El G20, con los mismos problemas que llevaron a la crisis de 2008, y ahora con la crisis de deuda
- La reunión entre Obama y Sarkozy, pistoletazo de salida a la cumbre
- Los bonus garantizados de los banqueros continúan, pese a la crisis
- El impuesto sobre transacciones financieras, bloqueado por EE.UU
- Los gobiernos del G20 han agotado los planes de inversión pública
Ver también: Especial cumbre G-20 en Cannes
Con la reunión entre el presidente de EE.UU., Barack Obama, y su homólogo francés, Nicolas Sarzkozy, comienza de facto la cumbre de los líderes del G20, que se vuelven a ver las caras tres años después del inicio de la crisis económica y que tienen en la agenda las mismas tareas pendientes. La voluntad de refundar el capitalismo, en palabras del presidente francés Nicolas Sarkozy, se encuentra con el mismo talón de Aquiles: la falta de transparencia del sistema financiero y la ausencia de una gobernanza con capacidad para vigilar el equilibrio comercial entre todas las economías, desarrolladas y emergentes.
El G20, los 19 países desarrollados y emergentes más ricos y la Unión Europea, se encuentra en Cannes con la mayor crisis económica en los últimos 50 años. Las mayores economías mundiales, incluida la de EE.UU., acumulan un nivel de deuda preocupante, que ha obligado a la primera economía mundial a elevar el techo de endeudamiento del Estado .
La crisis se prolonga y se ha agudizado por el aumento del desempleo y la brecha del balance comercial entre los países emergentes, cada vez más dependientes de las exportaciones y los más desarrollados, que acumulan mayor peso de las importaciones, en especial del petróleo .
El paro afecta a 200 millones de personas en todo el mundo y se han perdido 20 millones de puestos de trabajo desde que estalló la crisis en septiembre de 2008, según un informe de la Organización Internacional del Trabajo.
El azote de la crisis de deuda
Una circunstancia ha cambiado el panorama económico mundial desde el estallido de la crisis, la presión sobre la deuda soberana de la zona euro, que ha obligado a los líderes europeos a ampliar el fondo de rescates para los países más vulnerables a la presiones del mercado, condonar un 50% de la deuda de Grecia con sus acreedores privados y recapitalizar los bancos con 100.000 millones de euros.
El eje Francia-Alemania se ha fortalecido en estos últimos meses y ha presentado las principales propuestas para la salida de la crisis de la zona euro aprobadas en el último Consejo de la Unión Europea.
El segundo rescate a Grecia, pendiente de ejecución y el de Portugal, aprobado en mayo, ambos acordados después de la última cumbre del G20 de Seúl, obligan a los líderes mundiales a dejar relegados temas pendientes de acuerdo, como la reforma del sistema monetario internacional, la trasparencia del sistema financiero y el control de los desequilibrios comerciales entre países desarrollados y emergentes.
Bonus sí, impuesto a transacciones financieras no
Las iniciativas para refundar el capitalismo se han quedado en el ámbito de los gobiernos nacionales. De nuevo, la ausencia de una entidad única con capacidad suficiente para fijar las medidas a tomar por los Gobiernos y favorecer el equilibrio de los mercados se deja notar, en las retribuciones de altos directivos de la banca y en las diferencias entre la UE y EE.UU y China, sobre la implantación de una tasa a las transacciones financieras.
Los bonus permanecen, pese a los reiterados pronunciamientos de los líderes del G20 en los documentos finales de las cumbres celebradas desde 2008.
Reino Unido aprobó en diciembre de 2009 un impuesto del 50% sobre los bonus superiores a 27.700 euros , a la que tendrían que hacer frente las entidades bancarias, no los directivos. Antes, en agosto de 2009, el presidente francés, Nicolas Sarkozy, llegó a un acuerdo con los bancos para limitar los bonus a los operadores financieros vinculando las retribuciones a los resultados obtenidos durante tres años. Entonces, los operadores advirtieron: la medida no será efectiva si no se llega a un acuerdo internacional.
El esfuerzo de los líderes europeos se ha centrado desde entonces en aumentar las exigencias de capital de calidad de las entidades financieras y limitar el pago de bonus a los altos directivos y dividendos a los accionistas en las entidades bancarias que no cumplan los requisitos de capital.
Hasta ahora, Francia y Alemania han defendido la implantación de una tasa sobre las transacciones financieras , al menos en el marco de la Unión Europea. La iniciativa, conocida como Tasa Tobin, sin embargo, se ha encontrado con la oposición frontal de Estados Unidos y China, una postura frente a la que ha mostrado su rechazo la canciller alemana Angela Merkel .
Sistema en la sombra
Los Gobiernos nacionales han emprendido iniciativas para controlar el fraude fiscal, pero ningún país ha sido capaz de ejercer un control sobre los paraísos fiscales , que se habían propuesto tratar desde el estallido de la crisis. A pesar de todo, la OCDE ha cifrado en 14.000 millones de euros, el resultado de la acción emprendida por los países del G20 contra los paraísos fiscales en los dos últimos años.
Tampoco han prosperado las escasas iniciativas judiciales puestas en marcha contra la influencia de las agencias de calificación crediticia sobre los mercados.
Los hedge funds (fondos de alto riesgo o de inversión libre), entonces señalados como uno de los principales responsables del estallido de la crisis, continúan operando en los mercados con las mismas condiciones, sin ninguna regulación. Entre las prácticas incluidas en estos fondos están las ventas a corto al descubierto, que apuestan la bajada de cotización de un valor para después comprarlas a un precio menor y obtener así un margen de beneficio.
También en este sentido, los líderes de la UE se han visto obligados a intervenir el pasado mes de agosto, en una acción coordinada, por las autoridades bursátiles de Francia, España, Italia y Bélgica, para prohibir de forma temporal las ventas a corto al descubierto para los valores bancarios, los más afectados por los rumores de una posible rebaja en la calificación de la deuda soberana que se produjeron el pasado mes de agosto.
Los líderes del G20 han insistido en reiteradas ocasiones, desde 2008, en la necesidad de hacer un sistema financiero más transparente . Hasta ahora, las medidas adoptadas se limitan a la exigencia del organismo supervisor de cada país, por ejemplo de más información sobre sus necesidades de financiación en el caso del Banco de España.
EE.UU. y China, el sistema monetario
EE.UU. se ha marcado como principal objetivo en las últimas cumbres del G20, controlar los desequilibrios comerciales en el mundo, y desarrollar un sistema monetario internacional que garantice la competitividad de las divisas.
Para conseguirlo, el G20 acordó en abril pasado incluir la moneda china, el yuan, en la cesta de divisas del Fondo Monetario Internacional. Una medida que permitiría reflejar el verdadero peso de la economía china en el mundo.
Obama ha acusado a China de ser "agresiva en el sistema de comercio", y ha asegurado que Estados Unidos está sufriendo la manipulación del gigante asiático sobre su moneda para favorecer a sus exportaciones. Se refiere, en concreto, a las políticas de debilitamiento monetario llevadas a cabo por el Banco Popular de China con la retirada de liquidez para forzar la depreciación de su divisa, el yuan.
El dólar se mantiene como divisa de referencia en el mundo pero sufre cada vez más la inestabilidad por la amenaza de la crisis de deuda de la zona euro, el elevado endeudamiento y débil crecimiento al que se enfrenta la mayor primera economía.