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La Casa Blanca urge al Congreso a tomar "decisiones difíciles" sobre el déficit

  • Faltan tres días para que expire el plazo de un acuerdo en el 'Supercomité'
  • Republicanos y demócratas se culpan del fracaso de las negociaciones
  • Las presidenciales de 2012 pospondrán la aprobación de estos recortes hasta 2013

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La Casa Blanca ha urgido al Congreso a tomar “decisiones difíciles” ante el estancamiento de las negociaciones entre republicanos y demócratas en el ‘Supercomité’ encargado de reducir el déficit del país norteamericano en 1,2 billones de dólares. “Evitar la responsabilidad y prorrogar el tema es el modo en el que Washington se vio inmerso en este problema del déficit en primer lugar” ha afirmado, según Efe, una funcionaria de la Casablanca a falta de tres días de que expire el plazo de tres meses para alcanzar un acuerdo, que de momento parece abocado al fracaso.

Mientras los demócratas acusan a los republicanos de salvaguardar a los ricos de impuestos que ayuden a reducir la deuda, los republicanos aseguran que son los demócratas los que no comprenden la gravedad de aumentar los costes de las prestaciones sanitarias.

La formación del supercomité

El llamado ‘supercomité’, organismo de 12 miembros cuenta con poderes extraordinarios para dinamizar una legislación paralizada en el Congreso, fue designado el pasado mes de agosto, tras la agónica negociación entre la Casa Blanca y el Congreso para evitar que Estados Unidos se declarase en suspensión de pagos y se permitiese elevar el techo de la deuda en última instancia.

El pacto incluía una serie de recortes automáticos en defensa y programas sociales, vacas sagradas de republicanos y demócratas respectivamente, por un valor conjunto de 1,2 billones de dólares a partir de 2013 de no alcanzarse un acuerdo.

Los demócratas han mantenido, en la línea con el presidente Barack Obama, que el equilibrio de las cuentas públicas debe proceder de "sacrificios compartidos" por republicanos y demócratas, que incluyesen una eliminación de las exenciones fiscales.

Por contra, los republicanos, crecidos tras su victoria en las elecciones del Congreso de hace un año en las que retomaron el control de la Cámara de Representantes, se han atrincherado tras el argumento de que el aumento de los impuestos desalienta la inversión y la creación de empleo en un momento de frágil recuperación económica.

Esta supuesta "espada de Damócles" de recortes inmediatos que pendía sobre el "supercomité" finalmente parece no haber servido de nada, ante las justificaciones de congresistas de ambos lados del espectro político en las que se insinuaba que era mejor no llegar a un acuerdo que alcanzar un mal acuerdo.

Tampoco han funcionado las llamadas del presidente Barack Obama a "pensar en grande y por el bien del país", quien en esta ocasión no se ha implicado personalmente, como sí hizo en verano, para tratar de acercar posturas.

Los programas sociales

Si no hay ninguna novedad que desencalle las negociaciones, el enderezamiento de las finanzas de la primera potencia mundial se podría retrasar hasta 2013 como muy pronto si tenemos en cuenta la complejidad de la aprobación de leyes en la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Además, con la campaña electoral de las presidenciales de 2012, es difícil que el Congreso apruebe la reforma de los costosos programas de ayudas sociales y las leyes fiscales, que para muchos son la clave para mejorar la salud de las finanzas estadounidenses.

La dilatación de estos plazos puede poner a prueba la paciencia de los mercados, que hasta ahora han invertido fuertemente en Estados Unidos mientras Europa se encuentra inmersa en la espiral de la crisis de deuda pública.

Si el ‘Supercomité’ se disuelve sin recortar el déficit un solo centavo, los costes derivados de esta entidad (pago del personal y otros gastos) habrán contribuido aún más a engrosar el déficit del estado.

Asimismo, tras el receso de Acción de Gracias, los miembros del Congreso tendrán que afrontar otras decisiones que el ‘Supercomité’ no ha resuelto como los recortes de impuestos de nómina y la prolongación de las prestaciones por desempleo y otros beneficios fiscales que expiran a finales de año. Unas medidas que si no se renuevan pronto provocarán una contracción en el empleo y el crecimiento de EE.UU., según muchos economistas, informa Reuters.