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La pesadilla de los niños de San Ildefonso: que las bolas se resbalen

  • Llevan ensayando desde octubre y su objetivo: calmar los nervios
  • Preocupados por el segundo premio -1.250.000 euros-, "el más difícil de cantar"

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La Fábrica de Sueños de la Lotería de Navidad llega a Madrid

Johann Sebastián y  Camila, niños del Colegio de San Ildefonso, han reconocido este lunes que ya están "nerviosos" y con "miedo" de  que se les resbalen las bolas el próximo 22 de diciembre, cuando  miles de personas les estarán observando a través del televisor durante el gran Sorteo de la Lotería de Navidad.

Estos chicos han participado este lunes en un recorrido por el  edificio de la 'Fábrica de los sueños', que ha abierto sus puertas en  el número 42 de la calle Cervantes (Madrid) y que se convertirá en  una nueva alternativa de ocio dentro del programa navideño que  preparar cada año el Ayuntamiento de Madrid hasta el 21 de diciembre,  el día previo al sorteo de Navidad.

Johann Sebastián es de Ecuador y tiene 10 años y, como en el caso  de Camila, de Bolivia y un año mayor que su compañero, será la  primera vez que participe en el sorteo. Sin embargo, parece tener muy  claro que este año va a cantar el gordo y ya ensayaba ante las  cámaras. "Llevamos ensayando desde octubre y siempre me imagino ese  momento, cuando cante los 4 millones de euros, intentando contener la  alegría".

A los niños lo que más les asusta es que se les caiga alguna de  las bolas. "Son pequeñas y se resbalan", explican. Además, aseguran  que resulta difícil enseñarlo bien a la cámara y se muestran  preocupados por el segundo premio -los 1.250.000 euros- porque,  según ellos, "es el más difícil de cantar".

Camila, por su parte, cuenta los consejos de la  familia y los amigos. "Nos dicen que suerte, que lo hagamos lo mejor  posible y que no nos preocupemos, que nos va a salir bien", ha  recordado. Pero los nervios no siempre se pueden controlar y Camila  ya adelanta que la noche anterior al sorteo no podrá dormir.

Otra de las cosas que más "ilusión" les hace es dar un premio "a  quienes más lo necesiten". Los niños asienten cuando se les pregunta  por la crisis porque, según afirman, es una palabra que han oído  muchas veces en casa. "Estamos contentos porque puede ser que le  toque a nuestra familia, a los amigos o a alguien que lo necesite",  han concluido.