Las potencias occidentales arremeten contra China y Rusia por vetar las sanciones a Siria
- Turquía anuncia que tomará medidas de forma independiente
- Francia: "Es un día triste para Siria y el Consejo de Seguridad"
China y Rusia han impedido, de nuevo, que salga adelante el paquete de sanciones contra el régimen sirio por su represión de las protestas algo que ha generado un rechazo y pesar general de la comunidad internacional.
El ministro de Exteriores británico, William Hague, ha calificado de "error grave y lamentable" el veto de las dos potencias: "La decisión de Rusia y China de vetar les deja al lado de un régimen brutal y no en el lado del pueblo sirio. Es un profundo error y lamentable", ha sentenciado el ministro.
"Vamos a redoblar nuestros esfuerzos para trabajar con otros países para aumentar la presión sobre el régimen en lo que podamos, y asegúrese de que el pueblo de Siria no será olvidado", ha concluido.
La oposición siria también se ha manifestado y ha asegurado que el veto hará que aumente la presión de las protestas y a "animar" la violencia, según ha declarado a la agencia AFP el protavoz del Consejo Nacional sirio, Burhan Ghalioun.
Pesar generalizado
Por su parte, Turquia ya ha anticipado que ya que los dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad "han entregado una victoria diplomática a Asad", optarán por tomar medidas de forma autónoma.
"Naturalmente, el veto ... nos obliga a no implementar unas sanciones comunes", ha declarado Erdogan que, además, ha anunciado su decisión de actuar de forma independiente y cuyo paquete de medidas ha explicado que dará a conocer tras su visita una un campo de refugiados sirios en Turquía en los próximos días.
Pero la reacción de enfado de Turquía no ha sido la única. La mayoría de los líderes mundiales ha manifestado su pesar por la pequeña "victoria" del presidente sirio.
"Este es un día triste para el pueblo sirio. Es un día triste para el Consejo de Seguridad", ha declarado el ministro de Exteriores francés, Alain Juppé, quien además ha agregado que Francia seguirá apoyando a la "causa justa" de los sirios, que, asegura, luchan por la libertad.
El proyecto de resolución de la ONU recibió nueve votos a favor y cuatro abstenciones.
El embajador de EE.UU., Susan Rice, ha asegurado que Washington estaba indignado y por ello ha pedido "duras sanciones selectivas" contra Damasco.
El embajador de Rusia, Vitaly Churkin, ha justificado la decisión de Moscú. Su postura de rechazo hacia la amenaza de sanciones a Siria, igual que la expresada por el enviado de China, Li Baodong, se debe a su firme oposición a una "injerencia en los asuntos internos de Siria".
Pero de hecho, Moscú ya había expresado su preocupación de que la resolución podría allanar el camino para una intervención militar al estilo de Libia. Además, Rusia y China, buscan limitar la influencia occidental en Oriente Medio.
La fuerza de Asad
Con todo, Asad no ha dudado en utilizar tanques y tropas para aplastar la insurrección que estalló en marzo, inspirada por las revueltas regionales que han logrado derrocar a tres líderes del norte de África este año.
Naciones Unidas cifra en 2.700 los civiles que han sido asesinados. Damasco acusa de la violencia a extranjeros respaldados por los grupos armados que asegura que han matado a por lo menos 700 agentes de seguridad.
A todo esto hay que sumarle que, además, la economía de Siria está sufriendo el impacto de los disturbios y de las sanciones de EE.UU. y Europa en el sector petrolero, pequeño pero clave.
"El mero hecho de que Asad pueda evitar las sanciones internacionales por el momento refuerza su posición a corto plazo", asegura por su parte Kamel Ayham, del centro de estudios Eurasia.
"Asad va a permanecer por el momento en el poder y no creo que haya señales de un inminente colapso, pero Siria se enfrenta a desafíos en todo el país: la economía, la inseguridad, y una oposición más organizada".
"Asad está perdiendo el respeto de su gente", ha asegurado Erdogan, cuyo país ha dado refugio a un coronel sirio que se ha unido a la revuelta anti-Asad.
Después de meses de protestas pacíficas, algunos desertores del ejército y de los disidentes han tomado las armas, lo que ha provocado que las operaciones militares se vuelvan contra ellos, especialmente en las zonas fronterizas con Turquía y Jordania.