'Lobos de Arga' - Hasta 150 pistas de sonido y aullidos
- Juan Martínez Moreno, director, nos comenta cómo la mezcla de sonido: el remate final
- "De aquí sale la película acabada", asegura el director de la película
Y nos vamos a Santiago de Compostela, a unos estudios de sonido llamados Cinemar, a realizar la mezcla final del sonido y la música.
Durante tres días, Pelayo (editor de sonido), Nacho, (mezclador) y yo nos metemos en una sala enorme, con un pantallón de 15 metros de largo y un sistema de sonido acojonante. Se oyen hasta los pelos de las bestias. Este es el momento final, de aquí sale la película acabada, lista para que en el laboratorio empiecen a tirar copias a tutiplén.
¡Y que gusto da! Como he dicho, la calidad del sonido y de la imagen es increíble, y por primera vez en todo el proceso de postproducción vemos la película en las condiciones ideales. Huelga decir que un servidor, que lleva cuatro años con esta historia, se emociona repetidas veces. Nacho y Pelayo se lo están pasando pipa, a pesar de que la película es un chocho de sonido importante.
¡150 pistas en algunas escenas!
Para que os hagáis una idea, una película normal puede tener entre 30 y 50 pistas de sonido para mezclar. Bueno, en esta tenemos varias escenas en las que sólo de efectos de sonido (sin contar con música y diálogos) llevamos 150 pistas. Eso para el mezclador es jodido de narices.
Pero Nacho hace un trabajo alucinante, consigue que se oiga todo , desde la música atronadora de las escenas de acción hasta los rugidos de los 20 hombres lobo que están al fondo del plano. Y en su volumen. Todo hay que decirlo, a esto también ayuda que la grabación del sonido directo en rodaje, que hizo Agus Peinado es cojonuda. Está allí cono nosotros en espíritu.
Como os he dicho, Cinemar es de lo mejorcito que hay en el país para estas cosas. La única putada es que está en un polígono industrial de las afueras, con lo cual todos los días nos toca comer en una gasolinera, que es lo único cerca. Tiene huevos que vengamos a Galicia a comer a una gasolinera. En fin, por las noches nos desquitamos un poquito, aunque no mucho, que al día siguiente hay que currar.
¡La película acabada!
El último día acabamos a las 11 de la mañana. Y a las 12 tenemos lo que se llama un control de mezclas, esto es, vienen los productores y vemos la película enterita, ya acabada, de un tirón. Y luego, si hay que hacer alguna corrección, se hace.
Bien, este es el momento clave, nunca nadie de nosotros la ha visto así, con todo, la imagen y el sonido definitivo. Estamos todos un poco nerviosos, a ver que coño hemos hecho. Se apagan las luces, suena la música de Sergio, empieza la primera secuencia…
102 minutos después se encienden las luces. Y nos abrazamos. Estamos todos como niños con un subidón de azúcar. La peli funciona de puta madre, corre como un galgo, tiene un acabado técnico impecable, y nos deja a todos más que satisfechos. Por primera vez, después de cuatro años de luchas, trabajo, problemas y dudas, nos damos cuenta de que todo ha merecido la pena, de que hemos hecho todos un trabajo estupendo. De verdad.
Ahora tenemos que conseguir que vosotros, los espectadores, para quien se ha hecho esta película, vayáis a verla. Empieza otro proceso, el de la distribución, el lanzamiento, la prensa,… Espero que estemos a la altura, como lo hemos estado hasta ahora.
P.D.- Por fin, el último día, después de la proyección, los productores nos invitan a comer a un pedazo de restaurante gallego como Dios manda. Y nos damos un homenaje.
El restaurante se llama Casa Ramallo, está en un pueblo cerca de Santiago que se llama Rois, si vais por allí ni se os ocurra pasar de largo. Y ya que estamos, pediros el guiso de chipirones con patatas y una tarta de galleta de postre, y veréis el cielo. ¡Hala, toma publicidad gratuita!