Lola Herrera: "Si dejo el teatro y me siento en un sillón, ya no me levanto"
- Se estrena en Madrid 'Querida Matilde', una comedia "amable"
- La gira por algunas ciudades españolas ha sido "todo un éxito", según la actriz
Se subió por primera vez a un escenario hace 54 años. Desde entonces, Lola Herrera ha hecho teatro, cine, televisión, doblaje y hasta ha cantado. Además, ha tenido dos hijos, lo que, a pesar de su profesión, ha sabido compatibilizar con su impecable currículo. Luchadora y sacrificada como la que más, afirmar que es una de las mejores actrices españolas de todos los tiempos no es decir ninguna tontería.
Herrera, sin embargo, a pesar de reconocerse vital e hiperactiva, no quiere disimular –porque poder, sí puede– que el tener que contestar durante toda una tarde a los periodistas, y encima de uno en uno, no es lo que más le apasiona a su edad. Eso sí, insiste en que la tuteen.
Está en Madrid porque este miércoles se estrena en el Teatro La Latina Querida Matilde, de Israel Horovitz. Adaptada por Juan Luis Iborra –su director– y por Antonio Albert, la obra es una comedia que narra la vida de una mujer atrevida que está a años luz de los tiempos que le ha tocado vivir. Comparten escenario con ella Ana Labordeta y Daniel Freire. Para saber más, hay que acercarse al teatro...
- ¿Qué pensaría Israel Horovitz, el autor de Querida Matilde, si viniera a España y viera la adaptación que estáis interpretando?
Pues no lo sé. Estamos esperando que venga a Madrid para verla y que opine. Pero vamos, la adaptación es libre y a este señor se le ha enviado el texto.
- ¿No había algún toque de nazismo en el texto original que se ha eliminado?
Bueno, esto es algo que se suele hacer todos los días. Suele haber muchas modificaciones, pero el autor las puede conocer al segundo.
- Interpretas en esta obra a una señora que, según he leído en varios sitios, “lo ha vivido ya todo” en la vida. Tiene que ser horrible llegar a la conclusión de que ya se ha vivido todo, ¿no?
Eso de que Matilde lo ha vivido ya todo no lo he dicho yo.
- No he dicho que lo hayas dicho tú, sino que viene escrito en prácticamente todos los textos que he encontrado que hablan de la obra...
Ah, pues no sé. En todo caso, no es que Matilde lo haya vivido todo en la vida, sino que ha vivido lo que le ha tocado y no ha sido precisamente lo mejor, porque una mujer que ha vivido en España y ha tenido que pasar por una guerra y una posguerra… Con tanta prohibición que hay en estas circunstancias, una no puede vivir mucho. Lo que pasa es que ella ha vivido más de lo que le permitían, cosa que está muy bien.
- ¿Y cómo es ella, aparte de valiente y transgresora?
Sí, es valiente y transgresora pero, además, ha aprendido a manipular y tiene mucho sentido del humor. Lo envuelve todo de tal manera que la hace positiva y le permite ir hacia delante.
- ¿Qué te ha impulsado a participar en este proyecto?
Pues escogí esta obra porque me pareció que estaba muy bien. Que podíamos hacer un trabajo “guapo” y estaba dentro de lo que yo quería hacer, más o menos.
“Hay que ir cubriendo las necesidades”
- No te apetece hacer nada similar a Cinco horas con Mario…
No, la verdad es que ahora, no. No tengo ganas. Yo creo que hay que ir cubriendo las necesidades. Siempre he tratado de hacer lo que me apetecía. Algunas veces he podido. Otras, no (empieza a sonreir).
- Y después de tantísimos años subida al escenario… ¿No te cansas? ¿No se hace pesado repetir lo mismo todos los días?
Es que no se repite lo mismo. Yo entiendo que la idea desde fuera es ésta, pero lo que nos pasa es que, sí, decimos lo mismo y sentimos lo mismo, pero todos los días es una experiencia nueva. Es algo difícil de explicar. Nuestro trabajo consiste en eso, en crear desde dentro situaciones de verdad, naturales. Y eso es distinto en cada representación, porque en cada una de ellas el público es distinto, porque tú estás distinta. Aunque digas lo mismo.
- Entonces, después de estar tantos años haciendo teatro, televisión, doblaje, hasta cantando cuando eras pequeña… ¿de verdad no ha habido un día en el que hayas dicho “ya está bien”?
(Suelta un suspiro de esos que te hace intuir que durante esa tarde ya le han preguntado esto, como mínimo, 4 veces). No. Hay trabajos y trabajos. En los trabajos hay rutinas, pero en éste no, nunca. El que entra en la rutina se tiene que ir, lo escupe el propio teatro. Es un placer poder vivir de esta manera, porque esto no es una vocación ni un trabajo, es una forma de vida.
Yo llevo viviendo en esto desde el 57, que es cuando empecé a hacer teatro.
- 22 años tenías...
Sí. Imagínate tú todos los años que llevo en esto de una manera continuada.
“La televisión es un medio maravilloso al que no se le saca mucho jugo”
- ¿Qué opinas de la televisión que se está haciendo ahora?
(Auque no tiene que ver con la obra, pone cara de que le alegra un cambio de rumbo). Pues mira, desde que empezó se dice que está mal (se ríe). Y es verdad que hay muchas cosas que no me gustan, y a veces las veo por curiosidad, porque me asombra ver lo que se llega a decir por televisión. Y que tenga eso tanta audiencia te hace cuestionar qué pasa con el mundo, qué pasa con la gente, qué nos pasa…
De todos modos, la televisión es un medio maravilloso al que se le podría sacar mucho jugo, pero no se quiere. Los directivos de algunas cadenas piensan que solo hay que divertir, y cuanto más burdamente, mejor. Y yo creo que a la gente no le gusta ver eso. La gente lo consume porque está ahí.
- Has compartido más de una vez cartel con tu hija, Natalia Dicenta. ¿Qué siente una madre al trabajar en la misma obra que su hija? ¿No estabas más pendiente de la interpretación de Natalia que de la tuya? Porque vosotras las madres sois un poquito exageradas…
No, no. En el escenario se te olvida que es tu hija. Tú sales al escenario a hacer un trabajo. Lo que hacemos ahí es ficción, y sí, es una cara que conoces, pero se te olvida. Además, nosotras nunca hemos buscado trabajar juntas. Siempre nos han llamado. Y sí, ha sido una experiencia interesante, pero tampoco es que nos mate lo de trabajar juntas.
- ¿Cómo ha reaccionado el público hasta ahora con Querida Matilde?
Muy bien, hasta ahora hemos llenado el teatro. Ten en cuenta que es una obra amable, revestida de mucho sentido del humor y eso hace que los momentos más tristes se pasen en seguida.
- Una última cosa: ¿Cómo es que estás tan estupenda?
(Suelta una carcajada, ya mucho más relajada). Porque estoy aquí, en los escenarios, y estar aquí me obliga a ir a la peluquería, a hacerme las uñas, a cuidarme un poco. Si dejo el teatro y me siento en un sillón, entonces ya sí que no me levanto.