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La Biblioteca Nacional muestra sus tesoros en la celebración de su 300 aniversario

  • Una exposición recorre la historia de la institución
  • Destaca su colección de incunables, única en el mundo
  • Muestra joyas inéditas como cartografía, partituras y fotografía

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La Biblioteca Nacional cumple 300 años

Ni los incunables, ni las partituras antiquísimas …uno de los objetos que más atrapa la atención del visitante en la muestra es el primer ordenador portátil usado en la Biblioteca Nacional.

Fue allá por 1996 y el “mamotreto”, visto por nuestros ojos acostumbrados a la planicie de los dispositivos actuales, costó la friolera de un millón de pesetas de la época.

Un recorrido por la historia de la magna Biblioteca- desde su fundación (1711) con las colecciones francesas de Felipe V hasta el último grito en catalogación digital- es el objetivo de la exposición Biblioteca Nacional de España: 300 años haciendo historia (hasta el 15 de abril), que abre el fuego de los actos de celebración del tricentenario de la institución cultural más antigua de España y será inaugurada este martes por los reyes. Y es que pocas como ella pueden presumir de atesorar uno de los fondos más ricos e universales del mundo.

El viaje por las entrañas del gigante no es fácil y dadas las dimensiones de sus catálogos- más de 28 millones de documentos almacenados, 250 kilómetros lineales de estanterías en sus sedes de Recoletos y Alcalá de Henares- sacar a la luz algunos de sus tesoros ha requerido una intensa labor de síntesis por parte de sus organizadores.

“Ha costado montar la exposición dos años y se han sacado más de 240 obras. Aunque es imposible abarcarlo todo”, confiesa apenado el comisario, José Manuel Lucía, catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense e investigador asiduo durante más de dos décadas.

Entre las joyas expuestas abundan las curiosidades, que nos desvelan que en los riquísimos fondos “hay más que libros”. Mapas, estampas litográficas, fotografías, archivo sonoro, cartelería, códices e incunables se disputan espacio y protagonismo.

Autógrafos, música e incunables

Dentro del material gráfico acumulado destacan las colecciones de fotografía: los negativos del fotógrafo Charles Clifford que permitían observar las primeras imágenes de destinos inalcanzables como Egipto, se codean con las fotos de los grandes estudios como el de Vicente Ibáñez, que daban la oportunidad al “vulgar ciudadano” de ser estrella por un día al situarse en el escaparate junto a estampas de divas como Gloria Swanson.

De especial interés histórico es el archivo de la Guerra Civil con más de 70.000 fotografías, llegado a la Biblioteca Nacional en los 80 desde el Ministerio del Interior, que retrata la crudeza de ambos bandos enfrentados.

La Biblioteca Nacional atesora 3.500 incunables

La muestra de grandes atlas del siglo XVII permite observar de cerca el primer plano de Madrid, o desentrañar en la sección de música el primer borrador, cuajado de anotaciones, del Concierto de Aranjuez del maestro Rodrigo.

Las donaciones, una de sus principales formas de adquisición de fondos, han permitido a la Biblioteca Nacional hacerse con verdaderas rarezas como la primera edición de El Quijote, que donó en el siglo XIX un estudiante de Teruel. No en vano, la institución presume de ser la biblioteca del mundo que atesora más incunables-datados antes de 1.501-con más de 3.500 ejemplares en su haber.

La Biblioteca y el “derecho de tanteo”

“En este autógrafo se puede comprobar como el escritor Ramón Gómez de la Serna siempre escribía en cuartillas amarillas. Además, fue uno de los primeros en usar el bolígrafo para ganar en rapidez, algo que no alcanzaba con la pluma”, explica el comisario ante la sección de autógrafos;documentos manuscritos que recogen la huella de grandes autores, como Jorge Guillén del que se conserva un completo archivo personal, hasta una carta de Miguel de Unamuno desde su exilio en Fuerteventura, que se expone por primera vez.

José Manuel Lucía explica como una de las adquisiciones más recientes ha sido uno de los últimos sonetos de Miguel Hernández, “escrito a lápiz desde la cárcel”.

Es la cuarta biblioteca del mundo en riqueza de fondos

Lo que muchos visitantes desconocen es “el derecho de tanteo” del que goza la Biblioteca en las subastas para hacerse con material: “esto significa que puede pujar en el último momento”, aclara el comisario. “Así se adquirió el catálogo de Boccerini y el original de Cañas y barro de Vicente Blasco Ibáñez”, puntualiza.

Para celebrar su 300 aniversario la Biblioteca presume de sus avances tecnológicos. La institución fue una de las primeras en la catalogación informática de fondos, y es la cuarta biblioteca del mundo en calidad y riqueza de archivos. “Tan solo le aventajan la biblioteca del Congreso de EEUU, la nacional de Francia y la British Library de Reino Unido”, señalan orgullosos desde la organización.