Reino Unido e Irán, unas relaciones históricamente marcadas por la desconfianza
- El programa nuclear iraní ha sido el punto de fricción en los últimos años
- Desde 1979 hasta 1988 Reino Unido mantuvo cerrada su embajada en Teherán
- El arresto de marines británicos y la persecución a Rushdie, otros choques
El asalto de un grupo de estudiantes islámicos a la embajada británica en Teherán este martes es el último incidente de las ya tensas relaciones bilaterales entre el Reino Unido e Irán, cuya historia está marcada por el rencor y la desconfianza.
Las relaciones bilaterales se deterioraron en los últimos años por la insistencia iraní a continuar con su programa nuclear, del que Occidente sospecha que esconde objetivos militares, si bien Teherán defiende que lo hace con fines puramente civiles.
A tal punto ha llegado la sospecha, fundamentada en un reciente informe de la Organización Internacional de la Energía Atómica (OIEA) sobre el programa iraní, que el Gobierno británico decidió la semana pasada suspender las relaciones financieras entre los dos países, incluso todo contacto con el Banco Central iraní.
Teherán contestó con la aprobación por mayoría parlamentaria de una ley para rebajar las relaciones a nivel de encargado de negocios, lo que supondrá de hecho la retirada de los embajadores y una clara declaración de protesta en términos diplomáticos.
El Gobierno británico ha señalado que según las leyes internacionales, incluida la Convención de Viena, Irán está obligado a proteger a los diplomáticos y las embajadas presentes en su territorio, después de que los estudiantes arrancasen este martes la bandera británica, saquearan documentación y causaran daños materiales.
La desconfianza entre Thatcher y Jomeini
Esta nueva tensión se añade a los vaivenes que han marcado los vínculos bilaterales en los últimos sesenta años que se remontan a 1951, cuando el Gobierno iraní decidió nacionalizar, para malestar de Londres, la Compañía Petrolera Anglo-Iraní.
Desde entonces ambos países han tenido unas relaciones tormentosas, con episodios como el cierre de la embajada británica en Teherán en 1979 a raíz de la revolución islámica, el asalto a la embajada iraní en Londres en 1980, el caso del escritor anglo-indio Salman Rushdie o la detención de varios miembros de la Marina británica en Irán en 2007 acusados de entrar en aguas territoriales iraníes.
Cuando el Reino Unido cerró su legación diplomática en 1979, sus intereses frente a Irán fueron atendidos por la embajada suiza. Los dos países debieron esperar para normalizar sus relaciones hasta 1988, cuando Londres reabrió su embajada.
Sin embargo, en esos nueve años transcurridos la desconfianza marcó los vínculos entre el entonces Gobierno de Margaret Thatcher y el régimen del Ayatolá Jomeini y tuvo un momento particularmente tenso cuando seis iraníes armados asaltaron la embajada de Irán en Londres, donde tomaron a 22 personas como rehenes.
El incidente, con tintes de película de espionaje, se saldó con la muerte de uno de los rehenes cuando las fuerzas especiales británicas SAS irrumpieron en la embajada, lo que resultó en la muerte de cinco terroristas, mientras que el otro fue detenido.
El preocupante programa nuclear iraní
Un año después de la reapertura de la embajada británica en Teherán, Jomeini emitió, en febrero de 1989, una "fatwa" (condena a muerte) contra Salman Rusdhie por considerar blasfemo para el Islam su libro "Los Versos Satánicos", situación que obligó al escritor a esconderse durante años para impedir que fuera asesinado.
Este grave incidente contra un ciudadano británico motivó la ruptura de las relaciones entre los dos países, restablecidas en 1990, aunque en principio a nivel de encargado de negocios.
En septiembre de 1998, con un nuevo Gobierno en el Reino Unido, el del laborista Tony Blair, los vínculos avanzaron al rango de embajador, lo que supuso la normalización de las relaciones.
Tres años después, el entonces ministro de Exteriores, Jack Straw, viajó a Teherán y se convirtió en el primer jefe de la diplomacia británica en visitar Irán desde 1979.
Pero la aparente normalidad de los vínculos bilaterales no perduraría mucho tiempo, ya que en 2003 comenzó la creciente preocupación del Reino Unido por el desarrollo nuclear iraní.
A esto se añadió el arresto -en marzo de 2007- de 15 miembros de la Marina británica en aguas del Golfo, lo que motivó otro incidente entre los dos países, si bien acabó con la liberación de los militares por orden del presidente iraní, Mahmud Ahmadineyad, quien aseguró en rueda de prensa televisada que le hacía un "regalo" a Blair.