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Rajoy contra el monstruo de la crisis

  • El nuevo Gobierno se enfrentará a la mayor crisis económica en décadas
  • Deberá ahorrar y, al tiempo, reanimar una economía al borde de la recesión
  • A corto plazo, los mercados han puesto a España en su punto de mira

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Un país con una economía estancada, a punto de caer en la recesión y con cinco millones de parados, acosado por los mercados financieros y atrapado entre la necesidad de ajustar el gasto y, al mismo tiempo, impulsar el crecimiento. Ese es el monstruo al que tendrá que hacer frente el nuevo Gobierno de Mariano Rajoy, al que se le va a medir casi exclusivamente por su gestión de una crisis económica que ha arrasado al PSOE.

Sin tiempo apenas para saborear la victoria, el futuro presidente estará ya pendiente de la apertura de los mercados financieros, que en la última semana sometieron a España a un acoso sin tregua: los bonos españoles a 10 años pagan unos intereses del 7% y la prima de riesgo, el diferencial con el bono alemán, ronda los 440 puntos, aunque llegó a rozar los 500.

A corto plazo, la primera tarea de Rajoy será generar confianza. Con el Gobierno en funciones -el portavoz, José Blanco, tuvo que aclarar que el viernes que se mantendrán los plazos del traspaso de poderes-, podría anunciar su plan de medidas económicas y el nombre del próximo ministro de Economía, porque los mercados ya descontaban una victoria del Partido Popular.

Estancamiento económico

Ese solo es el más acuciante de los problemas, pero no el más peliagudo. Quizá lo más grave sea el estancamiento de la economía, confirmado en el tercer trimestre del año, y los temores de que el país se hunda en una nueva recesión en la primavera de 2012.

Por el momento, el Gobierno ya ha admitido que el PIB no crecerá este año el 1,3%, como estaba previsto, sino el 0,8%. El servicio de estudios del BBVA pronostica que, en el mejor de los casos, habrá "una recuperación lenta y débil" el año que viene, con un crecimiento limitado al 1%.

Sin crecimiento, no se crea empleo ni se generan ingresos que permitan pagar la deuda, y el año que viene habrá que afrontar vencimientos, solo en la administración central, de más de 116.000 millones de euros. Si se incluye en la ecuación la deuda privada, que es la que verdaderamente lastra a la banca española, suman más de 300.000 millones, una situación que muy probablemente seguirá frenando el crédito.

Para reanimar a la economía, lo usual sería poner en marcha un programa de inversiones, pero Rajoy no tiene demasiado margen para incentivos, más bien al contrario: suponiendo que este año se cumpla el objetivo de déficit del 6%, el año que viene está previsto reducirlo al 4,4%, lo que supone otros 15.000 millones de euros, la cuantía de todo lo que se ahorro con las medidas que José Luis Rodríguez Zapatero se vio obligado a implantar en mayo de 2010, que incluyen el recorte de sueldo de los funcionarios y la congelación de las pensiones.

Más paro

Además, todas las previsiones apuntan a que el desempleo seguirá aumentando durante el próximo año: el BBVA lo sitúa por encima del 22%, mientras que Funcas no lo lleva tan lejos, aunque coincide en que habrá un repunte del paro.

Así, los analistas coinciden en que no es un problema pagar un 7% por la deuda puntualmente, pero si la situación se prolonga varios meses, España se asomará al abismo de la insolvencia.

Pese a todo, Rajoy tiene algunos asideros a los que agarrarse. Por ejemplo, el buen comportamiento del sector exterior, que sigue mejorando, o la esperanza de que el Banco Central Europeo se decida a respaldar la deuda soberana de los países en problemas con compras masivas.

Sobre todo, la solidez de su mayoría es un valor frente a los mercados, por más que en Europa le miren con lupa cada decisión: el Parlamento español no es el italiano ni el griego. A partir del lunes, tendrá que convertir su bagaje de votos y escaños en confianza de cara al exterior.