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La Estatua de la Libertad cumple 125 años

  • Fue un regalo de Francia a EE.UU, símbolo de la amistad entre ambos
  • Su construcción fue encargada al escultor Fréderic Auguste Bartholdi
  • En 1984 fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad

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La Estatua de la Libertad celebra su 125 cumpleaños

La Estatua de la Libertad de Nueva York cumple este viernes 125 años. Erigida en la isla de la Libertad, al sur de la isla de Manhattan, junto a la desembocadura del río Hudson y cerca de la isla de Ellis, fue declarada por la Unesco Patrimonio de la Humanidad en 1984. Desde el momento que fue concebida su creación, la historia de esta descomunal estatua está plagada de anécdotas y sucesos.

La Estatua de la Libertad es en sí un universo simbólico representado en cada uno de sus elementos. La corona que rodea su cabeza tiene siete picos que simbolizan los siete continentes y siete mares. Las 25 ventanas de esta corona representan gemas y los rayos del cielo que iluminan el mundo. La diadema está inspirada en la que portaba Helios, personificación del Sol en la mitología griega.

La antorcha encendida que muestra en su mano derecha y que es mantenida en alto alude al siglo de las luces, y la tablilla de su mano izquierda evoca a la ley y al derecho. En ella está grabada la fecha de la firma de la Declaración de la Independencia de los Estados Unidos, escrita en números romanos: JULY IV MDCCLXXVI.

Una historia plagada de dificultades

La obra tiene su origen en la intención de Francia por ofrecer un presente a Estados Unidos como un símbolo que garantizara la alianza de amistad entre las dos naciones. Su construcción fue encargada al joven escultor alsaciano Fréderic Auguste Bartholdi.

A pesar de que el escultor alsaciano comenzó a realizar trabajos para este proyecto en 1870, la guerra franco-prusiana y sus consecuencias diplomáticas lo paralizaron. Hasta que en 1871 vuelve a retomarse. Bartholdi ese año viaja a Nueva York y escoge la isla de Bedloe, que más tarde pasaría a llamarse ‘isla de la Libertad’, para su ubicación.

Por un acuerdo entre ambos países, Estados Unidos se encargaría de la construcción de la base del monumento, mientras que Francia se hacía cargo de la construcción de la descomunal escultura y de su posterior ensamblaje.

A partir de ese momento, la recaudación de fondos se convirtió en un objetivo prioritario que movilizó a los gobiernos y que se puso en marcha, sobre todo, a través de la prensa.

Mediante impuestos, loterías, banquetes, fiestas, galas, combates de boxeo o donaciones se fueron acortando las dificultades hasta que, en 1880, se consiguió reunir la cantidad de dinero necesaria, a pesar de que el proyecto ya se encontraba en marcha.

Bartholdi eligió a Gustave Eiffel para realizar el diseño de la estructura interna, en cobre, para que mantuviera en pie su obra.

La primera piedra del pedestal fue colocada en Nueva York el 5 de agosto de 1884, mientras que la base fue construida entre 1883 y 1886. Cuando se colocó la última piedra del monumento, los albañiles cogieron monedas de sus bolsillos y las echaron en el mortero, mientras que el resto de los participantes en la ceremonia depositaron medallas y tarjetas de visita en un pequeño cofre que quedó depositado en el zócalo.

A la vez, en Francia, se estaba fabricando la estatua, cuyas diferentes piezas estuvieron concluidas en 1884. El resultado quedó expuesto para su visita en París hasta 1885, cuando comenzó su desmontaje para realizar su definitivo viaje a Estados Unidos.

Después de un lento proceso de ensamblaje, las diferentes piezas fueron unidas por remaches de cobre y los problemas de dilatación fueron resueltos gracias a los pliegues del vestido.

La gran expectación que suscitó su inauguración reunió, el 28 de octubre de 1886, en un acto oficial, al Presidente estadounidense Grover Cleveland y autoridades francesas, con 600 invitados y millares de espectadores que se agolpaban para formar parte de este gran acontecimiento.

Un icono social

Desde entonces, la Estatua de la Libertad ha sido requerida por cineastas para formar parte de su filmografía, en los discursos de los políticos, en anuncios publicitarios. Ha formado parte de la moda y de la filosofía y, ante su visión, la primera que tenían los inmigrantes europeos al llegar a EE.UU., han llorado muchos seres humanos.

Charles Chaplin fue el primero que supo reflejar en un film, El Inmigrante, la emoción de un hombre que tiene que abandonar su tierra para trabajar en otro continente. Al final de su largo viaje, el actor observa emocionado la figura simbólica que preside el puerto de Nueva York. En el film El Padrino también da la bienvenida a la familia italiana de los Corleone.

Sus 46 metros de altura han sido escalados en películas de acción, como Saboteur; se ha convertido en plataforma de extraterrestres para amenazar al planeta, en El planeta de los Simios; ha sido destruida en varias ocasiones, como en la reciente película Cloverfield; e incluso se ha recurrido a ella para justificar argumentos apocalípticos, como en la dramatización realizada de las profecías de Nostradamus, El Hombre que vio el Mañana.

Icono repetido en las películas de Superman, también se ha visto rodeada de sucesos cómicos como en La Pantera Rosa. Y, finalmente, ¿cuántas parejas de enamorados han paseado a su alrededor en el celuloide?

Reproducciones a todos los tamaños

En la actualidad existen réplicas del monumento en muchos hogares del mundo en forma de souvenir y ha sido reproducida a muchas escalas. Las primeras reproducciones de la estatua en tamaño miniatura fueron distribuidas entre las personalidades presentes en el acto de inauguración.

Pero, entre las principales reproducciones que se pueden contemplar por el mundo destacan una que se encuentra en la isla de los Cisnes, en la ciudad de París, con una altura de 11,50 metros y situada en el río Sena y cerca del antiguo taller de Fréderic Auguste Bartholdi.

Para conmemorar el centenario del escultor se erigió otra reproducción, de tres toneladas de peso y doce metros de altura, en la ciudad francesa de Colmar, a pocos kilómetros de la frontera con Alemania, al este del país.

La Flamme de la Liberté, que representa una réplica de la antorcha de la estatua neoyorkina, fue un regalo de Estados Unidos a Francia y quedó instalada en la plaza de L´Alma de París, cerca del tunel donde perdió la vida Lady Diana Spencer, y en la que le rindieron homenaje los parisinos.

En Argentina también existen dos réplicas famosas, una en la plaza Barrancas de Belgrano de la ciudad de Buenos Aires, realizada por Bartholdi, y la segunda hecha tras la muerte del arquitecto en la ciudad de Pocito.

Las reproducciones del New York-New York Hotel & Casino, en la ciudad de las Vegas y la que se encuentra en la isla artificial de Odiaba, en la bahía de Tokio, son otras Damas de la Libertad famosas.