Observadores internacionales para unas elecciones limpias, pero peculiares
- No hay dudas sobre la limpieza del sistema electoral
- Los expertos piden a las juntas electorales sesiones abiertas
- Una de sus principales advertencias es la desigualdad en el voto
Los observadores internacionales de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) vuelven estos días a España para supervisar el proceso electoral, ejercicio en el que cada cuatro años comprueban la limpieza de los comicios, a pesar de asombrarse de sus peculiaridades.
Escaños no igualitarios, millones de papeletas sin control, destrucción de los votos escrutados o enconsertada cobertura informativa de la campaña son algunas de las extrañas particularidades del proceso español que destacan en cada convocatoria electoral los observadores a los que España invita como miembro de la OSCE.
Tras los comicios, emiten un informe con invariables elogios al sistema español y algunas propuestas de mejora que, legislatura tras legislatura, son obviadas por los partidos.
La desigualdad en el voto, principal advertencia de los observadores
La última reforma electoral apenas atendió las recomendaciones del informe que redactaron los expertos de este organismo tras los comicios de marzo de 2008, consejos que habrían supuesto, en la práctica, dar la vuelta al sistema electoral.
“Cada escaño en Madrid requiere 129.000 votos, en Soria no se llega a 39.000“
Y es que una de sus principales advertencias es la desigualdad en el voto, es decir, que por cada escaño en Madrid hay más de 129.000 electores, y que por uno en Soria no se llega a 39.000.
Los observadores reconocen que el objetivo es reflejar un Estado complejo y descentralizado, pero advierten de que beneficia en exceso a los grandes partidos estatales y a los que tienen su apoyo concentrado en determinadas provincias (los nacionalistas).
Los perjudicados, los partidos con un respaldo disperso en el territorio nacional que "es posible que no obtengan escaños en proporción al número total de votos obtenidos".
Formaciones como IU y UPyD intentaron acabar con este problema en la última reforma electoral, pero no lo consiguieron.
La cobertura de la campaña "extremadamente rígida"
También llama la atención de los observadores la cobertura de la campaña, que ven "extremadamente rígida" en los medios de comunicación públicos, por lo que abogan por dar cancha a "criterios editoriales".
“La última reforma electoral insta a las emisoras privadas a respetar los principios de proporcionalidad y neutralidad“
Pero los legisladores no sólo hicieron oídos sordos, sino que en la última reforma electoral decidieron instar también a las emisoras privadas a respetar los principios de proporcionalidad y neutralidad informativa al informar de la campaña.
Los observadores lamentan también que la ley electoral no permita que personas a título individual sean candidatas al Congreso e instan a las autoridades a plantearse la posibilidad de eliminar el requisito que obliga a los partidos o asociaciones de electores a nominar a tantos candidatos como número de escaños haya en la circunscripción.
Los expertos destacan su confianza en los partidos, votantes y medios
Sobre la limpieza del sistema electoral no hay dudas y los expertos destacan la confianza de los partidos políticos, los votantes y los medios de comunicación en las juntas electorales, encargadas de velar por que se cumpla la ley.
“Piden a las juntas electorales seciones abiertas para incrementar la transparencia“
No obstante, no entienden que estas juntas, que no son organismos judiciales, tengan que reunirse a puerta cerrada y proponen que, salvo en situaciones extraordinarias, celebren sesiones abiertas para incrementar la transparencia.
Destacan también el buen funcionamiento de las mesas electorales, elegidas por sorteo, aunque alertan del riesgo de que personas carentes de formación nombradas al azar puedan ser más susceptibles a "influencias indebidas", especialmente por parte de los interventores de los partidos presentes durante la votación y el escrutinio.
Sugieren por ello al Ministerio del Interior que proporcione un programa de formación al menos a los presidentes de la mesa. Una recomendación que algunas Delegaciones de Gobierno, como la de Madrid, ya están cumpliendo.
Escasez de cabinas para el voto secreto
Al analizar la jornada de votación, los observadores cuestionan el secreto del voto al comprobar, por ejemplo, la escasez de cabinas.
Aunque se puede llevar el sobre cerrado desde casa, no todos los partidos realizan el envío de papeletas a los votantes, ya que sólo se les reembolsan los gastos de impresión y envío a aquellos que consiguen suficientes escaños para lograr grupo parlamentario.
En este contexto, muestran su asombro ante la enorme cantidad de papeletas que circulan por el país, más de 900 millones en las últimas elecciones generales, con un coste estimado de 11 millones de euros.
El 20N se estrenará una aplicación diseñada por el Ministerio del Interior para imprimir papeletas directamente en los colegios según las necesidades de la jornada, con lo que se calcula que se dejarán de fabricar cerca de 500 millones y la administración ahorrará en torno a 850.000 euros.
Pero todavía les sorprende más el hecho de que, cuando termina el escrutinio, se destruyen los votos, con excepción de los nulos y los que son impugnados por los miembros de la mesa o interventores de los partidos.
Un procedimiento que, advierten, "excluye la posibilidad de un segundo escrutinio total en caso de cualquier reclamación postelectoral".
Las promesas de reforma de los partidos
Los partidos políticos no se han preocupado por la mayoría de estas singularidades, aunque muchos proponen en sus programas reformas legislativas para intentar mejorar el sistema.
Para ganar proporcionalidad y acercar al candidato a los electores, el PSOE se inspira en el modelo alemán, un sistema mixto compuesto por dos votos, uno a los partidos y otro a los candidatos.
“La Constitución sólo establece que debe haber "un mínimo de 300 y de un máximo de 400 diputados"“
Los socialistas sugieren también las listas electorales desbloqueadas, en las que los votantes puedan señalar sus preferencias.
Tanto UPyD como IU quieren que se garantice la proporcionalidad en el reparto de escaños y la igualdad en el valor de todos los votos y muestran su rechazo al sistema D'Hondt y al actual reparto de escaños por provincias, al entender que beneficia a los dos grandes partidos y a las formaciones de presencia sólo regional.
UPyD sitúa la reforma electoral como uno de los ejes de su programa y sugiere reformar el artículo 68 de la Constitución para que la circunscripción electoral sea la comunidad autónoma y no la provincia.
Consciente de la dificultad de retocar la Carta Magna, propone un sistema previo que implicaría reformar la ley electoral para aumentar el número de diputados de 350 a 400; la mitad se elegiría al modo tradicional y la otra mitad en una circunscripción única nacional.
IU aboga además por reconocer el derecho a voto a partir de los 16 años y a los inmigrantes con dos años de residencia en España.
El PP no ha incluido medidas en su programa, pero sí ha planteado públicamente, con el objetivo de ahorrar, la posibilidad de eliminar cincuenta escaños del Congreso y fijar el número de diputados en trescientos.
La Constitución sólo establece que debe haber "un mínimo de 300 y de un máximo de 400 diputados", por lo que no habría que reformar la Carta Magna.