España vuelve a ponerse en el punto de mira de los mercados
- La prima de riesgo ha batido records cada día y vuelve a situarse como Italia
- El debate en la UE sigue atascado mientras se producen cambios de Gobierno
Los grandes inversores han vuelto a situar a España en primera línea de fuego, tras tres meses en los que el foco ha estado más en Italia, en la semana en la que se ha consumado un cambio político en ese país y se celebran elecciones en el otro, pero sin apenas novedades en la economía. Y más allá, la crisis de la deuda se extiende en la eurozona sin que el BCE tome medidas contundentes.
La semana ha sido muy dura para la prima de riesgo de España, que ha marcado día tras días cotas inalcanzadas desde la introducción de la moneda única.
El lunes llegó a los 432 puntos básicos, el martes a los 457, el miércoles a 460, el jueves sufrió la mayor penalización, hasta 499 puntos, y este viernes ha llegado a superar el listón de los 500 antes de un ajuste técnico que la ha rebajado. Al final, tras una "pequeña intervención" del Banco Central Europeo (que, según ha confirmado un operador a Efe ha comprado bonos nacionales), la prima se ha relajado y al cierre de las bolsas se quedaba en 444 puntos, cuando la semana anterior lo hacía en 396.
La penalización que exigen los inversores para comprar deuda de Italia (siempre con respecto a los bonos alemanes a diez años, que se toman como referencia) ha sufrido muchos menos cambios. La semana pasada acababa en 455 y esta lo hace en 468, con una rentabilidad del bono en torno al 7%, un nivel que, de mantenerse, se considera inasumible para un Estado.
Monti tranquiliza al mercado
A falta de nuevas cifras macroeconómicas, habría que hacer un atrevido ejercicio de interpretación para poner en relación estos vaivenes con los acontecimientos políticos.
Así, en España no ha habido movimientos con un Gobierno que ha celebrado este viernes su último Consejo de Ministros antes de las elecciones, que, pese al clarísimo resultado que dan todas las encuestas, añaden cierta incertidumbre al futuro, algo siempre mal recibido por los inversores.
En cambio, habría que interpretar que los mercados han acogido bien el cambio de Gobierno en Italia, donde el fin de semana pasado Silvio Berlusconi apuraba sus últimas horas en el poder y esta ha dado el relevo a un nuevo gabinete de tecnócratas, dirigido además por un buen conocedor de los mismos, el excomisario de Economía y exasesor de Goldman Sachs, Mario Monti. El nuevo mandatario ha prometido los ajustes necesarios y ha pedido tiempo a los mercados.
Con todo, otros países han sufrido la presión, como Francia o Bélgica, que gozan de la máxima calificación crediticia y cuyas primas de riesgo han marcado también máximos.
Mientras tanto, del lado de la política comunitaria, el debate sigue atascado. Pese a los crecientes pronunciamientos para que el BCE intervenga de forma más contundente, la institución no ha variado su política.
Y tampoco se han tomado las esperadas medidas para corregir algunas prácticas polémicas de destacados actores del mercado: el martes, la Comisión Europea aplazó una nueva regulación sobre las agencias de calificación de deuda.
Solo se decidió otra prohibición temporal de apuestas contra la deuda de los países, pero los últimos datos del Banco de Pagos Internacionales hablan de que el mercado de derivados (complejos productos financieros que permiten esas apuestas) sigue creciendo sin freno… y sin normas que limiten esos movimientos “injustificados” con efectos en la economía real.