El teatro Bolshoi recupera su esplendor
- La 'catedral' de la danza ha reabierto sus puertas ante un público selecto
- La compañía de ballet del teatro, la más grande del mundo, abrió la gala
La casa mayor de la ópera y cuna del ballet ruso, el mítico Teatro Bolshoi de Moscú, subió este viernes el telón en su escenario histórico al cabo de más de cinco años de espectacular restauración, en una solemne ceremonia esperada y retransmitida en todo el mundo.
Al Gran Teatro (bolshói en ruso significa gran) sólo pudieron asistir los elegidos, personajes de la cultura, estadistas e invitados extranjeros, y fue el presidente ruso, Dmitri Medvédev, el primero en ponerse delante del público en el reconstruido escenario, aún con el telón bajado.
"El Bolshoi es una de las más grandes marcas nacionales de Rusia. Por eso hoy todos celebramos la reapertura del edificio principal del Teatro Bolshói", dijo visiblemente emocionado el jefe de Estado ruso.
Rusia, según Medvédev, nunca escatimó dinero para que el Bolshoi "esté en una situación correcta". "Fue lo que sucedió hace 150 años y es lo que ha sucedido ahora. Estoy seguro que todo lo que se ha hecho servirá durante muchos años a los ciudadanos de nuestro país y a todos aquellos que aman este teatro", concluyó su intervención Medvédev.
... Y subió el telón
Y subió el telón, tras una pausa que a muchos se les hizo larga, para recrear una escena, como poco, inesperada: las propias obras del teatro, que se alargaron más de cinco años, con obreros, grúas y materiales de obra a los ojos del distinguido público.
Y, tras un largo discurrir de actores, cantantes y músicos ataviados con las ropas de los obreros, sorpresa aún mayor: al compás del director, e instrumentos musicales en mano, los falsos obreros, la compañía artística del teatro, cantaron en la que fue la primera puesta en esta "nueva" histórica escena del Bolshoi.
“El público se subió a una máquina del tiempo“
En el palacio del ballet, no fue otra que la compañía de ballet del Bolshoi, la más grande del mundo, la que continuó la gala, al son de la música del Prokófiev y con una representación iluminada del propio teatro al fondo del escenario.
Del ballet a la ópera -la otra gran hija del Bolshoi-, compareció a continuación la cantante de origen lituano Violeta Urmana, que dio paso a los artistas de la compañía de ópera del teatro, que deleitaron a los asistentes con una escena de "Iván Susanin", del compositor ruso Mijail Glinka.
Este viernes, el selecto público pudo subirse a una máquina del tiempo que le llevó directamente a los tiempos del lujo zarista, donde todo brilla como el oro, desde los sillones a los pomos de las puertas, desde los relieves a las lámparas.
Seis años de reformas y escándalos
Los terribles efectos del paso del tiempo, de los incendios sufridos y de los bombardeos nazis dejaron el teatro enfermo, y unas reformas salvajes lo dejaron después en estado de coma. La última vez que se bajó el telón fue en 2005 y desde entonces se ha trabajado para que el Bolshoi, que significa “gran teatro”, vuelva a la primera línea de las artes.
La reforma ha sido larga y difícil, y ha estado marcada por problemas urbanísticos, una presunta malversación de fondos públicos, la dimisión del director musical hace dos años, y la renuncia del jefe de la compañía de bailarines envuelto en un escándalo sexual.
El nuevo teatro tiene 1.720 butacas, 380 menos, para mejorar la comodidad de los espectadores y ampliar el espacio de la orquesta. La superficie total es ahora de 72.830 metros cuadrados, 42.464 más que antes, y cuenta con nuevas salas, entre ellas una de conciertos para 330 espectadores.El escenario principal ha recuperado la lámpara de dos toneladas de peso y 6,5 metros de diámetro que tenía antes, y el gran telón que pesa más de 700 kilos.
Otra de las arduas tareas ha sido la de recuperar su admirada acústica debilitada tras incluir hormigón armado en las reformas soviéticas. Para que el Bolshoi suene a Bolshoi se ha utilizado una madera similar a la original, que es de 1825, dotada de un timbre único y capaz de reproducir el eco como ninguna otra.
Tras la reapertura, el teatro ofrecerá su repertorio clásico con los famosos ballets “El Lago de los cisnes” y “Cascanueces”.
Este viernes, los afortunados que presenciaron la ceremonia en el Gran Teatro debieron de entender por qué ni siquiera los dictadores soviéticos Lenin y Stalin pudieron resistirse a los encantos del ballet burgués y la compañía del Bolshói se convirtió durante el siglo XX en una de las imágenes de marca del alma rusa