Europa se juega el euro y su futuro en dos días
- Las cumbres de domingo y miércoles deberán acabar con la incertidumbre
- Acuerdo en la UE sobre la recapitalización bancaria: costará 100.000 millones
- Grecia verá cómo su deuda tendrá una quita de entre el 50% y el 60%
"Si el euro fracasa, Europa fracasa", decía hace unos días la canciller alemana, Angela Merkel. Y el futuro de la moneda única, y de varios millones de personas, penden del resultado de las cumbres del domingo y el miércoles en las que los Veintisiete tendrán que tomar medidas claras, definidas y contundentes para arrancar de cuajo las dudas de los mercados y evitar la expansión de la crisis de deuda, que ya se ha llevado por delante a Irlanda, Portugal y Grecia (origen de del problema); que ya daña a Italia y España; y que amenaza con extenderse a Francia.
París está nerviosa porque ve cómo en los últimos días su prima de riesgo, el diferencial que se paga por el bono francés respecto al bono alemán, está en máximos de 19 años y se establece en los 120 puntos básicos. La puntilla ha sido que dos de las grandes agencias de rating (Moody's y S&P) han amenazado con quitarle la matrícula de honor, la "AAA" a su deuda. El motivo: la necesaria recapitalización de la banca gala por la condonación de la deuda griega.
“Francia y Alemania buscan un acuerdo para reforzar y definir las funciones del nuevo fondo de rescate“
Aquí es donde se desarrolla la batalla entre Alemania y Francia. Para evitar una rebaja de su nota, París propone que el Fondo Europeo de Estabilidad Finaciera (FEEF) -dotado ahora con 440.000 millones de euros- sea el encargado de recapitalizar la banca. Para ello hay que fortalecerlo y aumentar su capital gracias a las aportaciones del Banco Central Europeo (BCE). Y esto se consigue convirtiendo al fondo de rescate en una entidad financiera con capacidad de pedir dinero prestado al BCE.
La propuesta de Francia choca con Berlín y el propio BCE, que no está dispuesto a depender más de Europa. Alemania, que ha logrado borrar por el momento la 'solución' de los eurobonos, quiere que el FEEF sea una suerte de aseguradora que garantice las emisiones de bonos soberanos de los países en dificultades (los intervenidos y los que no lo están).
En las últimas horas, la propuesta francesa parece haber perdido fuerza y se impone la alemana. Según el ministro de Finanzas holandés, Jan Kees de Jager, recurrir al BCE "ya no es una opción". Los líderes de Francia y Alemania, Nicolas Sarkozy y Angela Merkel, aseguran que existen progresos en las negociaciones y son optimistas: creen posible alcanzar un gran acuerdo global "entre el domingo y el miércoles", informa AFP.
Recapitalización de la banca
Este acuerdo pasaría por varios puntos. Uno de ellos, la condonación o quita de la deuda de Grecia ordenada de, al menos, el 50%. Esa es la cantidad mínima que el Eurogrupo propone para que Atenas vea la luz. Esta quita provocaría unas pérdidas en el sector bancario, que ya de por sí necesita una inyección de capital urgente, tal y como ha demostrado el caso del banco franco-belga Dexia. Otro, recapitalizar la banca europea, sobre todo la alemana y la francesa, que acumulan miles de millones de euros en títulos griegos que, de la noche a la mañana, valdrán menos.
Los ministros de Finanzas de la Unión Europea, el llamado Ecofin, han cifrado entre 100.000 y 108.000 millones de euros la cantidad que necesita la gran banca (las entidades que pueden hacer caer el sistema financiero). Del preacuerdo al que han llegado este sábado se sabe poco, pero sí que estos bancos deben tener un capital de máxima calidad (Core Tier 1) del 9% (frente al 5% exigido en los últimos test de estrés). España, Italia y Portugal han mostrado sus reticencias por considerar que ese porcentaje es excesivo.
Ese dinero es claramente inferior al estimado por diferentes organismos internacionales, como el FMI, que el pasado mes de septiembre cifraba en aproximadamente 200.000 millones de euros el impacto directo que han tenido en los bancos de la Unión Europea (UE) las tensiones en torno a los problemas de la deuda soberana en los países de la zona euro desde que esta crisis estallara a finales de 2009. Y sin tener en cuenta una quita en Grecia.
Europa es consciente de que las pérdidas tendrán que ser cubiertas de alguna manera para evitar que los bancos quiebren y el sistema financiero se colapse. Si esto ocurriera, la crisis económica se acentuaría y Europa volvería a una recesión más profunda de la que acaba de salir.
Grecia, Irlanda, Portugal, Italia y España
Grecia en el origen de todo. Ahora hace dos años, en el último trimestre de 2009, Atenas comenzó a mostrar los primeros síntomas. Ese año, el déficit era del 12,7% y su deuda pública, del 113,4% del PIB. Desde entonces el país heleno ha caído a los infiernos económicos en un descenso vertiginoso que no ha parado con el primer plan de rescate ni con el compromiso de julio de 2011 de un segundo plan.
Atenas se ha llevado por delante a Irlanda y Portugal, países que han tenido que recurrir al BCE, UE y FMI para intentar arreglar sus problemas.
Sin embargo, ni los cuatro rescates aprobados, ni la intervención del BCE en el mercado secundario de deuda, ni las medidas de ajuste anunciadas por casi todos los países han logrado calmar a los mercados, que desconfían de España e Italia, cuyas notas han sido rebajadas una y otra vez por las agencias de calificación de riesgos que, a su vez, están en el punto de mira de varios estados y organismos por no haber sido capaces de prever la crisis financiera de 2008.
De hecho, la canciller alemana ha instado este sábado a Madrid y Roma a realizar más progresos y reformas para lograr la reducción de su nivel de endeudamiento.
Así las cosas, Europa debe cuadrar el círculo: solucionar la deuda de Grecia con una quita, evitar la quiebra de Portugal e Irlanda, fortalecer las posiciones de Italia y España, lograr que la crisis de deuda no llegue a Francia, recapitalizar a la gran banca, robustecer el nuevo fondo de rescate y, como colofón, estimular la economía del Viejo Continente y evitar que caiga en recesión. Y todo ello, sin que nadie quiera poner más dinero encima de la mesa.