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Papandréu se juega su Gobierno a 'truco o trato'

  • Cansado de la cerrazón de la oposición, Papandréu planteó un órdago
  • La perspectiva de ser expulsado del euro conmocionó a su Gobierno
  • El ministro de Finanzas Venizelos cambió de opinión en 24 horas
  • La oposición ofreció un Gobierno de unidad al que se aferra Papandréu
  • La votación de la moción de confianza este viernes, próximo capítulo

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Papandréu se enfrenta hoy a una moción de confianza

En la noche del lunes al martes,  cuando medio mundo celebraba la fiesta de Halloween, el primer ministro griego daba su particular susto a sus socios europeos y a sus compañeros de partido: o aceptaban su último 'truco' (una consulta popular sobre el último acuerdo del Consejo Europeo) o no había trato (y Grecia se veía abocada a unas elecciones anticipadas que podrían llevar al país a la bancarrota).

Se iniciaba así una semana de infarto con la sorpresa inicial, a la que siguió el pánico de los mercados, la reunión de urgencia de su gabinete, el rechazo generalizado de la prensa y la oposición, el ajuste de tuercas de Merkel y Sarkozy, la rebelión en el partido Papandréu, el ofrecimiento de un gobierno de unidad nacional por parte de la oposición y el amago final de marcha atrás del primer ministro griego.

Este viernes el primer ministro griego se juega su futuro político y en buena parte el de su país en una moción de confianza en la que, a priori, no cuenta ya con la mayoría necesaria -151 votos- tras la deserción de dos de sus diputados pero donde confía salir indemne gracias a su última pirueta: aceptar un Gobierno de unidad con los opositores de Nueva Democracia a cambio de retirar el referéndum.

La apuesta incluso le saldría bien: lograría de una vez que la oposición se hiciese corresponsable de las decisiones del Gobierno y atajaría la rebelión entre sus filas al hacerles ver que las medidas impopulares se tomarían por consenso.

Sin embargo, la lucha política en Grecia promete seguir hasta el final: ni Antonis Samarás, el líder conservador que se ve ganador de unas eventuales elecciones anticipadas, va a regalarle nada -ya ha pedido que dimita- ni su partido se contentará fácilmente, como demuestra la petición de su ministro de Finanzas, Evangelos Venizelos, para que deje claro que la consulta está oficialmente descartada.

Capítulo 1: El "pánico" de Papandréu

La primera pregunta es sencilla: ¿Por qué Papandréu decidió romper la baraja de esa manera?

"Es difícil encontrar una explicación racional", estima Thanassis Diamatopoulos, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Atenas, que considera que habría que recurrir "al psicoanálisis".

"Constatando que su Gobierno se venía abajo podría ser que pretendiese, de una manera totalmente irresponsable, buscar el todo por el todo: o bien se venía abajo todo el sistema político y la zona euro o bien es visto como el gran maestro del juego, como su padre o su abuelo", resume el profesor de Ciencias Políticas en declaraciones a Afp.

Miembro de una gran dinastía política, nacido y educado en el exilio hasta el fin de la dictadura de los coroneles, las crecientes comparaciones de su propio gobierno con una dictadura por aplicar medidas que eran rechazadas por la opiniñin pública indignaban al antaño popular Papandréu, aislado de su propio partido y que confía en un reducido círculo de asesores.

Tras la cumbre europea del jueves, el viernes el Gobierno se vió obligado a suspender el desfile de la fiesta nacional, algo sin precedentes en Grecia y que, según el politólogo Georges Sefertzis, cercano a la familia Papandréu, tuvo su peso en el primer ministro a la hora de tomar una decisión de ese tipo.

El "pánico" y la "busqueda de legitimidad" animan entonces a Papandréu a adoptar la decisión de la consulta el pasado lunes, según Sefertzis en palabras a Afp, pero pronto esos sentimientos desatan una tormenta política.

Capítulo 2: Los socialistas abandonan el barco

Papandréu hace su anuncio ante los 153 diputados que aún le aseguran la mayoría parlamentaria pese a las impopulares tomadas hasta ese momento.

Sus palabras fueron recibidas con un gesto atónito y en una reunión posterior del Gobierno algunos ministros expresaron sus dudas por el cuestionamiento a la legitimidad del ejecutivo que suponía someter las nuevas medidas europeas a consulta.

Sin embargo, en un primer momento Papandréu sí logró el apoyo unánime de sus ministros gracias sobre todo al apoyo de un hombre: Evangelos Venizelos, su ministro de Finanzas, que le ofreció un respaldo total pese a que no le informó  de su decisión y le reprochó no haber informado a sus socios europeos.

