Erdogan admite descoordinación en la atención a las víctimas del terremoto en Turquía
- La cifra de muertos se eleva ya a 471
- Rescatada una mujer de 27 años tras 66 horas atrapada
- El gobiero turco acepta ayuda internacional, incluida la de Israel
El primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, ha admitido este miércoles que ha existido descoordinación en la atención a las víctimas del terremoto que el domingo golpeó el sureste del país. Las cifras oficiales elevan el número de muertos a 471 y más de 1.600 heridos.
"Al principio, en las primeras 24 horas, ha habido realmente fallos, lo reconocemos", ha asegurado Erdogan en declaraciones ante la prensa en Ankara. El primer ministro ha garantizado que "el Estado ha movilizado todas sus instituciones" para hacer frente a la emergencia.
El gobierno turco ha tenido que rectificar en las últimas horas y aceptar la ayuda internacional ofrecida por 30 países, entre ellos Israel, con quien Turquía mantiene un contencioso diplomático por el ataque a la Flotilla de Gaza.
Israel enviará este miércoles material prefabricado de construcción, tiendas y contenedores. Por su parte, Japón donará 400.000 dólares.
La falta de tiendas y mantas es la queja más común de los habitantes de la región de Van, la más afectada, habitada por la empobrecida minoría kurda. La lluvia ha comenzado a caer y se prevén nevadas en la zona.
"No hay coordinación, tienes que pisar a otros para que te den una tienda", dice Suleyman Akbulut, de 18 años.
Los rescates continúan
Tres días después del seismo, continúan apareciendo supervivientes. Después del rescate, el martes, de una niña de dos semanas, los equipos de emergencias han hallado con vida en la ciudad de Ercis a una mujer de 27 años, Gozde Bahar, que ha sido trasladada en estado crítico al hospital de la capital provincial, Van.
Los que ya han sido rescatados narran el infierno bajo los cascotes. "Aguantábamos la respiración, teníamos sed. Vimos a los bomberos removiendo los escombros. Nos dijeron que esperásemos cinco minutos. Perro no nos rescataron ese día", narra Omer Yildiz.
"Ha sido una pesadilla. Aún no me puedo creer que estuviera allí 33 horas", añade.
Motín en la cárcel
La población de la región está aterrorizada por las réplicas: más de 200 desde el domingo. Como consecuencia, los presos de la prisión de Van se amotinaron el martes porque temían que el edificio se derrumbara sobre sus cabezas tras uno de estos terremotos secundarios, de magnitud 5.4.
Los internos prendieron fuego a la cárcel y lucharon con los guardias hasta que fueron enviadas tropas para reprimir el motín.
Diputados kurdos han participado en las negociaciones para calmar a los presos. "Los reos querían salir al patio después de la fuerte réplica. No se les permitió, y ahí se produjo el caos", ha explicado la parlamentaria Aysel Tugluk.