Ordenadores comerciales: 60 años echando cuentas
- El Reino Unido fue pionero en el desarrollo de la informática
- Hoy hace 60 años que se ejecutó allí el primer programa comercial
- Secretos de estado mantuvieron parte de esta historia oculta durante años
Se cumplen exactamente 60 años desde que el primer ordenador comercial del mundo entrara en servicio. Y no fue en los Estados Unidos, sino en el Reino Unido.
Además, y esto es casi lo más sorprendente de la historia, se trataba de un ordenador diseñado y fabricado por J. Lyons & Co. , algo así como la versión británica de los McDonalds.
Así, aquel 29 de noviembre de 1951 LEO I, Lyons Electronic Office I, se hacía cargo oficialmente de los cálculos referentes a todas las panaderías de la empresa, aunque con el tiempo fue encargándose cada vez de más tareas, incluyendo el cálculo de las nóminas o el control de inventarios.
Llevó a cabo muchas otras tareas que hoy se dan por asumidas pero que hasta entonces requerían de mucho trabajo manual o, en el mejor de los casos, de máquinas tabuladoras como las que alquilaban IBM y su competencia.
Un viaje revelador
El origen de LEO I está en un viaje que dos de los responsables de Lyons, Oliver Standingford y Raymond Thompson, realizaron por los Estados Unidos para estudiar nuevos métodos de negocios desarrollados durante la II Guerra Mundial.
Tras conocer a Herman Goldstine, uno de los creadores de ENIAC, que podría ser considerado uno de los primeros ordenadores del mundo, volvieron de ese viaje convencidos de que los ordenadores iban a revolucionar el mundo de los negocios.
“En mayo de 1949, Lyons decidió construir su propio ordenador“
Y aunque con el tiempo las cosas han cambiado mucho, en aquella época el Reino Unido estaba a la cabeza del mundo en el desarrollo de los ordenadores, con lo que Standingford y Thompson se fueron a visitar a Douglas Hartree y Maurice Wilkes en Cambridge, donde estaban trabajando en el desarrollo del EDSAC, considerado como el primer ordenador moderno de la historia.
Convencidos de la valía del trabajo de Hartree y Wilkes, sugirieron a los consejeros de Lyons que apoyaran el desarrollo del EDSAC, por lo que donaron 3.000 libras al proyecto a cambio de que uno de sus ingenieros, Ernest Lenaerts, se fuera a trabajar en él.
Una vez terminada con éxito la construcción del EDSAC en mayo de 1949, Lyons decidió construir su propio ordenador, basándose en el diseño del EDSAC. Lenaerts volvió a la empresa, y bajo la dirección de John Pinkerton se puso en marcha el proyecto que culminó con la construcción de LEO I.
Leo I y sus sucesores
LEO I fue declarado terminado en Nochebuena de 1954 y, dado su éxito y el interés expresado por otras empresas, pronto comenzó el trabajo en sus sucesores, LEO II y LEO III.
Un LEO III durante su instalación (LEO Computers Society)
Para esto se fundó LEO Computers Ltd., que no solo se encargaría de construir los nuevos modelos, sino que también sería una de las primeras en ofrecer servicios de outsourcing a otras empresas que no se podían permitir comprar su propio ordenador.
“La historia de LEO y sus herederos termina en 2002“
En 1981 aún quedaban algunos LEO III, cuyas primeras unidades fueron completadas en 1961, en servicio en la división de telefonía del servicio postal británico, que luego se convertiría en British Telecom.
Pero la historia de LEO y sus herederos termina en 2002, cuando cerró International Computers Limited (ICL), una empresa creada en 1968 mediante la fusión de distintas empresas de ordenadores británicas con el objeto de intentar plantarle cara a la competencia por parte de IBM.
Secretos de guerra
Claro que esta historia empieza también antes del EDSAC y del ENIAC, pues si el Reino Unido estaba a la cabeza del desarrollo de los ordenadores tras la II Guerra Mundial no fue por casualidad, sino porque allí, precisamente durante la guerra, se construyó el primer ordenador electrónico digital semiprogramable de la historia.
Se trataba del Colossus, una máquina diseñada por Tommy Flowers para aplicar los métodos que había creado Bill Tutte para descifrar el código Lorenz que utilizaban las fuerzas armadas alemanas para las comunicaciones entre sus mandos superiores, mucho más difícil de descifrar que el producido por las más conocidas máquinas Enigma.
“Su existencia fue secreto de estado hasta finales de los 70“
El primero de los Colossus comenzó a funcionar en diciembre de 1943, algo más de dos años antes que el ENIAC, pero tras la guerra todos ellos fueron desmantelados y su existencia fue secreto de estado hasta finales de los 70, lo que impidió que sus creadores recibieran el crédito oportuno durante muchos años.
Un 'Colossus' en funcionamiento en Bletchley Park (CC @ Wikipedia)
Afortunadamente, hoy en día se puede ver una reproducción de un Colossus Mark 2 en funcionamiento en Bletchley Park, donde durante la II Guerra Mundial estaba la principal estación de descifrado de códigos británica, y donde ahora está el Museo Nacional de la Informática.