'Informe Semanal' resume los acontecimientos más importantes de 2011
Una profecía del calendario maya fija el fin de la civilización humana para el 21 de diciembre del año 2012. Por fortuna para los habitantes del planeta tierra, hasta la fecha no se han cumplido ninguno de los apocalípticos augurios que profetas y demiurgos vienen anunciado desde la noche de los tiempos.
Pero de ser ciertas las predicciones de la extinta civilización maya, habría que pensar que 2011 ha cumplido de sobra con su función de prolegómeno. Pocos años menos calmados y con más sobresaltos que el que ahora termina. Nada, ni la política ni la economía, parecen haber dado tregua.
Ni siquiera la naturaleza, empeñada en demostrar que, pese a los estragos a la que está sometida por los habitantes del planeta, conserva intacta su capacidad de protesta: tsunamis, terremotos, volcanes que vuelven a la vida, sequías que causan la muerte de miles de personas...
1 año, 12 meses, 52 semanas, 365 días. Cada país hace de 2011 su particular lectura y para España ha sido un año más de dificultades económicas, con el paro por las nubes y dos procesos electorales que han teñido de azul, el color del Partido Popular, el mapa de España.
Pero también ha sido el año del fin anunciado de ETA, sin duda una de las mejores noticias de 2011. Un anuncio que se ha retrasado durante más de medio siglo y que llegó a las redacciones de todo el mundo el pasado 20 de octubre.
Informe Semanal trata de resumir en poco más de una hora los acontecimientos que han marcado el pulso del país y del planeta en el que vivimos.
2011, un año para pasar página
Cinco millones de parados, mercados al rojo vivo, 2 procesos electorales, un vuelco político sin precedentes... Para los españoles el año político ha estado más movido de la cuenta.
La situación económica y el desgaste del gobierno que presidía José Luis Rodríguez Zapatero invitaron, finalmente, a adelantar las elecciones. Pero el candidato socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba no pudo, pese a su valoración en las encuestas, acortar la enorme distancia que separaba al PSOE del Partido Popular que ya se había impuesto en los comicios municipales y autonómicos de mayo.
Con el PP ganador por mayoría absoluta, las nuevas Cortes serán, paradójicamente, las que tengan una oposición más plural incluido el regreso de la izquierda abertzale a la cámara legislativa ahora bajo la denominación de Amaiur.
La vuelta a la política está vinculada a la que sin duda, ha sido una de las grandes noticias del año: el anuncio de ETA de poner fin a más de medio siglo de muerte y terror.
Derrotada policial y judicialmente, ETA –con sus efectivos mermados-, anunciaba en octubre el abandono de su mortífera actividad. Y aunque faltan por resolverse importantes aspectos, como la situación de las víctimas y la reconciliación de una sociedad fracturada, la noticia fue un torrente de esperanza.
Año de indignados, un movimiento que se ha exportado a otros países y año de recortes, algunos como los sanitarios especialmente importantes en varias autonomías.
Y en el terreno judicial asuntos pendientes: desde el juicio a Francisco Camps por el llamado asunto de los trajes, al caso Campeón en manos del Supremo por afectar a José Blanco. Sin olvidar el caso Palmanova que ha provocado una situación sin precedentes en la Casa Real, al afectar directamente al marido de la Infanta Cristina, Iñaki Urdangarín cuya imputación se da casi por segura.
El año que vivimos revolucionariamente
El 14 de enero una gran multitud se manifestaba frente al Ministerio de Interior de Túnez pidiendo democracia.
Fue el último día de la dictadura de Ben Alí y de alguna manera el inicio de la primavera árabe que se extendería hacia Egipto, Libia, Siria... Sin embargo, las revueltas no están teniendo el desenlace que algunos auguraban y en Libia se desencadenó una auténtica guerra civil que terminó con la muerte despiadada de Gadafi.
También fue el año de la muerte de Osama Bin Laden, el enemigo número uno. Pero el terror tuvo otros rostros, como el ultraderechista autor de la matanza de 76 personas en Noruega.
Y para los europeos, 2011 ha sido el de los sobresaltos financieros, con el euro cuestionado, Grecia en ruinas y otros países, entre ellos Italia y España en el punto de mira. Nunca la política había dejado tanto paso a los mercados, aparentemente los vencedores de una crisis que continúa.
Terremotos, volcanes y 7.000 millones
En 2011, el planeta vio nacer a su ciudadano 7.000 millones y como si quisiera advertirle de que llega a un mundo convulso le recibió con una sinfonía de desastres naturales: desde el tsunami que arrasó el norte del Japón, al volcán submarino de la isla del Hierro o el terremoto que dejó en la calle a centenares de vecinos de Lorca.
También fue el año de la llamada 'crisis del pepino', que puso en jaque a las hortalizas españolas y que se saldó positivamente, tras demostrarse que los productos de nuestra huerta no estaban contaminados.
Vino el Papa y miles de jóvenes llenaron las calles. Por millones se contaron también los turistas en un año excelente para un sector vital de la economía. Descendieron las víctimas de tráfico y supimos que una partícula subatómica podría viajar, si se confirma el experimento, a más velocidad que la luz.
Pero otras noticias, como la hambruna de África o el secuestro de cooperantes españoles, todavía cautivos, nos recordaron que aunque el mundo avanza no siempre lo hace en la dirección correcta.
La exposición... del año
La cultura y los deportes nos han deparado algunas de las noticias más hermosas del año.
El Hermitage y el Museo del Prado intercambiaban obra y permitían que muchas personas pudieran disfrutar de cerca, piezas de inmenso valor expuestas a miles de kilómetros de distancia.
También pudimos disfrutar de "La dama del Armiño", la joya más preciada de Polonia, y una de las escasas pinturas de Leonardo Da Vinci.
La Biblioteca Nacional cumplió 300 años e Informe Semanal tuvo acceso a sus rincones más secretos: libros centenarios y códigos tan valiosos como el Calixtino desaparecido de la catedral de Santiago y de cuyo paradero nada se sabe.
Almodóvar volvía a las pantallas con La piel que habito y Fernando Trueba ganaba el premio europeo a la mejor película de animación por Chico y Rita.
Otro cineasta, Alex de la Iglesia dejaba la Presidencia de la Academia de Cine tras la polémica desatada a propósito de la llamada 'Ley Sinde' que regulará las descargas de Internet y que, por cierto, ha quedado aparcada.
Los deportes han traído grandes momentos. El equipo español de Tenis, con Rafa Nadal, conseguía su quinta Copa Davis. El Barça ganaba su tercera liga consecutiva y Alberto Contador ganaba el Giro.
Nombres propios como Antonio López, cuya antológica triunfaba en Madrid y en Bilbao; el chileno Nicanor Parra, flamante Premio Cervantes o Stephane Hessel cuyo libro Indignaos invitaba a la rebelión pacífica contra un mundo dominado por los mercados.