Al día siguiente, el ministro trata de explicar mientras es trasladado al hospital con un fuerte dolor abdominal al ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaüble, al comisario europeo, Olli Rehn, y a los representantes de la "troika" que la decisión de Papandréu busca dar una mayor legitimidad al plan de rescate y que no trastocará los planes para aprobarlo.

Sin embargo, esas palabras ya no convencen a nadie y Venizelos es llamado a Cannes para asistir a la reunión con los miembros del G-20, al igual que Papandréu.

En ese encuentro, el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y la  canciller alemana, Ángela Merkel, le dicen bien a las claras a Grecia que hasta que la consulta no se celebrase y no tuviese un  resultado positivo no se liberarían los 8.000 millones de euros del  sexto tramo de ayuda y que un "No" en esa consulta sería la salida de facto de Grecia del euro y de la Unión Europea.

Papandréu permanece impasible y solo acepta que se adelante la consulta al 4 de diciembre, pero Venizelos cambia radicalmente de postura y pasa a rechazar la consulta, un movimiento que deja casi políticamente muerto al primer ministro.

"Bajo  estas condiciones un referéndum es exactamente lo que el país no  necesita. Él no tendría objecciones si todos los temas pendientes como  el plazo del préstamo y completar el plan de rescate se hayan finalizado", ha declarado una fuente cercana a Venizelos tras el final de la reunión con Merkel y Sarkozy, que calificó de "muy difícil".

Venizelos fue el  rival político de Papandréu -luchó con él por hacerse con el liderazgo del PASOK en  2004- pero se convirtió en su aliado y ministro de Economía el pasado mes de junio,  cuando el primer ministro reflotó su Gobierno para tratar de frenar la  división interna de su partido de cara a la aprobación de las penúltimas  medidas de austeridad.

Al colocarlo ahí, el primer ministro consideraba que evitaba que su gran rival organizase una rebelión interna, pero lo cierto es que al llegar la fecha decisiva ha sido el aliado de París y Berlín para desactivar la consulta.

Le ayudan dos factores: la decisión de dos diputadas socialista que abandonarán a Papandréu en la moción de confianza del viernes y la iniciativa de un grupo de diputados socialistas de promover un gobierno técnico que apruebe las reformas pendientes sin consulta alguna.

Capítulo 3: La oposición entra en escena

El tercer factor decisivo es la irrupción del líder de Nueva Democracia, Antonis Samarás, que acepta un gobierno de transición técnico que tenga como objetivo aprobar el plan de  rescate a Grecia y la posterior celebración de comicios generales.

"Estoy  pidiendo la formación de un gobierno temporal de transición con el  exclusivo mandato de convocar inmediatamente elecciones y la  ratificación del acuerdo de rescate por el parlamento actual", declara en un comunicado.

Nueva Democracia, el partido de Samarás,  espera hacerse con la mayoría en los comicios anticipados  tras las impopulares medidas tomadas por los socialistas de Papandréu a  instancias de Bruselas y de sus prestamistas internacionales.

Sin embargo, la situación crítica en que se encuentra el país después de que la propuesta de referéndum de Papandréu amenace la permanencia misma de Grecia en el euro y en la Unión Europea, tras como ha reconocido la propia Comisión Europea, hace que matice su postura.

Samarás ha sido druamente criticado por sus compañeros de centro-derecha europeo por su negativa a apoyar al Gobierno en cualquier medida de ajuste e incluso rechazó el pasado mes de junio un ofrecimiento de Papandréu para integrarse en un gobierno de coalición.

Ahora acepta la propuesta y Papandréu, que según varios medios estuvo al borde de la dimisión, se niega a marcharse en una nueva reunión extraordinaria del Consejo de Ministros y se aferra a un Gobierno de unidad presidido por él que aprueba el rescate y posponga el referéndum

Durante unas horas, el primer ministro vive un pequeño respiro, que plasma en un discurso ante sus diputados en el que se presenta como salvador de la patria.

"Un rechazo del plan de la UE a través de un referéndum, las elecciones o una mayoría negativa en el parlamento significaría la salida del euro", advertía ante sus diputados.

Más aún, en unas palabras pronunciadas en su Consejo de Ministros citadas por los medios griegos llega a asegurar que ha hecho falta la "amenaza" del referéndum para forzar a la oposición a un compromiso.

Pero el trato que ofrece la oposición ya no tiene truco: si Papandréu quiere un gobierno de unidad tendrá que marcharse y convocar elecciones en seis semanas, dice Samarás. El primer ministro se niega y Venizelos considera que unas elecciones inmediatas pueden postergar la aprobación del plan de rescate y perturbar a los mercados.

Y mientras la Unión Europea pide algo que a estas alturas parece imposible: que el cumplimiento de Grecia del plan de rescate "esté claro como el agua".