El pájaro carpintero imperial 'resucita' en unas viejas películas
- El que fue el más grande de los carpinteros se extinguió a finales del s. XX
- Ahora, han aparecido unas películas que lo registraron en la naturaleza
Ciencia al cubo
El nacimiento de perritos fluorescentes, la muerte de una chimpancé calva, qué son las neuronas espejo, el origen de los ojos azules o por qué nos salen canas. De la mano de América Valenzuela, en 'Ciencia al Cubo' pueden escuchar las historias más variopintas sobre temas científicos de actualidad. Emisión en Radio 5: Lunes a jueves a las 15: 42; Sábados 09:22 / 17:52 / 21:06; Domingos 09:22 / 17:55
El pájaro carpintero imperial era el ave más grande de este tipo (de los carpinteros). Tenía una altura de 60 centímetros y lucía en los bosques mejicanos un plumaje brillante negro, con la mitad de las alas y la espalda blancas con una cresta negra en el caso de ellas y roja si eran machos. Ambos tenían un pico muy largo y naranja para trabajar la madera y abrir oquedades en los troncos.
Se extinguió a finales del siglo XX. Ahora, casi un siglo después han aparecido unos rollos de películas con este ave como protagonista. Es una excelente noticia para los ornitólogos y amantes de la naturaleza ya que es el único documento audiovisual que se conoce de este animal.
Las películas las filmó William L. Rhein, un dentista aficionado a la ornitología de Pennsylvania. En uno de sus viajes a México se propuso grabar imágenes del carpintero imperial y el sonido de su canto.
Lo primero lo consiguió, mientras estaba a lomos de un caballo en la Sierra Madre Occidental. Por eso el plano se mueve muchísimo. El vaivén del caminar del caballo se nota. Pero las imágenes valen la pena sin duda.
Muestran a una hembra haciendo todo tipo de labores.
Volando, aterrizando, despegando, también aparece posada en vertical sobre un tronco, picando y comiendo.
“Las imágenes muestran a una hembra haciendo todo tipo de acciones“
Es emocionante porque los ornitólogos de ahora ya saben por fin exactamente cómo volaba, a que velocidad aleteaba y caminaba.
El canto, eso sí, una pena, el dentista ornitólogo no consiguió registrarlo.
El laboratorio de ornitología de la Universidad de Cornell (en Nueva York) ha analizado las imágenes y concluye que efectivamente es un carpintero imperial y ha publicado el hallazgo en la revista especializada The Auk.
Este ave desapareció porque el hombre destrozó los bosques en los que vivía. Fraccionamos y talamos gran parte de su superficie. De hecho un equipo de científicos de la misma universidad han ido al lugar donde fueron grabadas las imágenes y poco tienen que ver con cómo eran cuando el carpintero imperial vivía allí.
Además, cazamos a muchos ejemplares por pura diversión, otras veces para comer y otras porque la superstición le atribuía propiedades medicinales. Una pena.
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