Vauquelin, el cromo y un mineral rojo procedente de Siberia
- Nicolás Louis Vauquelin fue un destacado químico, naturalista y biólogo francés
- Alcanzó la fama por el descubrimiento del cromo y el berilio
- Fue un hombre trabajador que durante su vida ocupó varios cargos públicos
A hombros de gigantes
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El químico, mineralogista y biólogo francés Nicolás Louis Vauquelin nació en Saint André d’Hébertot, cerca de Pont L’Eveque, el 16 de mayo de 1763.
Hijo de un campesino, ayudó a su padre en el campo mientras asistía en la escuela. Su talento para el estudio fue descubierto por el cura de su pueblo quien le ayudó a colocarse de aprendiz de boticario en una farmacia de Rouen, donde tuvo su primer contacto con la química, y más tarde a marcharse a París.
En la ciudad del Sena, conoció al conde Antoine Françoise de Fourcroy, de quien fue primero su ayudante y con el tiempo, colaborador y amigo. Vauquelin no olvidó nunca la amabilidad de su protector y años más tarde él haría lo mismo con Thénard, otro hijo de campesinos.
Vauquelin trabajó más tarde como ayudante de laboratorio en el Jardin del Rey, y en 1791 se convirtió en miembro de la Academia de las Ciencias de Francia, donde impulsó la edición de Anales de Química.
Entre 1793 y 1794, coincidiendo con el periodo más duro del terror revolucionario, tuvo que marcharse de Francia por auxiliar a un soldado suizo herido en una de las revueltas.
El cromo y el berilio
En 1797 alcanzó la fama por el descubrimiento en un mineral rojo procedente de Siberia de un nuevo elemento al que llamó cromo.
El nombre, que en griego significa color, fue sugerido por Fourcroy debido a los distintos colores que presentaban sus compuestos. Vauquelin también descubrió la existencia de un nuevo elemento, el berilio, aunque no llegó a aislarlo.
Lo descubrió, en forma de óxido, en el berilo y la esmeralda. El nombre procede del latín beryllus. Y del latín berillare, es decir, refulgir como berilio, surgió el verbo brillar.
Por tener sus sales un sabor dulce se le llamó también glucina o glucinio, nombre que perduró hasta 1957, y que todavía se sigue utilizando en Francia.
En 1806, Vauquelin fue el primero en aislar un aminoácido, la asparraguina, a partir de los espárragos. También consiguió amoníaco líquido con presión atmosférica, descubrió la pectina y el ácido málico en las manzanas, aisló el ácido canfórico y el ácido quínico e investigó sobre la respiración de los insectos.
Relevancia pública
Fue un hombre muy trabajador que durante su vida ocupó varios cargos públicos. Fue inspector de minas, profesor de la Escuela de Minas en la Escuela Politénica, analista de artículos de oro y plata, profesor de química en el Colegio de Francia y en el Jardín de las Plantas.
También fue miembro del Consejo de Industria y Comercio, comisionado en leyes farmacéuticas y finalmente profesor de Química en la Facultad de Medicina, a la que accedió tras la muerte del conde de Fourcroy en 1809.
Sus lecciones iban acompañadas de prácticas de laboratorio, donde era ayudado por muchos químicos que posteriormente alcanzaron distinción.
En 1816 fue elegido miembro de la Academia Real de las Ciencias de Suecia y en 1828 inició una etapa política con su elección para la Cámara de Diputados.
Las hermanas solteras de Fourcroy permanecieron con Vauquelin, quién les devolvió el cariño que había recibido cuando era joven, al cuidar de ellas cuando fueron mayores.
Entre sus obras destacan Manual del experimentador, Institución sobre la combustión de los vegetales, Experimentos sobre la savia de los vegetales y Análisis de la sustancia cerebral”, a las que hay que añadir cerca de 400 artículos y un diccionario de química.
Su muerte se produjo el 14 de noviembre de 1829 mientras visitaba su lugar de nacimiento. El género de plantas Vauquelinia fue bautizado en su honor, así como la vauquelina, una espuma blanca de huevo asociada con la gastronomía molecular.