El gobierno de Berlusconi ganará tiempo con una votación sin importancia en el Parlamento
- El ministro de Economía abandona el Ecofin y vuelve a Roma
- "Quiero ver la cara de los que piensan en traicionarme", dice el primer ministro
- La situación de Italia en los mercados está unida al futuro del Gobierno
Conforme pasan las horas cobra cuerpo la idea de que este lunes no es el día “D”. La votación de esta tarde es sobre un acto debido. Hasta en sectores progresistas se cataloga de absurdo e irresponsable votar en contra.
El primer ministro italiano, Silvio Berlusconi ganará la votación de un asunto sin importancia pero se tendrá que enfrentar inmeditamente a su futuro. Las dudas asaltan hasta a los más leales como el minstro de Actuaciones de Programa de Gobierno, Gianfranco Rotondi, que dice seguro que está vez también se llevarán a casa la mayoría.
De la importancia del apoyo que Berlusconi tenga en estas horas da fe el que su ministro de Economía, Giulio Tremonti, haya suspendido su participación en la reunión del Ecofin en Bruselas y haya volado a Roma para estar en el Parlamento.
Un periodista afín al Caveliere rindió el lunes su último tributo al anunciar que su dimisión sería cuestión de horas, quizás minutos. El rumor redujo la presión sobre el bono y convirtió a la de Milán en la única bolsa europea en cerrar con números verdes. Pero ya no valen más “ que viene el lobo”.
La oposición deshoja la margarita sobre si presentar o no una moción de censura. Quizás no haga falta. El propio Berlusconi ha dicho que someterá a una cuestión de confianza las actuaciones económicas prometidas a Europa.
Pero, puede también, que tumbar ese catálogo sea una actuación insensata para el país. Ha retado a los suyos como si fuera un hombre de Corleone: “quiero ver la cara de quien piensa en traicionarme”.
Silvio Berlusconi es un hombre acorralado dentro y fuera. Desde hace muchos meses no gobierna, solo gana tiempo. Ahora éste se acaba. Es cuestión de días