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La gestión de Merkel de la crisis despierta los fantasmas de la germanofobia en Francia

  • Diputados socialistas franceses comparan a Merkel con Bismarck
  • La izquierda socialista acusa a la canciller de "querer matar al euro"

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"La política a la Bismarck", "imposición" alemana, son algunos de los términos con los que en los últimos días se relaciona en Francia la política que está llevando a cabo Alemania para gestionar la crisis en la zona euro y su implicación con la Unión Europea, esto, además, está generando el riesgo de que se de un incremento de la germanofobia en una parte de la clase política francesa.

Mientras que el presidente francés, Nicolás Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, están "comprometidos" el uno con el otro sobre cómo evitar un enfretamiento con el Banco Central Europeo y las formas de superar la crisis, los funcionarios franceses han hecho suyo un vocabulario que bien podría pertenecer a la generación de sus padres o abuelos.

Desde el lado de la izquierda socialista, Aranud Montebourg ha acusado a Merkel de "querer matar al euro" y de "llevar a cabo la política de Bismarck". "La cuestión del nacionalismo alemán va a resurgir de la mano de la política 'a lo Bismarck' de la señora Merkel", sentencia Monterbour.

Los riesgos latentes

"Ha llegado el momento de asumir una confrontación política con Alemania y defender nuestros valores", concluye Monterbourg.

Pero no es el único que piensa así. El reconocido intelectual francés Emmanuel Told no ha ocultado su malestar con la política alemana y le ha dedicado calificativos de la talla de "borrachera del poder" o "rigidez mental".

Esta referencia a Otto von Bismarck, canciler en el poder durante la guerra franco-prusiana de 1870, surge después de la comparación indirecta entre Merkel y Hitler hecha por un diputado socialista.

Jean-Marie Le Guen aseguró que los reiterados encuentros entre Sarkozy y Merkel por la crisis del euro eran como “Daladier en Múnich”. De esta forma aludía al acuerdo firmado en 1938 en esa ciudad alemana entre franceses -representados por el entonces premier Edouard Daladier-, británicos e italianos con Adolf Hitler para permitir la anexión a Alemania de la región checoslovaca de los sudetes.

Tras estas impresiones el canciller francés, Alain Juppé, advertía a su vez durante una rueda de prensa de que el PS “corre el riesgo de despertar en Francia el sentimiento antialemán”.

Minimizar los riesgos

“Invocar las maniobras de Bismarck es flirtear con la germanofobia latente que aún existe en Francia, exactamente como otros lo hacen con el antisemitismo", ha sentenciado Juppé.

"Montebourg roza el nacionalismo, algo que sólo sirve para reavivar sentimientos que creíamos olvidados”, ha señalado, por su parte, el diputado ecologista europeo, de origen franco-alemán, Daniel Cohen-Bendit.

Sintiéndose directamente atacado, Montebourg salió al paso negando toda acusación de germanofobia y haciendo hincapié en que la comparación partía de otro diputado.

Por su parte, Marine Le Pen, hija del presidente del Frente Nacional (extrema derecha francesa) denunciaba la pérdida de soberanía en Europa por la política alemana.

Pero, ¿por qué este discurso ahora? Consultado por la agencia AFP, el politólogo Pascal Perrineau considera que estas declaraciones se explican "por la crisis y por el entusiasmo de las próximas elecciones".