Merkel y Sarkozy se reúnen para impulsar un pacto previo a la cumbre de la UE
- El debate se centra en el método para ampliar el fondo de rescates
- Coinciden en el acto de despedida a Jean Claude Trichet, en Fráncfort
El presidente francés, Nicolas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, mantienen un encuentro en Fráncfort, donde ambos dirigentes han coincidido este miércoles con motivo de la despedida de Jean Claude Trichet como presidente del Banco Central Europeo.
La canciller alemana, Angela Merkel, ha señalado en el discurso pronunciado con motivo de la despedida de Trichet, que "si el euro fracasa, Europa fracasa", a lo que ha añadido que "hace falta atacar los problemas desde la raíz".
La ampliación del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) centra las negociaciones de los europeos, de cara a la cumbre de la UE que se va a celebrar el próximo domingo. Francia defiende que este instrumento se transforme en un banco con acceso a la financiación del Banco Central Europeo, pero Alemania se opone a esta posibilidad.
Según publica "Le Point" en su edición digital, se prevé que en esa "reunión informal" participen Trichet; su sucesor, Mario Draghi; los presidentes del Consejo y de la Comisión Europea, Herman Van Rompuy y José Manuel Barroso; la directora del FMI, Christine Lagarde, y los ministros de Finanzas francés y alemán, François Baroin y Wolfgang Schaüble.
El último encuentro de Sarkozy y Merkel se remonta al pasado 9 de octubre en Berlín, y de allí salió la promesa de que antes de finales de mes habría una "solución duradera" para atajar definitivamente los problemas de capitalización de la banca europea y la crisis de la deuda griega, pero ninguna concreción sobre en qué consistiría.
La cita de este miécoles se desarrolla bajo una presión evidente, con la rebaja desde hace unas horas de la calificación crediticia para España de Moody's, la misma agencia que este martes advirtió de que en los próximos meses examinará si hay motivos para modificar la nota de Francia, que por ahora conserva la máxima posible (Aaa).
Esa advertencia provocó una movilización del Gobierno francés, que aseguró que tomará las medidas necesarias para mantener esa calificación, fundamental para financiar su propia deuda pública a un tipo de interés favorable, pero también para mantener la credibilidad de los mecanismos financieros europeos, que se sustentan en la solidez de Francia y Alemania.