El amor salva a una joven profesora de morir bajo los escombros tras el terremoto en Turquía
- Un joven recorrió 100 kilómetros para encontrar a su novia
- Los equipos de rescate salvaron a un bebé de meses
- Entre la tragedia, nacen diversas historias de esperanza
El amor de un novio ha salvado a su joven pareja, una profesora de 25 años llamada Gul Karacoban, de morir bajo los escombros cuando tras derrumbarse el restaurante en el que estaba comiendo en el momento en el que se produjo el terremoto que ha sacudido Turquía.
Es una de esas historias que arrojan un rayo de esperanza a una tragedia que, de momento, se ha cobrado la vida de más de 200 personas y ha dejado miles de heridos.
Pero en este caso, también hay lugar para la alegría. Onur Eryasan, teniente de la Fuerza Aérea, logró salvar la vida de su pareja junto a la de otros dos amigos tras permanecer bajo un montón de escombros durante 18 horas.
Cuando ocurrió el sismo, Eryasar corrió desde su base en Van a la ciudad de Ercis, a unos 100 kilómetros de distancia, para encontrar Karacoban, y hablando con sus amigos y compañeros de trabajo se enteró de que había ido a almorzar.
Intensa búsqueda
Logró encontrar el restaurante en la más absoluta oscuridad y entonces empezó a gritar su nombre. En ese momentó escuchó las voces de otras personas que habían quedado atrapadas en el edificio y convenció a uno de los equipos de rescate para que comenzaran a excavar.
"Lo único que quiero es que viva, no me importa si se lesiona o no. No importa, solo quiero que viva", comentaba a la prensa durante su búsqueda. Su perseverancia se vio recompensada. ya que los equipos encontraron a la joven viva y consciente.
Logró encontrar el restaurante en la más absoluta oscuridad y entonces empezó a gritar su nombre. En ese momentó escuchó las voces de otras personas que habían quedado atrapadas en el edificio y convenció a uno de los equipos de rescate para que comenzaran a excavar.
En otra parte de Ercis, una ciudad de 100.000 habitantes, un trabajador de los equipos de rescate salió de entre los escombros, de lo que había sido un café de internet, acunando a un niño pequeño de unos tres años. Con el cuello protegido por un corsé, el niño no paraba de llorar mientras era llevado en brazos de su salvador a una ambulancia.
Allí también otro hombre salió aturdido, mirando a su alrededor con incredulidad, mientras se sentaba entre los escombros en los que había estado enterrado durante. Un fotógrafo de Reuters vio cómo una mujer y su hija eran liberadas de debajo de una losa de hormigón en las ruinas de un edificio que tenía seis pisos de altura.
"Estoy aquí, estoy aquí", gritaba la mujer, llamada Fidan, con voz ronca. Para su rescate fue clave el hablar con ella con regularidad durante el trabajo de más de dos horas que fue necesario para encontrar un camino a través del que los equipos de rescate pudieran llegar hasta ella y, previamente, hasta su hija. Estaban vivas, pero sus cuerpos estaban muy hinchados. Cuatro cadáveres fueron recuperados del mismo edificio.
La angustia entre el caos
En Van, aunque menos edificios se han derrumbado, la tragedia no es menor. Por ejemplo, el terremoto destruyó un edificio de apartamentos de siete pisos, donde vivían unas 40 familias.
"Nuestro dolor es enorme. La esposa de mi tío y sus hijos se encuentran bajo los escombros", dijo una mujer mirando cómo una maquinaria de elevación pesada trataba de eliminar las losas de hormigón caídas.
"Todas nuestras casas están dañadas. Nos quedamos en el centro de deportes de la juventud", dijo, antes de romper a llorar.
Nadie, ni vivo ni muerto, ha podido ser sacado de este destrozado edificio hasta ahora, aunque una mujer le dijo a un trabajador de rescate que había hablado con una amiga, Hatice Hasimoglu, gracias a su teléfono móvil, seis horas después del terremoto y que se había quedado atrapada en el interior.