el idiota tan bien que uno se pregunta, durante la obra, qué otro actor español podría bordar como él este personaje.

La trama es de sobra conocida: Un grupo de amigos se reúne una vez a la semana para cenar y llevar a esa cena a un idiota para reírse de él. Esta semana es el turno de Carlos (Josema Yuste), que da con un idiota cuyo hobby es hacer esculturas con cerillas.

Risas que detienen la obra

Esculturas con cerillas: razón primera y suficiente para reírse del idiota, Piñón (Agustín Jiménez), nada más entrar por la puerta de su casa. Pero Carlos tiene lumbalgia y apenas puede moverse. A partir de ese momento, se van encadenando escenas que provocan risas unísonas y que no consiguen acabar. Tanto es así que, en más de una ocasión, los actores tienen que parar la obra hasta que se van apagando las carcajadas y comienza entonces el dolor mandibular.

Un público entregado se rinde a la maestría interpretativa del idiota en cuestión (Agustín Jiménez), a un genial papel que recuerda a Martes y Trece y que borda Josema Yuste y a los dos personajes que encarna Félix Álvarez, cuyos gestos y acentos provocan estallidos de risa muy merecidos también.

Crítiza mordaz a la prepotencia

La obra –adaptación de la comedia de Francis Veber– es una crítica a la prepotencia, a todos aquellos que se creen listos y poderosos y que se burlan de los demás.

Estuvo unos meses en Madrid para luego irse de gira por España durante 6 meses. Un año y medio en total – hasta ahora– que ha satisfecho a la compañía. Como cuenta Josema Yuste, “prácticamente en todas las ciudades y en todos los teatros hemos tenido lleno total, lo cual nos alegra un montón, y más con la que está cayendo”.

La respuesta del público, ya sea en Bilbao, San Sebastián o Albacete, ha sido –dicen– parecida. “Ver al público de pie aplaudiendo es muy emocionante. Y esto ha pasado con una comedia, a la que se trata como un género menor. Nosotros reivindicamos la comedia como un género tan digno como la tragedia y como tantos otros”, explica Yuste.

“Es que vas a los pueblos y te sientes como un Rolling Stone”, cuenta Félix Álvarez, mientras Agustín Jiménez toca con el dedo su camiseta con 4 timbales dibujados que suenan… Y es que al final a todo se acostumbra uno. A hacer el idiota, también.