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Shalit por un millar de palestinos, ¿por qué ahora?

  • El pacto entre Hamás e Israel coincide con la petición de Abás ante la ONU
  • Marwan Barghouti, el líder más popular entre los palestinos, seguirá entre rejas
  • Tanto Hamás como Israel se encontraban debilitados por las revueltas

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Shalit por un millar de palestinos, ¿por qué ahora?

Hace tiempo que perdí la cuenta de las veces que he pasado frente a la carpa en la que los familiares del cabo Gilat Shalit pedían su liberación, en Jerusalén, junto a la residencia del primer ministro.

Pasaba cada día, al menos, una vez al ir a la corresponsalía y otra al volver a casa; así, durante los cuatro años que fui corresponsal. Pero Shalit llevaba en poder de la organización integrista Hamás desde el verano del año anterior.

En total, más de un lustro de negociaciones fallidas a cargo de los más prestigiosos intermediarios de la zona. Sin embargo, la semana pasada, sin ruido previo, se anunció que por fin el gobierno israelí y los carceleros de Shalit habían llegado a un acuerdo¿Qué ha cambiado en estos cinco años?.

Abás paga el precio político

Llama la atención la iniciativa del presidente Abás –que controla Cisjordania pero no la Franja de Gaza, en poder de Hamás– de solicitar ante las Naciones Unidas el ingreso de Palestina como estado miembro de pleno derecho.

Israel le irrita profundamente la posibilidad de tener que negociar con un estado reconocido internacionalmente en lugar de con una sombra difusa, indefinida y casi sin representación internacional llamada Autoridad Palestina que, además, lleva varios años partida en dos.

Ahora, Hamás, el principal rival del presidente Abás dentro de la arena política palestina, se apuntará un éxito en una materia sagrada para los palestinos: los prisioneros.

Un año después de la captura de Shalit, en 2006, la organización integrista dio un golpe de estado en la franja. En tan sólo unos días, a punta de pistola, sus milicias borraron del mapa a Al-Fatah, el partido de Abás.

Israel no intervino y se consumó uno de sus escenarios soñados: Palestina quedó dividida en dos entidades enfrentadas; Gaza en poder de los islamistas y Cisjordania bajo autoridad de al Fatah.

Esa escisión se ha mantenido hasta hace unos meses, cuando la parálisis en el proceso de paz –bloqueado desde la llegada al poder de Netanyahu– facilitó el acercamiento para alcanzar acuerdo de unidad nacional y un pacto para la próxima celebración de elecciones.

Barghouti sigue entre rejas

Si los nombres de los liberados son importantes, aun lo son más los de los que se quedan entre rejas. Marwan Barghouti, el carismático líder de al-Fatah condenado a varias cadenas perpetuas permanecerá en prisión.

Los negociadores de Hamás no han podido (o no han querido) convencer a los israelíes de que pongan en libertad al que, hoy por hoy, es el dirigente con más prestigio entre los palestinos.

Un hombre –y esto es muy destacable entre la clase dirigente palestina–  que todavía no ha sido salpicado por ningún escándalo de corrupción.

Conocido como el “Mandela palestino”, Barghouti se ha convertido políticamente en el rival más temible tanto para Abbas, como para los integristas. Según las encuestas de intención de voto, de no haber estado preso, hubiera ganado los comicios anteriores.

Fuera de Israel y Palestina también hay cambios. A la situación en Egipto hay que añadir que la revuelta popular en Siria ha hecho que Hamás flexibilice su postura hacia Israel y el gobierno de Ramala porque su cúpula dirigente en el exilio reside en Damasco.

Cualquier debilidad o cambio en el régimen de Bashar al-Assad podría traer serias consecuencias para los islamistas palestinos.

Israel rompe su aislamiento a Hamás

En Israel, la noticia ha causado cierta polémica. Varias asociaciones israelíes de víctimas del terrorismo han puesto el grito en el cielo porque su gobierno va a liberar a reos palestinos condenados por delitos de sangre y a cerebros de atentados terroristas muy sangrientos.

Antes de este acuerdo Israel había pedido –y en ocasiones exigido– a la comunidad internacional y a sus aliados que no dialogaran con una organización terrorista como Hamás.  Ha sido el propio estado hebreo el que ha roto ese frente para liberar a uno de sus soldados.

Quizá este pacto suponga la puntilla al ya muy debilitado aislamiento internacional de Hamás y, lo que sería más importante, el principio de un proceso que contribuya a aliviar la situación de la población civil de Gaza, sometida a un férreo bloqueo israelí.