Los peritos descartan que Carcaño sufriera algún trastorno mental y le definen como "manipulador"
- Han afirmado que se trata de una persona "egocéntrica" y mentirosa
- Sobre su intento de suicidio, creen que "contaba con ser salvado"
Ver también: Las claves del caso / Cinco declaraciones y ninguna pista
Los tres peritos que analizaron el estado de salud mental del autor confeso del crimen de la joven sevillana Marta del Castillo han ratificado que Miguel Carcaño no padecía ningún trastorno mental ni de la personalidad en el momento de los hechos.
Durante la decimosexta sesión del juicio por la desaparición y el presunto asesinato de la joven, los peritos han subrayado este martes que Carcaño no ha padecido en el pasado ni sufría a la hora del estudio un trastorno psicopatológico ni tampoco en la orientación, la memoria, la afectividad, la inteligencia o el pensamiento.
Asimismo, han dicho que se trata de una persona "egocéntrica y manipuladora", que incluso "mentía" durante las entrevistas que mantuvo con los peritos, y que tiene una "inteligencia normal a baja que le impide prever conductas a largo plazo".
"Primero piensa en su propio beneficio y luego en el resto de las personas", han señalado, aunque han destacado que, pese a ello, no es agresivo salvo episodios aislados en su adolescencia y que su hermano Francisco Javier Delgado, también acusado, hizo para él las funciones de padre y fue la única persona que le puso límites.
Las diferentes versiones "acrecientan el dolor"
En relación al intento de suicidio que protagonizó en la cárcel de Morón de la Frontera (Sevilla) han puesto de manifiesto que "contaba con la posibilidad de ser salvado" y lo llevó a cabo "como gesto de autoprotección" al conocer que podía ser trasladado al módulo común con el resto de presos.
Además, los médicos forenses que analizaron el estado de salud mental de los padres de Marta del Castillo, desaparecida y presuntamente asesinada la noche del 24 al 25 de enero de 2009 en una vivienda de León XIII, han ratificado que las distintas versiones ofrecidas por Miguel Carcaño sobre el posible paradero del cuerpo han "acrecentado" el dolor y la frustración de los padres de la víctima, aseverando que, en caso de que el cadáver no aparezca finalmente, "puede llevar a un duelo patológico".
Los forenses han explicado que la madre de la víctima, Eva Casanueva, ha estado sometida a tratamiento psicoterapéutico y farmacológico a consecuencia de un trastorno depresivo "por la situación de duelo no elaborado", llamando la atención a la "intensa ansiedad" con la que vivía la situación, mientras que el padre también sufría un cuadro depresivo pero no ha recibido tratamiento a pesar de que hubiera sido "necesario".
El daño a los padres es "irreparable"
En este sentido, y cuestionados por el hecho de que el cuerpo de Marta no haya aparecido, han asegurado que "poder ir al cementerio influye mucho en la elaboración del duelo", ya que la falta del cuerpo "dilata en el tiempo ese duelo", todo ello al tiempo que han subrayado que las distintas versiones ofrecidas por el autor confeso del crimen "han producido un importante acrecentamiento del dolor, también psíquico, en el sentido de que genera esperanzas de poder encontrar el cuerpo para poder darle enterramiento".
En concreto, el psicólogo clínico y responsable del equipo de salud mental del Hospital Virgen Macarena, Felipe Vallejo, ha precisado que su equipo trató a los padres de la víctima nada más producirse la desaparición, y ha descrito que inicialmente tuvieron que realizar las sesiones en el propio dormitorio de los padres, porque estaban "en una situación de shock" y la madre de Marta, Eva Casanueva, "no podía ni levantarse de la cama". Como conclusión, Vallejo ha asegurado que el daño causado a los padres de Marta ha sido "irreparable".
Además de estos forenses, en la sesión de este martes del juicio está previsto que comparezcan dos peritos que han analizado los repetidores de telefonía móvil que activaron en sus llamadas los cuatro acusados la noche del crimen y que certifican que tres de ellos tuvieron franjas horarias sin hacer ni recibir llamadas.